santysalas10
Alem estableció desde los inicios dos pilares de la causa radical: Considerar a la política como una concepción ética de la vida y defender el federalismo como forma de vida autónoma argentina que garantiza libertad ciudadana y soberania nacional. Considera a la moral como única forma de regular la vida de las sociedades. Rechaza la sociedad materialista, enaltece los ideales. Alem prefiere la vida modesta pero libre a una materialmente más elevada pero sujeta al dominio de los poderosos. Los fundadores entienden al radicalismo como la tendencia histórica que encarna la perspectiva nacionalista, federal, democrática y popular.
El pensador extranjero que más influenció al radicalismo fue Karl Krause, quién sostenía que el verdadero fundamento de la moral se encontraba en las asociaciones de finalidad universal como las familias y las naciones. El ideal de la humanidad no se podía dar por el dominio de un estado sobre otro o del estado sobre los individuos, sino las federaciones que permitan el libre despliegue de sus peculiaridades. Por supuesto que todo esto no podía darse sin elecciones libres donde todo el pueblo participara, por ello el radicalismo lucha incansablemente para alcanzarlo.
A su vez el pensamiento krausista-yrigoyenista pone en el centro de las preocupaciones el bienestar del hombre en contra del pensamiento materialista aplicado por el régimen del hombre como engranaje de la cadena de producción. El radicalismo lucha por el sufragio libre, y la participación popular en la vida de la república, pero concibe a la democracia como la libertad de sufragio y participación que asegure a su vez un mínimo de bienestar para el pueblo, luego denominada "democracia social". Durante los gobiernos de Yrigoyen se incorporan como principios doctrinarios, la reforma económica, social y universitaria, con un compromiso inalterable con los que menos tienen. Los contenidos económicos y sociales de lucha por la liberación popular y repudio al imperialismo, son incorporados expresamente por la declaración de Avellaneda. Se rechazan todas las dictaduras, y se reclama por las libertades públicas y el respeto por los derechos humanos.
Considerar a la política como una concepción ética de la vida y defender el federalismo como forma de vida autónoma argentina que garantiza libertad ciudadana y soberania nacional.
Considera a la moral como única forma de regular la vida de las sociedades. Rechaza la sociedad materialista, enaltece los ideales. Alem prefiere la vida modesta pero libre a una materialmente más elevada pero sujeta al dominio de los poderosos.
Los fundadores entienden al radicalismo como la tendencia histórica que encarna la perspectiva nacionalista, federal, democrática y popular.
El pensador extranjero que más influenció al radicalismo fue Karl Krause, quién sostenía que el verdadero fundamento de la moral se encontraba en las asociaciones de finalidad universal como las familias y las naciones. El ideal de la humanidad no se podía dar por el dominio de un estado sobre otro o del estado sobre los individuos, sino las federaciones que permitan el libre despliegue de sus peculiaridades. Por supuesto que todo esto no podía darse sin elecciones libres donde todo el pueblo participara, por ello el radicalismo lucha incansablemente para alcanzarlo.
A su vez el pensamiento krausista-yrigoyenista pone en el centro de las preocupaciones el bienestar del hombre en contra del pensamiento materialista aplicado por el régimen del hombre como engranaje de la cadena de producción.
El radicalismo lucha por el sufragio libre, y la participación popular en la vida de la república, pero concibe a la democracia como la libertad de sufragio y participación que asegure a su vez un mínimo de bienestar para el pueblo, luego denominada "democracia social".
Durante los gobiernos de Yrigoyen se incorporan como principios doctrinarios, la reforma económica, social y universitaria, con un compromiso inalterable con los que menos tienen.
Los contenidos económicos y sociales de lucha por la liberación popular y repudio al imperialismo, son incorporados expresamente por la declaración de Avellaneda. Se rechazan todas las dictaduras, y se reclama por las libertades públicas y el respeto por los derechos humanos.