La emergencia climática que atraviesa el planeta ahora mismo no es un dato, no es una alerta de un organismo internacional, no es una teoría científica. Los efectos del cambio climático han afectado a familias enteras que han perdido su patrimonio por un huracán, las que lloran la muerte de sus seres queridos tras un tsunami, o la comunidad indígena que perdió el lugar en el que reproduce su cultura y la vida, a causa de un incendio forestal.
Todas las personas que habitamos el planeta hemos sentido ya los efectos del cambio climático. ¿El antídoto? Nuestra capacidad de sentir empatía y amor por las otras personas y seres que habitan este planeta.
Generalmente el cambio climático no se percibe como una emergencia porque no siempre son tan evidentes sus efectos; sin embargo, el cambio climático es un problema mundial que se genera a través de prácticas empresariales poco éticas y de explotación, y de hábitos individualistas como el consumismo que afectan cada día de forma directa a los grupos de poblaciones en condición de mayor vulnerabilidad: niñas, niños, personas adultas mayores, comunidades rurales o indígenas, mujeres, familias en contexto de pobreza y animales en peligro de extinción.
¿Cómo nos afecta el cambio climático emocionalmente?
Entender esto no se traduce únicamente en conocer el problema sino también en la experiencia de distintas emociones provocadas por la empatía: enojo, indignación, tristeza, angustia, miedo y otros de ese tipo. Estas emociones son el primer empujón, más allá de la información, para tomar conciencia y actuar.
Calma. Experimentar estas emociones y tomar parte de un problema no es algo que tengas que hacer en soledad. Al contrario, así como tú, otras miles de personas experimentan estas emociones y otras de otro tipo, como inspiración y esperanza.
El e-book “Sentir, pensar y actuar frente a la emergencia climática UNA GUÍA PARA CONOCERNOS MEJOR Y PODER ACTUAR”, de Alice Poma y Tommaso Gravante, que puedes descargar gratis aquí, nos da algunas claves.
De acuerdo con esta guía, un primer paso para la acción es enfrentar y aceptar las emociones que nos genera recibir información sobre las consecuencias del cambio climático, después necesitamos crear comunidad o grupos de afinidad alrededor de valores y emociones compartidas, y, por último, debemos empezar a actuar colectivamente para sobrellevar el dolor, la tristeza, la impotencia o la culpa que podemos llegar a sentir.
Una vez que tengamos esto listo, necesitamos aprender a explicar cuáles son los efectos en cada lugar, y comunicarlos para que todas y todos podamos asociar estos efectos con nuestra vida cotidiana. Cuando nos comuniquen los efectos en la vegetación de un parque que frecuentamos a menudo, en unas flores que nos encantan, en la vida de un animal que nos gusta, en nuestra ciudad, rutina, o salud, entonces será más fácil sentir el cambio climático como algo que debe resolverse urgentemente, algo por lo que valga la pena salir de nuestra zona de confort, dice la guía.
Respuesta:
suerte ☺️
Explicación:
¿Cómo se siente el cambio climático?
La emergencia climática que atraviesa el planeta ahora mismo no es un dato, no es una alerta de un organismo internacional, no es una teoría científica. Los efectos del cambio climático han afectado a familias enteras que han perdido su patrimonio por un huracán, las que lloran la muerte de sus seres queridos tras un tsunami, o la comunidad indígena que perdió el lugar en el que reproduce su cultura y la vida, a causa de un incendio forestal.
Todas las personas que habitamos el planeta hemos sentido ya los efectos del cambio climático. ¿El antídoto? Nuestra capacidad de sentir empatía y amor por las otras personas y seres que habitan este planeta.
Generalmente el cambio climático no se percibe como una emergencia porque no siempre son tan evidentes sus efectos; sin embargo, el cambio climático es un problema mundial que se genera a través de prácticas empresariales poco éticas y de explotación, y de hábitos individualistas como el consumismo que afectan cada día de forma directa a los grupos de poblaciones en condición de mayor vulnerabilidad: niñas, niños, personas adultas mayores, comunidades rurales o indígenas, mujeres, familias en contexto de pobreza y animales en peligro de extinción.
¿Cómo nos afecta el cambio climático emocionalmente?
Entender esto no se traduce únicamente en conocer el problema sino también en la experiencia de distintas emociones provocadas por la empatía: enojo, indignación, tristeza, angustia, miedo y otros de ese tipo. Estas emociones son el primer empujón, más allá de la información, para tomar conciencia y actuar.
Calma. Experimentar estas emociones y tomar parte de un problema no es algo que tengas que hacer en soledad. Al contrario, así como tú, otras miles de personas experimentan estas emociones y otras de otro tipo, como inspiración y esperanza.
El e-book “Sentir, pensar y actuar frente a la emergencia climática UNA GUÍA PARA CONOCERNOS MEJOR Y PODER ACTUAR”, de Alice Poma y Tommaso Gravante, que puedes descargar gratis aquí, nos da algunas claves.
De acuerdo con esta guía, un primer paso para la acción es enfrentar y aceptar las emociones que nos genera recibir información sobre las consecuencias del cambio climático, después necesitamos crear comunidad o grupos de afinidad alrededor de valores y emociones compartidas, y, por último, debemos empezar a actuar colectivamente para sobrellevar el dolor, la tristeza, la impotencia o la culpa que podemos llegar a sentir.
Una vez que tengamos esto listo, necesitamos aprender a explicar cuáles son los efectos en cada lugar, y comunicarlos para que todas y todos podamos asociar estos efectos con nuestra vida cotidiana. Cuando nos comuniquen los efectos en la vegetación de un parque que frecuentamos a menudo, en unas flores que nos encantan, en la vida de un animal que nos gusta, en nuestra ciudad, rutina, o salud, entonces será más fácil sentir el cambio climático como algo que debe resolverse urgentemente, algo por lo que valga la pena salir de nuestra zona de confort, dice la guía.