Como es bien sabido, los elementos más pesados de la tabla periódica se crearon en el interior de las estrellas a través del proceso de fusión nuclear y fueron esparcidos por el cosmos a través las explosiones de supernovas. Por esta razón, el estudio de la composición química del universo permite reconstruir la historia de cada una de las sustancias que han permitido que la vida apareciese en la Tierra.
En términos generales, una explosión estelar puede ocurrir de dos maneras, por lo que la proporción de los elementos químicos producidos dependerá de cada proceso. Los compuestos más ligeros, como el oxígeno y el magnesio, se originan principalmente en las explosiones de estrellas con una masa mayor de diez soles. Estos objetos son conocidos como supernovas de colapso del núcleo (core-collapse supernovae, en inglés). En cambio, las estrellas más pequeñas suelen terminar su ciclo de vida como enanas blancas, las cuales pueden expulsar una fracción de su material (“robado” a una estrella compañera y acumulado en su superficie), convirtiéndose en una supernova termonuclear o de tipo Ia. Átomos pesados como los de hierro y níquel son creados mayoritariamente por este tipo de supernovas. En el caso del sistema solar, para obtener su composición química actual se requiere aproximadamente una explosión de una supernova termonuclear por cada cinco de colapso del núcleo.
Ahora, un grupo de investigadores ha utilizado el satélite Suzaku de rayos X de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) para averiguar si la composición química del universo guarda relación con la del sistema solar o si, por el contrario, nuestro vecindario local es un lugar especial del cosmos. Para ello, en vez de estudiar los elementos producidos por cada estrella, los astrónomos han analizado el espacio intergaláctico. El motivo de esta estrategia radica en que la mayor parte de los metales no está contenida en las estrellas, sino en el gas caliente y difuso en el espacio entre las galaxias, que es visible en la banda de los de rayos X. En concreto, esta emisión proviene de los llamados cúmulos de galaxias, zonas del universo en dónde estructuras como la Vía Láctea se unen entre ellas por efecto de la gravedad.
Respuesta:
VERDADERO
Explicación:
Como es bien sabido, los elementos más pesados de la tabla periódica se crearon en el interior de las estrellas a través del proceso de fusión nuclear y fueron esparcidos por el cosmos a través las explosiones de supernovas. Por esta razón, el estudio de la composición química del universo permite reconstruir la historia de cada una de las sustancias que han permitido que la vida apareciese en la Tierra.
En términos generales, una explosión estelar puede ocurrir de dos maneras, por lo que la proporción de los elementos químicos producidos dependerá de cada proceso. Los compuestos más ligeros, como el oxígeno y el magnesio, se originan principalmente en las explosiones de estrellas con una masa mayor de diez soles. Estos objetos son conocidos como supernovas de colapso del núcleo (core-collapse supernovae, en inglés). En cambio, las estrellas más pequeñas suelen terminar su ciclo de vida como enanas blancas, las cuales pueden expulsar una fracción de su material (“robado” a una estrella compañera y acumulado en su superficie), convirtiéndose en una supernova termonuclear o de tipo Ia. Átomos pesados como los de hierro y níquel son creados mayoritariamente por este tipo de supernovas. En el caso del sistema solar, para obtener su composición química actual se requiere aproximadamente una explosión de una supernova termonuclear por cada cinco de colapso del núcleo.
Ahora, un grupo de investigadores ha utilizado el satélite Suzaku de rayos X de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) para averiguar si la composición química del universo guarda relación con la del sistema solar o si, por el contrario, nuestro vecindario local es un lugar especial del cosmos. Para ello, en vez de estudiar los elementos producidos por cada estrella, los astrónomos han analizado el espacio intergaláctico. El motivo de esta estrategia radica en que la mayor parte de los metales no está contenida en las estrellas, sino en el gas caliente y difuso en el espacio entre las galaxias, que es visible en la banda de los de rayos X. En concreto, esta emisión proviene de los llamados cúmulos de galaxias, zonas del universo en dónde estructuras como la Vía Láctea se unen entre ellas por efecto de la gravedad.