Carlos recibe de sus compañeros $350.000, $10.000; $110.000; $230.000 como regalo de cumpleaños, al verificar cuánto dinero recogió, encontró que dicha cantidad era de
Daniel sonreía como si estuviera abriendo un regalo”, dice Piedad Bonnet en su libro Lo que no tiene nombre. Usa esta analogía para describir la alegría que su hijo sintió en algún momento de su vida.
“Menciono esta frase", dice la educadora de párvulos Marta Ycaza Oehlke, “porque creo que abrir un regalo sorpresa es uno de los recuerdos más felices de nuestra infancia. Después de más de cuarenta años todavía recuerdo una regadera que recibí a los 9 años. Me encantaba porque podía imitar a mi mamá regando las plantas”.
Otro recuerdo que salta a su mente es ver a una de sus hijas recibiendo un regalo de la tía: la impaciencia por desenvolverlo, la cara de alegría al encontrarse con la muñeca que tanto deseaba y el mejor regalo para quien lo dio, ese abrazo de agradecimiento. “Esos paquetes escondidos bajo papeles coloridos tienen el poder de desatar miles de emociones. El dar, recibir y agradecer también se puede envolver”.
La educadora no recuerda en qué momento ese ritual empezó a transformarse en “dejar el paquete en un balde gigante a la entrada de la fiesta, como quien deja un cupón para un sorteo”. Con esta tradición, dice, el niño nunca sabrá quién de sus amigos le dio esa pelota con la que tanto se entretiene o los chocolates con los que se empachó. “Ese tarro gigante, caja de regalos impersonales, se tragó miradas cómplices, abrazos, besos, agradecimientos y risas”.
Respuesta:
Daniel sonreía como si estuviera abriendo un regalo”, dice Piedad Bonnet en su libro Lo que no tiene nombre. Usa esta analogía para describir la alegría que su hijo sintió en algún momento de su vida.
“Menciono esta frase", dice la educadora de párvulos Marta Ycaza Oehlke, “porque creo que abrir un regalo sorpresa es uno de los recuerdos más felices de nuestra infancia. Después de más de cuarenta años todavía recuerdo una regadera que recibí a los 9 años. Me encantaba porque podía imitar a mi mamá regando las plantas”.
Otro recuerdo que salta a su mente es ver a una de sus hijas recibiendo un regalo de la tía: la impaciencia por desenvolverlo, la cara de alegría al encontrarse con la muñeca que tanto deseaba y el mejor regalo para quien lo dio, ese abrazo de agradecimiento. “Esos paquetes escondidos bajo papeles coloridos tienen el poder de desatar miles de emociones. El dar, recibir y agradecer también se puede envolver”.
La educadora no recuerda en qué momento ese ritual empezó a transformarse en “dejar el paquete en un balde gigante a la entrada de la fiesta, como quien deja un cupón para un sorteo”. Con esta tradición, dice, el niño nunca sabrá quién de sus amigos le dio esa pelota con la que tanto se entretiene o los chocolates con los que se empachó. “Ese tarro gigante, caja de regalos impersonales, se tragó miradas cómplices, abrazos, besos, agradecimientos y risas”.
Explicación:
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Hola!
Explicación:
$350.000 + $10.000 + $110.000 + $230.000 = $700,000
Espero haberte ayudado !