La mayor característica de los gobiernos radicales fue la implementación de una política desarrollista tendiente a industrializar al país mediante la estrategia de la sustitución de importaciones. De esta forma los nuevos gobiernos intentaron incentivar el crecimiento de la industria nacional y de generar nuevas fuentes de empleo, con el propósito de mejorar las condiciones de vida de la población chilena y de evitar que el descontento social fuera aprovechado por movimientos antisistémicos que pusieran en jaque el orden institucional, tal como ocurrió en la etapa conocida como Anarquía Chica.
La mayor característica de los gobiernos radicales fue la implementación de una política desarrollista tendiente a industrializar al país mediante la estrategia de la sustitución de importaciones. De esta forma los nuevos gobiernos intentaron incentivar el crecimiento de la industria nacional y de generar nuevas fuentes de empleo, con el propósito de mejorar las condiciones de vida de la población chilena y de evitar que el descontento social fuera aprovechado por movimientos antisistémicos que pusieran en jaque el orden institucional, tal como ocurrió en la etapa conocida como Anarquía Chica.