El término resiliencia ha ido ganando cada vez más popularidad en los últimos años, partiendo del interés por comprender cómo personas que han pasado por situaciones difíciles e inclusive extremas, han sido capaces de desarrollarse con éxito e incluso se han visto fortalecidas con lo que vivieron.
La resiliencia se refiere a la capacidad que tenemos las personas, los grupos y las comunidades para sobreponernos y ser capaces de enfrentar y superar con éxito la adversidad
Explicación:
10 maneras para desarrollar la resiliencia
Entrar en contacto con la realidad y aceptarla. Este es el primer paso y por más desagradable e injusta que sea la situación, debemos aceptarla. Al negarla, ponemos en pausa nuestra posibilidad de hacer los cambios necesarios para poder lidiar con lo que está ocurriendo.
Tomar la decisión de qué hacer frente a la situación, usando nuestros recursos disponibles y estando dispuestos a realizar los cambios necesarios.
Proponernos objetivos pequeños, realistas y alcanzables.
En lugar de preguntarnos “¿por qué ocurre esto?”, frente a lo cual muchas veces no vamos a encontrar respuestas, transformemos la pregunta a “¿para qué ocurre?”. Esto nos ayudará a darnos cuenta de lo que podemos aprender de esta situación, pues al fin y al cabo toda experiencia es un aprendizaje.
Recordar todas las veces que ya superamos situaciones difíciles en el pasado. Seguro muchas veces nos hemos encontrado en alguna situación complicada que no creímos ser capaces de superar, pero finalmente lo hicimos.
Tener esperanza y desear que ocurra lo mejor. Para ello, es importante diferenciar entre “espero” o “me gustaría que ocurra esto” de “esto debe ocurrir”. El debe ocurrir es querer que la vida vaya de acuerdo a mis planes y si estos no se dan, me sentiré frustrado. Por otro lado, la esperanza es desear que lo mejor ocurra, pero esto no se ve como la única posibilidad aceptable, sino que si lo que queremos no ocurre, nos acomodaremos para sacar lo mejor de la situación que nos toca vivir.
Gratitud. Estar agradecidos y valorar lo que tenemos.
Recordar que no estamos solos en esto. Buscar apoyarse y unir fuerzas con las personas cercanas que uno tenga.
Hacer actividades que nos permitan sentirnos bien y hacer uso del sentido del humor.
Tener claro que es natural no sentirnos bien todo el tiempo.
Respuesta:
¿Qué es la resiliencia?
El término resiliencia ha ido ganando cada vez más popularidad en los últimos años, partiendo del interés por comprender cómo personas que han pasado por situaciones difíciles e inclusive extremas, han sido capaces de desarrollarse con éxito e incluso se han visto fortalecidas con lo que vivieron.
La resiliencia se refiere a la capacidad que tenemos las personas, los grupos y las comunidades para sobreponernos y ser capaces de enfrentar y superar con éxito la adversidad
Explicación:
10 maneras para desarrollar la resiliencia
Entrar en contacto con la realidad y aceptarla. Este es el primer paso y por más desagradable e injusta que sea la situación, debemos aceptarla. Al negarla, ponemos en pausa nuestra posibilidad de hacer los cambios necesarios para poder lidiar con lo que está ocurriendo.
Tomar la decisión de qué hacer frente a la situación, usando nuestros recursos disponibles y estando dispuestos a realizar los cambios necesarios.
Proponernos objetivos pequeños, realistas y alcanzables.
En lugar de preguntarnos “¿por qué ocurre esto?”, frente a lo cual muchas veces no vamos a encontrar respuestas, transformemos la pregunta a “¿para qué ocurre?”. Esto nos ayudará a darnos cuenta de lo que podemos aprender de esta situación, pues al fin y al cabo toda experiencia es un aprendizaje.
Recordar todas las veces que ya superamos situaciones difíciles en el pasado. Seguro muchas veces nos hemos encontrado en alguna situación complicada que no creímos ser capaces de superar, pero finalmente lo hicimos.
Tener esperanza y desear que ocurra lo mejor. Para ello, es importante diferenciar entre “espero” o “me gustaría que ocurra esto” de “esto debe ocurrir”. El debe ocurrir es querer que la vida vaya de acuerdo a mis planes y si estos no se dan, me sentiré frustrado. Por otro lado, la esperanza es desear que lo mejor ocurra, pero esto no se ve como la única posibilidad aceptable, sino que si lo que queremos no ocurre, nos acomodaremos para sacar lo mejor de la situación que nos toca vivir.
Gratitud. Estar agradecidos y valorar lo que tenemos.
Recordar que no estamos solos en esto. Buscar apoyarse y unir fuerzas con las personas cercanas que uno tenga.
Hacer actividades que nos permitan sentirnos bien y hacer uso del sentido del humor.
Tener claro que es natural no sentirnos bien todo el tiempo.