Las causas principales de la guerra fueron: la anexión de la República de Texas llevada a cabo el 29 de diciembre de 1845 por Estados Unidos, las reclamaciones de aquellos ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano, que habían sido heridos y sus propiedades arrasadas durante los frecuentes enfrentamientos civiles entre liberales y conservadores mexicanos en esta época, el deseo de Estados Unidos de adquirir California y Nuevo México donde se había creado un grupo autonomista que se oponía a la centralización impuesta por los conservadores mexicanos a través de las denominadas Siete Leyes, de 1836, y de la consiguiente instauración de la República de carácter centralista en México.
EL ORIGEN INMEDIATO DE LA GUERRA
En noviembre de 1845, el presidente James K. Polk envió al diplomático John Slidell a México para negociar una modificación de las fronteras, a cambio de la asunción por el gobierno de Estados Unidos de las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México, y también para hacer una oferta de compra de California y Nuevo México. Las autoridades mexicanas rehusaron negociar con Slidell a pesar de su debilidad interna, fruto del enfrentamiento abierto entre liberales federalistas y conservadores centralistas y del tesoro exhausto tras la guerra en Texas y la llamada guerra de los Pasteles, y del hecho de haber sofocado la sublevación de Yucatán y otros intentos secesionistas en Sonora y Tamaulipas. Tropas estadounidenses al mando del general Zachary Taylor avanzaron hacia la desembocadura del río Grande del Norte que Texas consideraba su frontera meridional. México, que reclamaba como auténtica frontera el río Nueces (al noreste de río Grande del Norte), consideró la maniobra del ejército de Taylor como un acto de agresión, por lo que en abril de 1846 envió tropas hacia esa zona. A su vez, el presidente Polk afirmó que el avance mexicano era una invasión del territorio de Estados Unidos y presionó en el Congreso, que declaró formalmente la guerra a México el 13 de mayo de 1846. México, por su parte, hizo el 7 de julio de 1846 su propia declaración de guerra.
EL DESARROLLO DEL CONFLICTO
El plan de la campaña militar estadounidense constaba de tres objetivos: la invasión del norte de México llevada a cabo por Taylor; la ocupación de Nuevo México y California por tropas al mando del coronel Stephen Watts Kearny; y el bloqueo de las costas mexicanas. Incluso antes de que se declarara oficialmente la guerra, Taylor ya había derrotado a los mexicanos en las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma, obligándoles a retroceder hacia el río Grande del Norte; fue cuando entró a México, ocupó Matamoros el 18 de mayo, conquistó Monterrey y se enfrentó a las fuerzas mexicanas, al mando del general y presidente Antonio López de Santa Anna, en la batalla de Buena Vista. Kearny ocupó lo que hoy es Nuevo México y se internóe en California, participó en la conquista de ese territorio. Bajo el mando del comodoro John Drake Sloat y del capitán John Charles Frémont, California ya había declarado su independencia de México, siendo declarado en julio de 1846 territorio de Estados Unidos.
México se negó a reconocer su derrota, por lo que Estados Unidos decidió enviar una expedición militar para conquistar la capital mexicana y poner así fin a la guerra. Tras un prolongado y cruento cañoneo de la ciudad, las tropas estadounidenses al mando del general Winfield Scott, que había desembarcado el 9 de febrero con 13.000 hombres, conquistaron Veracruz y derrotaron a los mexicanos que al mando del general Santa Anna le esperaban en Cerro Gordo, y posteriormente en Contreras y Churubusco. Más tarde, ocuparon Casa Mata y Molino del Rey; tomaron al asalto el castillo situado en el cerro de Chapultepec a pesar de la tenaz resistencia de los cadetes del Colegio Militar (los Niños Héroes), ruta de acceso a la ciudad de México, que cayó el 14 de septiembre de 1847.
LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado el 2 de febrero de 1848, restableció la paz, que supuso para México la pérdida de más de la mitad de su territorio original. El río Grande del Norte se convirtió en la frontera meridional de Texas, mientras que California y Nuevo México fueron cedidos a Estados Unidos. Estados Unidos le quito a México la suma de 15 millones de dólares, que se pagarían en cinco plazos anuales, y se comprometió a solucionar todas las reclamaciones de sus ciudadanos contra México, que superaban los 3,5 millones de dólares.
La guerra con Estados Unidos supuso para México la pérdida de más del 55% de su territorio (2.400.000 km2), en tanto que Estados Unidos, cumpliendo con la doctrina del destino manifiesto, proclamada por John L. Sullivan en 1845, se anexionó tierras de enormes riquezas agrícolas, mineras y petroleras, puertos excelentes y logró una dominante situación estratégica y geopolítica mundial.
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Las causas principales de la guerra fueron: la anexión de la República de Texas llevada a cabo el 29 de diciembre de 1845 por Estados Unidos, las reclamaciones de aquellos ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano, que habían sido heridos y sus propiedades arrasadas durante los frecuentes enfrentamientos civiles entre liberales y conservadores mexicanos en esta época, el deseo de Estados Unidos de adquirir California y Nuevo México donde se había creado un grupo autonomista que se oponía a la centralización impuesta por los conservadores mexicanos a través de las denominadas Siete Leyes, de 1836, y de la consiguiente instauración de la República de carácter centralista en México.
EL ORIGEN INMEDIATO DE LA GUERRA
En noviembre de 1845, el presidente James K. Polk envió al diplomático John Slidell a México para negociar una modificación de las fronteras, a cambio de la asunción por el gobierno de Estados Unidos de las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México, y también para hacer una oferta de compra de California y Nuevo México. Las autoridades mexicanas rehusaron negociar con Slidell a pesar de su debilidad interna, fruto del enfrentamiento abierto entre liberales federalistas y conservadores centralistas y del tesoro exhausto tras la guerra en Texas y la llamada guerra de los Pasteles, y del hecho de haber sofocado la sublevación de Yucatán y otros intentos secesionistas en Sonora y Tamaulipas. Tropas estadounidenses al mando del general Zachary Taylor avanzaron hacia la desembocadura del río Grande del Norte que Texas consideraba su frontera meridional. México, que reclamaba como auténtica frontera el río Nueces (al noreste de río Grande del Norte), consideró la maniobra del ejército de Taylor como un acto de agresión, por lo que en abril de 1846 envió tropas hacia esa zona. A su vez, el presidente Polk afirmó que el avance mexicano era una invasión del territorio de Estados Unidos y presionó en el Congreso, que declaró formalmente la guerra a México el 13 de mayo de 1846. México, por su parte, hizo el 7 de julio de 1846 su propia declaración de guerra.
EL DESARROLLO DEL CONFLICTO
El plan de la campaña militar estadounidense constaba de tres objetivos: la invasión del norte de México llevada a cabo por Taylor; la ocupación de Nuevo México y California por tropas al mando del coronel Stephen Watts Kearny; y el bloqueo de las costas mexicanas. Incluso antes de que se declarara oficialmente la guerra, Taylor ya había derrotado a los mexicanos en las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma, obligándoles a retroceder hacia el río Grande del Norte; fue cuando entró a México, ocupó Matamoros el 18 de mayo, conquistó Monterrey y se enfrentó a las fuerzas mexicanas, al mando del general y presidente Antonio López de Santa Anna, en la batalla de Buena Vista. Kearny ocupó lo que hoy es Nuevo México y se internóe en California, participó en la conquista de ese territorio. Bajo el mando del comodoro John Drake Sloat y del capitán John Charles Frémont, California ya había declarado su independencia de México, siendo declarado en julio de 1846 territorio de Estados Unidos.
México se negó a reconocer su derrota, por lo que Estados Unidos decidió enviar una expedición militar para conquistar la capital mexicana y poner así fin a la guerra. Tras un prolongado y cruento cañoneo de la ciudad, las tropas estadounidenses al mando del general Winfield Scott, que había desembarcado el 9 de febrero con 13.000 hombres, conquistaron Veracruz y derrotaron a los mexicanos que al mando del general Santa Anna le esperaban en Cerro Gordo, y posteriormente en Contreras y Churubusco. Más tarde, ocuparon Casa Mata y Molino del Rey; tomaron al asalto el castillo situado en el cerro de Chapultepec a pesar de la tenaz resistencia de los cadetes del Colegio Militar (los Niños Héroes), ruta de acceso a la ciudad de México, que cayó el 14 de septiembre de 1847.
LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado el 2 de febrero de 1848, restableció la paz, que supuso para México la pérdida de más de la mitad de su territorio original. El río Grande del Norte se convirtió en la frontera meridional de Texas, mientras que California y Nuevo México fueron cedidos a Estados Unidos. Estados Unidos le quito a México la suma de 15 millones de dólares, que se pagarían en cinco plazos anuales, y se comprometió a solucionar todas las reclamaciones de sus ciudadanos contra México, que superaban los 3,5 millones de dólares.
La guerra con Estados Unidos supuso para México la pérdida de más del 55% de su territorio (2.400.000 km2), en tanto que Estados Unidos, cumpliendo con la doctrina del destino manifiesto, proclamada por John L. Sullivan en 1845, se anexionó tierras de enormes riquezas agrícolas, mineras y petroleras, puertos excelentes y logró una dominante situación estratégica y geopolítica mundial.