Ese 25 de mayo de 1810 era viernes y una multitud comenzó a reunirse temprano por la mañana en los alrededores de la por entonces Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, liderados por Domingo French y Antonio Beruti, quienes decididos a conseguir la libertad del pueblo repartían distintivos entre los revolucionarios para envalentonarlos.
El pedido era único y claro: la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una Junta de gobierno, nacional.
La reunión en el Cabildo comenzó a las nueve de la mañana y entonces comprendieron que el fervor iba a ser irreprimible: la gente estaba convencida y decidida. Pero el virrey español no quería dar el brazo a torcer e insistía que su caída era evitable.
Pero desde su entorno no lo acompañaron: de hecho, fueron los capitulares quienes lograron que ratificase y formalizase los términos de su renuncia, abandonando sus pretensiones de mantenerse en el gobierno.
Tras algunas idas y vueltas, llegaba el turno de decidir cómo seguir y de instalar una junta. Entonces, surge la composición de la Primera Junta, un escrito presentado, de acuerdo a ciertos historiadores, por French y Beruti y respaldado por una enorme cantidad de firmas.
Sin embargo, otros especialistas aseguran que en verdad lo que ocurrió fue una negociación entre tres partidos que ubicaron cada uno a sus candidatos: los carlotistas, los juntistas y los milicianos.
Ese 25 de mayo de 1810 era viernes y una multitud comenzó a reunirse temprano por la mañana en los alrededores de la por entonces Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, liderados por Domingo French y Antonio Beruti, quienes decididos a conseguir la libertad del pueblo repartían distintivos entre los revolucionarios para envalentonarlos.
El pedido era único y claro: la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una Junta de gobierno, nacional.
La reunión en el Cabildo comenzó a las nueve de la mañana y entonces comprendieron que el fervor iba a ser irreprimible: la gente estaba convencida y decidida. Pero el virrey español no quería dar el brazo a torcer e insistía que su caída era evitable.
Pero desde su entorno no lo acompañaron: de hecho, fueron los capitulares quienes lograron que ratificase y formalizase los términos de su renuncia, abandonando sus pretensiones de mantenerse en el gobierno.
Tras algunas idas y vueltas, llegaba el turno de decidir cómo seguir y de instalar una junta. Entonces, surge la composición de la Primera Junta, un escrito presentado, de acuerdo a ciertos historiadores, por French y Beruti y respaldado por una enorme cantidad de firmas.
Sin embargo, otros especialistas aseguran que en verdad lo que ocurrió fue una negociación entre tres partidos que ubicaron cada uno a sus candidatos: los carlotistas, los juntistas y los milicianos.