Buenos fias alguie. Me puede colaborar con la pelicula instintos . Q aporte le da desde la perspectiva del diario vivir gracias
edgarrene3009
El control y la ilusión de la libertad Nuestro deseo de controlar es mucho más grande de lo que estamos dispuestos a reconocer. Cuando controlamos nuestro entorno nos sentimos seguros porque pensamos que estamos a buen resguardo, creemos que la adversidad y lo inesperado no pueden tocar a nuestra puerta. Sin embargo, la realidad es diversa y lo cierto es que se necesita muy poco para cambiar nuestra situación de la noche a la mañana. Basta una catástrofe natural o un accidente, para que nuestra vida dé un vuelco de 360 grados. Aún así, este grado de incertidumbre nos resulta muy difícil de aceptar, por lo cual intentamos controlar la mayor cantidad de cosas posible, en un vano intento por obtener una mayor estabilidad. Creemos que mientras más personas o situaciones controlemos, menos expuestos estaremos al azar o a los imprevistos. Obviamente, se trata de una creencia ilusoria porque realmente nuestra capacidad para controlar el medio es muy limitada. Sin embargo, lo que podemos aceptar racionalmente, nos resulta difícil de digerir emocionalmente. Por eso, también existen personas para las cuales el ejercicio del control se convierte prácticamente en una obsesión, una obsesión que incluso termina afectando su salud, tanto a nivel psicológico como físico. En esos casos, el control se convierte en un sinsentido total. Otro de los aspectos que deja entrever el filme se relaciona con la ilusión de la libertad. Al respecto, hace muchos años Konrad Lorenz afirmó que mientras mayor es el desarrollo de la sociedad, más estrecha es la camisa de fuerza a la que estamos sometidos. El hecho de que se haya cambiado el guardia de seguridad por la cámara de vigilancia no indica que seamos más libres sino simplemente que no existe una figura sobre la cual recae el ejercicio del control, o al menos no la vemos directamente. Sin embargo, en la sociedad occidental la mayoría de las personas emplean una media de dos horas para ir y regresar del trabajo e invierten otras 8 o 9 horas más trabajando. ¿Es eso libertad? ¿Puedes negarte realmente a seguir este ritmo de vida que ha impuesto la sociedad?