Cuando una persona respira las bacterias de la tuberculosis, estas pueden alojarse en los pulmones y comenzar a proliferar. Desde allí se pueden desplazar por la sangre hacia otras parte del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.
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Cuando una persona respira las bacterias de la tuberculosis, estas pueden alojarse en los pulmones y comenzar a proliferar. Desde allí se pueden desplazar por la sangre hacia otras parte del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.