Cuando un emprendedor está definiendo el concepto de su negocio, en algún momento de la reflexión tiene que preguntarse cual va a ser su posicionamiento en términos de precios. Para que salgan las cuentas, tiene que plantearse dos escenarios extremos: o vender muy barato y mucho, o vender poco pero con un margen importante, es decir caro. Algunas personas lo han resumido en la frase “los muchos poco o los pocos mucho”. Entre estos extremos, podrá escoger entre una infinidad de posicionamiento, pero siempre con vistas a una o la otra estrategia.
Un precio barato implica tener que vender mucho
Una parte importante de los nuevos emprendedores piensan que tienen que apretar mucho sus precios, al menos al principio, para hacerse un hueco en el mercado y conquistar cliente. Desde luego es una preocupación lógica, y más en un periodo de crisis, cuando los conceptos de bajo coste tienen más éxito.
Sin embargo, para conseguir la rentabilidad deseada con un precio bajo, es necesario hacer un gran volumen de venta, y apretar los gastos. Esto los futuros empresarios lo tienen claro, pero a menudo pecan de optimistas en la elaboración de sus estimaciones de facturación. Razonan al revés: dicen “Si vendo a 5€ necesitaré vender 1.000 al mes. Bueno, parece un poco ambicioso pero creo que lo podemos conseguir”.
Respuesta:
Porque es barato y vende cosas de calidad
Explicación:
XD
Cuando un emprendedor está definiendo el concepto de su negocio, en algún momento de la reflexión tiene que preguntarse cual va a ser su posicionamiento en términos de precios. Para que salgan las cuentas, tiene que plantearse dos escenarios extremos: o vender muy barato y mucho, o vender poco pero con un margen importante, es decir caro. Algunas personas lo han resumido en la frase “los muchos poco o los pocos mucho”. Entre estos extremos, podrá escoger entre una infinidad de posicionamiento, pero siempre con vistas a una o la otra estrategia.
Un precio barato implica tener que vender mucho
Una parte importante de los nuevos emprendedores piensan que tienen que apretar mucho sus precios, al menos al principio, para hacerse un hueco en el mercado y conquistar cliente. Desde luego es una preocupación lógica, y más en un periodo de crisis, cuando los conceptos de bajo coste tienen más éxito.
Sin embargo, para conseguir la rentabilidad deseada con un precio bajo, es necesario hacer un gran volumen de venta, y apretar los gastos. Esto los futuros empresarios lo tienen claro, pero a menudo pecan de optimistas en la elaboración de sus estimaciones de facturación. Razonan al revés: dicen “Si vendo a 5€ necesitaré vender 1.000 al mes. Bueno, parece un poco ambicioso pero creo que lo podemos conseguir”.