Átomo es la porción más pequeña de cualquier elemento químico, que no puede dividirse y que dispone de existencia independiente. Los átomos están compuestos por electrones que orbitan en torno a un núcleo con neutrones y protones.
Los átomos de diferentes elementos presentan distintas cantidades de protones. El número atómico (que se identifica con la letra Z, por el término alemán zahl) indica la cantidad de protones que se encuentra presente en el núcleo de un átomo. Este número, por lo tanto, se encarga de definir la configuración electrónica del átomo y permite el ordenamiento de los diversos elementos químicos en la tabla periódica, que comienza con el hidrógeno (Z=1) y sigue con el helio, el litio, el berilio, el boro, el carbono y el nitrógeno.
Asimismo tenemos que añadir que ese número de protones que existe en el núcleo de un átomo en concreto es igual al número de electrones que lo rodea en lo que se da en llamar corteza.
La lista de elementos químicos establecida en base al número atómico de los mismos podemos determinar que está encabezada por estos diez elementos: con el 1 el hidrógeno, con el número 2 el helio, el 3 es para el litio, el 4 es el berilio, el 5 lo ocupa el boro, el 6 es el carbono, el 7 el nitrógeno, el 8 el oxígeno, el 9 el flúor y el 10 el neón.
Es importante tener en cuenta que un átomo no alterado es eléctricamente neutro: esto quiere decir que su número atómico siempre será igual que su número de electrones.
Aunque la tabla periódica de los elementos suele ser atribuida a Dimitri Mendeleiev (responsable de ordenar los elementos de acuerdo a las variaciones de las propiedades químicas), quien concretó la organización según las propiedades físicas de los átomos fue Julius Lothar Meyer.
No obstante, tampoco se puede obviar el importante papel ejercido por el físico y químico inglés Henry Moseley que estableció su propia ley de los números atómicos, llamada Ley de Moseley. En 1913 fue cuando se dio a conocer la misma que establecía que existía una clara relación de tipo sistemático entre la longitud de onda de los rayos X que eran emitidos por los átomos y el número atómico de los mismos.
De esta forma, con dicho descubrimiento, este químico británico venía a oponerse o a contrarrestar las propuestas que cuatro décadas antes llevara a cabo el mencionado Mendeléiev.
Ya hemos dicho que el número de protones (expresado mediante el número atómico) es igual al número de electrones. El número másico (A), por su parte, índica el número de partículas que un átomo dispone en su núcleo. Por lo tanto, expresa la suma de los protones y los neutrones. Es posible establecer, en definitiva, la siguiente relación entre el número atómico y el número másico: A=Z+N, donde N equivale al número de neutrones.
Átomo es la porción más pequeña de cualquier elemento químico, que no puede dividirse y que dispone de existencia independiente. Los átomos están compuestos por electrones que orbitan en torno a un núcleo con neutrones y protones.
Los átomos de diferentes elementos presentan distintas cantidades de protones. El número atómico (que se identifica con la letra Z, por el término alemán zahl) indica la cantidad de protones que se encuentra presente en el núcleo de un átomo. Este número, por lo tanto, se encarga de definir la configuración electrónica del átomo y permite el ordenamiento de los diversos elementos químicos en la tabla periódica, que comienza con el hidrógeno (Z=1) y sigue con el helio, el litio, el berilio, el boro, el carbono y el nitrógeno.
Asimismo tenemos que añadir que ese número de protones que existe en el núcleo de un átomo en concreto es igual al número de electrones que lo rodea en lo que se da en llamar corteza.
La lista de elementos químicos establecida en base al número atómico de los mismos podemos determinar que está encabezada por estos diez elementos: con el 1 el hidrógeno, con el número 2 el helio, el 3 es para el litio, el 4 es el berilio, el 5 lo ocupa el boro, el 6 es el carbono, el 7 el nitrógeno, el 8 el oxígeno, el 9 el flúor y el 10 el neón.
Es importante tener en cuenta que un átomo no alterado es eléctricamente neutro: esto quiere decir que su número atómico siempre será igual que su número de electrones.
Aunque la tabla periódica de los elementos suele ser atribuida a Dimitri Mendeleiev (responsable de ordenar los elementos de acuerdo a las variaciones de las propiedades químicas), quien concretó la organización según las propiedades físicas de los átomos fue Julius Lothar Meyer.
No obstante, tampoco se puede obviar el importante papel ejercido por el físico y químico inglés Henry Moseley que estableció su propia ley de los números atómicos, llamada Ley de Moseley. En 1913 fue cuando se dio a conocer la misma que establecía que existía una clara relación de tipo sistemático entre la longitud de onda de los rayos X que eran emitidos por los átomos y el número atómico de los mismos.
De esta forma, con dicho descubrimiento, este químico británico venía a oponerse o a contrarrestar las propuestas que cuatro décadas antes llevara a cabo el mencionado Mendeléiev.
Ya hemos dicho que el número de protones (expresado mediante el número atómico) es igual al número de electrones. El número másico (A), por su parte, índica el número de partículas que un átomo dispone en su núcleo. Por lo tanto, expresa la suma de los protones y los neutrones. Es posible establecer, en definitiva, la siguiente relación entre el número atómico y el número másico: A=Z+N, donde N equivale al número de neutrones.