Respuesta:Se conoce como el proceso de surgimiento del Estado argentino al período de la historia de la Argentina durante el cual la autoridad de la monarquía española llega a su fin en el virreinato del Río de la Plata, cuando se disgrega en diversas unidades políticas y se produce la conformación jurídico-política de lo que hoy es la República Argentina. Con el primer antecedente en las invasiones inglesas, este proceso se inicia propiamente con la Revolución de Mayo y culmina con la sanción de la Constitución Nacional en 1853.
Nuestro país a lo largo de su historia se consolidó como un Estado y como tal, cuenta con un territorio delimitado, con límites y fronteras establecidas, en el que habita su población. El Estado tiene la capacidad de ejercer su autoridad y el control de manera exclusiva dentro del territorio nacional, por ejemplo, estableciendo leyes que se apliquen dentro del país. Por eso se dice que el Estado argentino es soberano, dado que ejerce el derecho de soberanía sobre su territorio.
Por otra parte, a lo largo de la historia, el Estado argentino ha ayudado a generar en algunos casos y reforzar en otros, los vínculos de pertenencia entre los habitantes y el país, fomentando una identidad nacional. Hay un conjunto de valores, ideas y creencias, que más allá de la diversidad que existe entre los habitantes del país, son compartidos por gran parte de los argentinos y contribuyen a fortalecer la idea de pertenencia a un mismo grupo, la nación argentina.
Como vemos, podemos pensar a la Nación como una comunidad imaginada de personas que conviven dentro de un territorio, cuyos integrantes se conciben como parte de una identidad común.
A su vez, el uso de una lengua oficial y el reconocimiento de algunos símbolos creados por el Estado, como la Bandera, refuerzan la idea de pertenencia y permiten diferenciar a la sociedad argentina de otras. Tanto la Bandera, como el Escudo nacional por ejemplo, son símbolos, es decir objetos a los que se les adjudica un valor o significado específico, de manera que sirvan para identificarnos como miembros de una misma Nación.
Respuesta:Se conoce como el proceso de surgimiento del Estado argentino al período de la historia de la Argentina durante el cual la autoridad de la monarquía española llega a su fin en el virreinato del Río de la Plata, cuando se disgrega en diversas unidades políticas y se produce la conformación jurídico-política de lo que hoy es la República Argentina. Con el primer antecedente en las invasiones inglesas, este proceso se inicia propiamente con la Revolución de Mayo y culmina con la sanción de la Constitución Nacional en 1853.
Nuestro país a lo largo de su historia se consolidó como un Estado y como tal, cuenta con un territorio delimitado, con límites y fronteras establecidas, en el que habita su población. El Estado tiene la capacidad de ejercer su autoridad y el control de manera exclusiva dentro del territorio nacional, por ejemplo, estableciendo leyes que se apliquen dentro del país. Por eso se dice que el Estado argentino es soberano, dado que ejerce el derecho de soberanía sobre su territorio.
Por otra parte, a lo largo de la historia, el Estado argentino ha ayudado a generar en algunos casos y reforzar en otros, los vínculos de pertenencia entre los habitantes y el país, fomentando una identidad nacional. Hay un conjunto de valores, ideas y creencias, que más allá de la diversidad que existe entre los habitantes del país, son compartidos por gran parte de los argentinos y contribuyen a fortalecer la idea de pertenencia a un mismo grupo, la nación argentina.
Como vemos, podemos pensar a la Nación como una comunidad imaginada de personas que conviven dentro de un territorio, cuyos integrantes se conciben como parte de una identidad común.
A su vez, el uso de una lengua oficial y el reconocimiento de algunos símbolos creados por el Estado, como la Bandera, refuerzan la idea de pertenencia y permiten diferenciar a la sociedad argentina de otras. Tanto la Bandera, como el Escudo nacional por ejemplo, son símbolos, es decir objetos a los que se les adjudica un valor o significado específico, de manera que sirvan para identificarnos como miembros de una misma Nación.
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