busca en las noticias nacionales e internacionales informaciones relacionadas con la intervención de los estados unidos y su influencia en el mundo, da ejemplo
Respuesta:¿Veremos en el siglo XXI el fin de Estados Unidos como la gran potencia dominante en la política internacional? ¿Está Estados Unidos en camino de perder las ventajas comparativas en materia económica, tecnológica y militar que lo han colocado por encima de las otras grandes potencias en el último siglo? ¿Contemplaremos en el siglo XXI el desplazamiento de Estados Unidos por nuevas potencias como China y la India o por potencias que ya han desempeñado ese papel anteriormente, como Europa y Rusia?
Estas preguntas aparecen recurrentemente en el debate político estadounidense. En la coyuntura más reciente, los serios problemas y limitaciones que enfrentó la política exterior del presidente Bush hijo –con las intervenciones militares en Irak y Afganistán, que se extendieron por más de seis años– y la profunda crisis financiera, que desde Estados Unidos se ha extendido al resto del mundo, han producido una serie de libros que plantean la cuestión de la posible decadencia de Estados Unidos. Las respuestas y argumentos que el lector encuentra en estos trabajos son muy variados. En ocasiones se complementan y con frecuencia también se contradicen. En este ensayo bibliográfico se comentan cinco de estos libros, seleccionados tanto por el peso de sus argumentos, como por la difusión que han logrado entre el público lector de Estados Unidos.
Un primer acercamiento al tema lo encontramos en el trabajo de Andrew J. Bacevich titulado Los límites del poder. El fin del excepcionalismo americano. El libro forma parte de un proyecto colectivo titulado The American Empire Project, que ha producido en los últimos años obras de autores como Chalmers Johnson (2006) y Noam Chomsky (2003), quienes comparten una visión crítica de la política y del Estado norteamericano.
El argumento central de Bacevich es que los graves problemas que enfrenta la sociedad estadounidense no son el resultado de los acontecimientos externos, sino del modelo de vida que ha adoptado su sociedad y el papel de los intereses que han atrapado al Estado, volviéndolo prisionero de una ideología de seguridad nacional que da como resultado una postura expansionista que prácticamente justifica la intervención armada de Estados Unidos en cualquier parte del mundo. Todo esto con la excusa de defender la libertad y la democracia.
Esta ideología, que determina márgenes muy estrechos para el debate en Washington, no es algo nuevo. El autor nos dice que los orígenes de esta complicada situación actual se remontan a la presidencia de Truman durante la segunda posguerra. De ahí en adelante, y siempre con el manejo hábil de la amenaza externa, los distintos gobernantes fueron alterando la esencia del sistema político, creando la "presidencia imperial" y trastocando el equilibrio entre los tres poderes de la Unión y el sistema de pesos y contrapesos diseñado por los padres fundadores de la república americana. Nos dice también que los estadounidenses se acostumbraron a la abundancia y a la expansión imperial que permitiría la continuación de ese estilo de vida. No se dieron cuenta de que al perpetuar estas tendencias perversas, en realidad estaban sacrificando la libertad, que estaba en la base del proyecto original de nación. La ideología de la seguridad nacional se apoderó así del Estado. La administración de Bush hijo simplemente reforzó el modelo de vida basado en el consumismo excesivo y el desperdicio de recursos. Las decisiones que su administración tomó después del 11 de septiembre no hicieron más que confirmar el expansionismo imperialista característico del Estado de seguridad nacional.
Este aparato burocrático masivo que ha surgido, el Estado de seguridad nacional, no rinde cuentas y, paradójicamente, ha sido considerado ineficiente por distintos presidentes, que han recurrido a la figura de "asesores especiales" para intentar romper su coraza burocrática protectora. Bacevich plantea dos puntos clave para mostrar lo absurdo que ha alcanzado esta situación: primero, el Estado de seguridad nacional fue incapaz de evitar el 11 de septiembre. Segundo, ante la pregunta de si en realidad esta pesada maquinaria burocrática no produce valor agregado en términos de la seguridad de la sociedad, el autor afirma: "si la respuesta es negativa entonces quizás el momento ha llegado para considerar el desmantelamiento de un aparato que claramente no sirve para un propósito útil" (Bacevich, 2008: 101).
El libro fue publicado antes de la elección del presidente Obama, pero de cualquier forma, el autor es pesimista sobre la posibilidad de que esto pueda cambiar por la llegada de uno u otro presidente:
Respuesta:¿Veremos en el siglo XXI el fin de Estados Unidos como la gran potencia dominante en la política internacional? ¿Está Estados Unidos en camino de perder las ventajas comparativas en materia económica, tecnológica y militar que lo han colocado por encima de las otras grandes potencias en el último siglo? ¿Contemplaremos en el siglo XXI el desplazamiento de Estados Unidos por nuevas potencias como China y la India o por potencias que ya han desempeñado ese papel anteriormente, como Europa y Rusia?
Estas preguntas aparecen recurrentemente en el debate político estadounidense. En la coyuntura más reciente, los serios problemas y limitaciones que enfrentó la política exterior del presidente Bush hijo –con las intervenciones militares en Irak y Afganistán, que se extendieron por más de seis años– y la profunda crisis financiera, que desde Estados Unidos se ha extendido al resto del mundo, han producido una serie de libros que plantean la cuestión de la posible decadencia de Estados Unidos. Las respuestas y argumentos que el lector encuentra en estos trabajos son muy variados. En ocasiones se complementan y con frecuencia también se contradicen. En este ensayo bibliográfico se comentan cinco de estos libros, seleccionados tanto por el peso de sus argumentos, como por la difusión que han logrado entre el público lector de Estados Unidos.
Un primer acercamiento al tema lo encontramos en el trabajo de Andrew J. Bacevich titulado Los límites del poder. El fin del excepcionalismo americano. El libro forma parte de un proyecto colectivo titulado The American Empire Project, que ha producido en los últimos años obras de autores como Chalmers Johnson (2006) y Noam Chomsky (2003), quienes comparten una visión crítica de la política y del Estado norteamericano.
El argumento central de Bacevich es que los graves problemas que enfrenta la sociedad estadounidense no son el resultado de los acontecimientos externos, sino del modelo de vida que ha adoptado su sociedad y el papel de los intereses que han atrapado al Estado, volviéndolo prisionero de una ideología de seguridad nacional que da como resultado una postura expansionista que prácticamente justifica la intervención armada de Estados Unidos en cualquier parte del mundo. Todo esto con la excusa de defender la libertad y la democracia.
Esta ideología, que determina márgenes muy estrechos para el debate en Washington, no es algo nuevo. El autor nos dice que los orígenes de esta complicada situación actual se remontan a la presidencia de Truman durante la segunda posguerra. De ahí en adelante, y siempre con el manejo hábil de la amenaza externa, los distintos gobernantes fueron alterando la esencia del sistema político, creando la "presidencia imperial" y trastocando el equilibrio entre los tres poderes de la Unión y el sistema de pesos y contrapesos diseñado por los padres fundadores de la república americana. Nos dice también que los estadounidenses se acostumbraron a la abundancia y a la expansión imperial que permitiría la continuación de ese estilo de vida. No se dieron cuenta de que al perpetuar estas tendencias perversas, en realidad estaban sacrificando la libertad, que estaba en la base del proyecto original de nación. La ideología de la seguridad nacional se apoderó así del Estado. La administración de Bush hijo simplemente reforzó el modelo de vida basado en el consumismo excesivo y el desperdicio de recursos. Las decisiones que su administración tomó después del 11 de septiembre no hicieron más que confirmar el expansionismo imperialista característico del Estado de seguridad nacional.
Este aparato burocrático masivo que ha surgido, el Estado de seguridad nacional, no rinde cuentas y, paradójicamente, ha sido considerado ineficiente por distintos presidentes, que han recurrido a la figura de "asesores especiales" para intentar romper su coraza burocrática protectora. Bacevich plantea dos puntos clave para mostrar lo absurdo que ha alcanzado esta situación: primero, el Estado de seguridad nacional fue incapaz de evitar el 11 de septiembre. Segundo, ante la pregunta de si en realidad esta pesada maquinaria burocrática no produce valor agregado en términos de la seguridad de la sociedad, el autor afirma: "si la respuesta es negativa entonces quizás el momento ha llegado para considerar el desmantelamiento de un aparato que claramente no sirve para un propósito útil" (Bacevich, 2008: 101).
El libro fue publicado antes de la elección del presidente Obama, pero de cualquier forma, el autor es pesimista sobre la posibilidad de que esto pueda cambiar por la llegada de uno u otro presidente:
Explicación: