A nuestra democracia le falta lo esencial: poder serlo
Hay que decirlo sin cortapisas: salimos de la escuela, de nuestra formación reglada, sin tener ni idea del sistema institucional que nos gobierna ni de los derechos fundamentales que pueden protegernos
¿Cómo puede ser que el mismo tertuliano hable en una hora de garantías penales, de las cuotas de pesca en Galicia o de la guerra en Siria?
Foco
REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA
Urna electoral / Foto: EFE
Urna electoral / Foto: EFE
Gabriel Moreno González
12 de marzo de 2018 20:51h
@Gabri91MG
Generalmente las referencias a las deficiencias de nuestro sistema democrático se centran en la parte superior de la pirámide, en las instituciones y los gobernantes. La corrupción, los defectos en el diseño de los poderes del Estado, la falta de independencia de algunos de sus más señeros órganos o las desviaciones de nuestro sistema electoral, son cuestiones que protagonizan la tan manida desafección ciudadana y las críticas al modelo político que rige España. Aunque los elementos anteriores no solo no carecen de importancia, sino que son determinantes en la permanente crisis en que estamos instalados, deberíamos también analizar si las precondiciones básicas de la democracia están presentes entre la misma población que le sirve de soporte
Respuesta:
A nuestra democracia le falta lo esencial: poder serlo
Hay que decirlo sin cortapisas: salimos de la escuela, de nuestra formación reglada, sin tener ni idea del sistema institucional que nos gobierna ni de los derechos fundamentales que pueden protegernos
¿Cómo puede ser que el mismo tertuliano hable en una hora de garantías penales, de las cuotas de pesca en Galicia o de la guerra en Siria?
Foco
REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA
Urna electoral / Foto: EFE
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Gabriel Moreno González
12 de marzo de 2018 20:51h
@Gabri91MG
Generalmente las referencias a las deficiencias de nuestro sistema democrático se centran en la parte superior de la pirámide, en las instituciones y los gobernantes. La corrupción, los defectos en el diseño de los poderes del Estado, la falta de independencia de algunos de sus más señeros órganos o las desviaciones de nuestro sistema electoral, son cuestiones que protagonizan la tan manida desafección ciudadana y las críticas al modelo político que rige España. Aunque los elementos anteriores no solo no carecen de importancia, sino que son determinantes en la permanente crisis en que estamos instalados, deberíamos también analizar si las precondiciones básicas de la democracia están presentes entre la misma población que le sirve de soporte
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