Existen distintos criterios para encuadrar una empresa en función de su tamaño como pequeña, mediana o grande
Tradicionalmente, las empresas se clasifican según su tamaño en pequeñas, medianas y grandes. Como ya sabemos, al conjunto de las dos primeras se le denomina de forma abreviada pymes (pequeñas y medianas empresas). Además, últimamente se les ha sumado a estos tres grupos un cuarto: las microempresas, que también se incluyen en las pymes.
El hecho de que una empresa se encuadre en uno de estos cuatro grupos es bastante importante ya que, por ejemplo, existen muchas subvenciones públicas para las pymes de las que no pueden disfrutar las empresas de mayor tamaño, y para que una empresa pueda acogerse a ellas debe demostrar su condición de pyme.
Criterios para la clasificación de empresas por tamaño
Existen varios criterios para realizar esta clasificación de empresas. Algunos de ellos son los siguientes:
Criterio económico: clasifica a las empresas en función de su volumen de facturación, es decir, de los ingresos obtenidos por las ventas.
Criterio técnico: es el nivel tecnológico, esto es la innovación en capital.
Criterio patrimonial: se basa en el patrimonio que las empresas tienen: bienes, derechos y obligaciones.
Criterio organizativo: se refiere al número de trabajadores de la empresa y a su organización.
Normalmente, el criterio más utilizado es el organizativo, referente al número de trabajadores.
En este sentido, la ley 5/2015, de fomento de la financiación empresarial, señala que una microempresa es aquella que tiene menos de diez trabajadores y un volumen de facturación anual inferior a dos millones de euros o un activo total inferior a dos millones de euros; una pequeña empresa es la que tiene un máximo de 49 trabajadores y un volumen de facturación o total de activo inferior a diez millones de euros; y las medianas empresas son las que tienen menos de 250 trabajadores y un volumen de facturación inferior a cincuenta millones de euros o un activo menor a 43 millones de euros. Mientras tanto, las grandes empresas son aquellas que sobrepasan estos parámetros.
Respuesta:
Clasificación de empresas según su tamaño
Existen distintos criterios para encuadrar una empresa en función de su tamaño como pequeña, mediana o grande
Tradicionalmente, las empresas se clasifican según su tamaño en pequeñas, medianas y grandes. Como ya sabemos, al conjunto de las dos primeras se le denomina de forma abreviada pymes (pequeñas y medianas empresas). Además, últimamente se les ha sumado a estos tres grupos un cuarto: las microempresas, que también se incluyen en las pymes.
El hecho de que una empresa se encuadre en uno de estos cuatro grupos es bastante importante ya que, por ejemplo, existen muchas subvenciones públicas para las pymes de las que no pueden disfrutar las empresas de mayor tamaño, y para que una empresa pueda acogerse a ellas debe demostrar su condición de pyme.
Criterios para la clasificación de empresas por tamaño
Existen varios criterios para realizar esta clasificación de empresas. Algunos de ellos son los siguientes:
Criterio económico: clasifica a las empresas en función de su volumen de facturación, es decir, de los ingresos obtenidos por las ventas.
Criterio técnico: es el nivel tecnológico, esto es la innovación en capital.
Criterio patrimonial: se basa en el patrimonio que las empresas tienen: bienes, derechos y obligaciones.
Criterio organizativo: se refiere al número de trabajadores de la empresa y a su organización.
Normalmente, el criterio más utilizado es el organizativo, referente al número de trabajadores.
En este sentido, la ley 5/2015, de fomento de la financiación empresarial, señala que una microempresa es aquella que tiene menos de diez trabajadores y un volumen de facturación anual inferior a dos millones de euros o un activo total inferior a dos millones de euros; una pequeña empresa es la que tiene un máximo de 49 trabajadores y un volumen de facturación o total de activo inferior a diez millones de euros; y las medianas empresas son las que tienen menos de 250 trabajadores y un volumen de facturación inferior a cincuenta millones de euros o un activo menor a 43 millones de euros. Mientras tanto, las grandes empresas son aquellas que sobrepasan estos parámetros.
Explicación:
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