El presente trabajo de investigación corresponde en su mayor parte a todo lo acontecido en Venezuela en los años 60, década que sacudió al mundo aquellos años significaron cambios y más cambios: en la escena política, en lo social, cultural; en nuestro comportamiento y gusto musical, entre otros también de gran importancia.
Comenzaremos con el aspecto político el cual le corresponde a Rómulo Betancourt presidir el país en un período caracterizado por huelgas, protestas callejeras, intentos de golpes de Estado, divisiones de su partido, insurrecciones cívico-militares, guerrilla urbana y campesina, suspensión de garantías constitucionales, inhabilitación de partidos políticos y atentados contra su vida.
En la televisión aparecen entonces Víctor Saume, Musiú Lacavalerie y Renny Ottolina, animando mediodías y noches televisivas de música. También es tiempo de aparición de una oferta melómana propia, adecuada al momento: la música norteamericana compitiendo abiertamente con lo afrolatino bailable, el clásico bolero caribeño; las orquestas de baile –Billo´s Melódicos, Sanoja o Porfi, la música criolla, modernizándose mediante el talento de las hermanas Chacín, Juan Vicente Torrealba, Chelique Sarabia, Hugo Blanco o Aldemaro Romero y su Onda Nueva.
Una esencia de rock and roll de tal magnitud invade el ambiente caraqueño que, en palabras de Félix Allueva, melómano e investigador rockanrolero, "significó una irrupción violenta y un viraje en cuanto a lo que se venía haciendo en materia de música popular". Los Darts, Impala o 007: Sangre Sudor y lágrimas desde la arena del Nuevo Circo o Carlos Santana "... Oye como va, mi ritmo..." a la carga vía happening en el stadium de béisbol de la Ciudad Universitaria. De ese poderoso viraje de los 60 surge el término pop para agrupar lo no-caribeño, no-criollo, no-rock; vale decir, Mirla, Mirtha o Nancy Ramos o Lila... algo después Las Cuatro Monedas, Arelys, Patti Ross, Delia, José Luis Rodríguez, Cherry Navarro, Germán Freites, Ivo, Henry Stephen, Rudy Márquez o Trino Mora.
La década de 1960 fue de triunfos internacionales del atletismo, de tales victorias se destacan el campeonato en los Juegos Iberoamericanos, en Madrid, y el de los Panamericanos, en Sao Paulo. Como ambas victorias las obtuvieron un reducido grupo, la prensa brasilera los llamó «grupo de superdotados». En efecto, eran eso, casi todos salidos de los Juegos Deportivos de las petroleras (Shell y Creole) en Maracaibo y Oriente. El 3 de enero de 1965, Carlos «Morocho» Hernández ganó el primer campeonato mundial de boxeo profesional, tras derrotar a Eddie Perkins, en el Nuevo Circo de Caracas. Fue el primero, porque después, entre otros, ganaron títulos mundiales Antonio Gómez, Vicente Paúl Rondón, Alfredo Marcano, Betulio González y Luis «Lumumba» Estaba. Fue también la década de 1960 de la expansión del llamado «fútbol mayor» con la inserción de equipos de las colonias extranjeras residentes en el país, especialmente italiana, portuguesa y española.
En 1969, con la incorporación de las Águilas del Zulia, el béisbol profesional se juega en el centro y occidente: Caracas y La Guaira (1962), Tigres de Aragua (1965), Magallanes de Valencia, Cardenales de Lara (1967).
El presente trabajo de investigación corresponde en su mayor parte a todo lo acontecido en Venezuela en los años 60, década que sacudió al mundo aquellos años significaron cambios y más cambios: en la escena política, en lo social, cultural; en nuestro comportamiento y gusto musical, entre otros también de gran importancia.
Comenzaremos con el aspecto político el cual le corresponde a Rómulo Betancourt presidir el país en un período caracterizado por huelgas, protestas callejeras, intentos de golpes de Estado, divisiones de su partido, insurrecciones cívico-militares, guerrilla urbana y campesina, suspensión de garantías constitucionales, inhabilitación de partidos políticos y atentados contra su vida.
En la televisión aparecen entonces Víctor Saume, Musiú Lacavalerie y Renny Ottolina, animando mediodías y noches televisivas de música. También es tiempo de aparición de una oferta melómana propia, adecuada al momento: la música norteamericana compitiendo abiertamente con lo afrolatino bailable, el clásico bolero caribeño; las orquestas de baile –Billo´s Melódicos, Sanoja o Porfi, la música criolla, modernizándose mediante el talento de las hermanas Chacín, Juan Vicente Torrealba, Chelique Sarabia, Hugo Blanco o Aldemaro Romero y su Onda Nueva.
Una esencia de rock and roll de tal magnitud invade el ambiente caraqueño que, en palabras de Félix Allueva, melómano e investigador rockanrolero, "significó una irrupción violenta y un viraje en cuanto a lo que se venía haciendo en materia de música popular". Los Darts, Impala o 007: Sangre Sudor y lágrimas desde la arena del Nuevo Circo o Carlos Santana "... Oye como va, mi ritmo..." a la carga vía happening en el stadium de béisbol de la Ciudad Universitaria. De ese poderoso viraje de los 60 surge el término pop para agrupar lo no-caribeño, no-criollo, no-rock; vale decir, Mirla, Mirtha o Nancy Ramos o Lila... algo después Las Cuatro Monedas, Arelys, Patti Ross, Delia, José Luis Rodríguez, Cherry Navarro, Germán Freites, Ivo, Henry Stephen, Rudy Márquez o Trino Mora.
La década de 1960 fue de triunfos internacionales del atletismo, de tales victorias se destacan el campeonato en los Juegos Iberoamericanos, en Madrid, y el de los Panamericanos, en Sao Paulo. Como ambas victorias las obtuvieron un reducido grupo, la prensa brasilera los llamó «grupo de superdotados». En efecto, eran eso, casi todos salidos de los Juegos Deportivos de las petroleras (Shell y Creole) en Maracaibo y Oriente. El 3 de enero de 1965, Carlos «Morocho» Hernández ganó el primer campeonato mundial de boxeo profesional, tras derrotar a Eddie Perkins, en el Nuevo Circo de Caracas. Fue el primero, porque después, entre otros, ganaron títulos mundiales Antonio Gómez, Vicente Paúl Rondón, Alfredo Marcano, Betulio González y Luis «Lumumba» Estaba. Fue también la década de 1960 de la expansión del llamado «fútbol mayor» con la inserción de equipos de las colonias extranjeras residentes en el país, especialmente italiana, portuguesa y española.
En 1969, con la incorporación de las Águilas del Zulia, el béisbol profesional se juega en el centro y occidente: Caracas y La Guaira (1962), Tigres de Aragua (1965), Magallanes de Valencia, Cardenales de Lara (1967).
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