En 1828, al ser derrocado y ejecutado por los unitarios el gobernador de Buenos Aires, Dorrego, Rosas encabezó un levantamiento popular que triunfó en Buenos Aires y en el resto del litoral, mientras que las provincias del interior permanecían en el campo unitario. Tras ser capturado el general unitario Paz, el interior fue reconquistado y Argentina volvió a la unidad bajo la égida de Rosas, López y Quiroga. Gobernador de Buenos Aires (1829-1832), renunció por no concedérsele poderes absolutos, dejando el puesto a un hombre de su confianza, Balcarce, aunque Rosas siguió dominando la situación como comandante en jefe del ejército.
Nuevamente gobernador de Buenos Aires en 1835, con plenos poderes, tuvo que hacer frente al malestar provocado por el bloqueo de la armada francesa (1837) y al enfrentamiento con la Confederación Perú-boliviana. Con el apoyo francés, Lavalle organizó un ejército de descontentos que avanzó hacia Buenos Aires. Sin embargo, Rosas, tras lograr un tratado con Francia, pudo reconquistar el interior, donde nombró gobernadores adictos.
De este modo, en 1842 alcanzó un poder absoluto sobre el territorio nacional, se autoproclamó «tirano ungido por Dios para salvar a la patria» y disolvió la Cámara de Representantes. Apoyándose en las masas federales (campesinos, gauchos, negros), organizó el Partido Restaurador Apostólico y mantuvo al país en una perenne cruzada contra los unitarios, exterminando a sus enemigos.Su gobierno dictatorial logró la estabilidad política interna, mantuvo la integridad nacional y favoreció el crecimiento económico. Intervino en los conflictos internos de Uruguay, apoyando a Oribe contra Rivera. Sitió Montevideo, pero los británicos obligaron a la escuadra argentina a levantar el bloqueo. Argentina tuvo que sufrir entonces la intervención de los británicos y los franceses, que bloquearon Buenos Aires (1845) y organizaron una expedición para penetrar por Paraná.
Aunque los intervencionistas no consiguieron derrocar a Rosas, en 1850 Urquiza, gobernador de Entre Ríos, se rebeló con el apoyo de los unitarios y de los Gobiernos de Brasil y de Montevideo, invadió Santa Fe, marchó sobre Buenos Aires y derrotó a las tropas de Rosas en la batalla de Caseros (1852). Rosas, cuya base popular se había visto deteriorada por la política fiscal que cargaba la financiación del déficit sobre las clases más humildes, huyó entonces a Gran Bretaña y en 1857 fue juzgado y condenado a muerte en rebeldía por el Senado y la Cámara de Representantes.
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Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires, 30 de marzo de 1793 – Southampton, Gran Bretaña, 14 de marzo de 1877) fue un militar y político argentino. En 1829, tras derrotar al general Juan Lavalle, fue gobernador de la provincia de Buenos Aires llegando a ser, entre 1835 y 1852, el principal caudillo de la Confederación Argentina. Su influencia sobre la historia argentina fue tal que el período marcado por su dominio de la política nacional es llamado a menudo época de Rosas.
En 1828, al ser derrocado y ejecutado por los unitarios el gobernador de Buenos Aires, Dorrego, Rosas encabezó un levantamiento popular que triunfó en Buenos Aires y en el resto del litoral, mientras que las provincias del interior permanecían en el campo unitario. Tras ser capturado el general unitario Paz, el interior fue reconquistado y Argentina volvió a la unidad bajo la égida de Rosas, López y Quiroga. Gobernador de Buenos Aires (1829-1832), renunció por no concedérsele poderes absolutos, dejando el puesto a un hombre de su confianza, Balcarce, aunque Rosas siguió dominando la situación como comandante en jefe del ejército.
Nuevamente gobernador de Buenos Aires en 1835, con plenos poderes, tuvo que hacer frente al malestar provocado por el bloqueo de la armada francesa (1837) y al enfrentamiento con la Confederación Perú-boliviana. Con el apoyo francés, Lavalle organizó un ejército de descontentos que avanzó hacia Buenos Aires. Sin embargo, Rosas, tras lograr un tratado con Francia, pudo reconquistar el interior, donde nombró gobernadores adictos.
De este modo, en 1842 alcanzó un poder absoluto sobre el territorio nacional, se autoproclamó «tirano ungido por Dios para salvar a la patria» y disolvió la Cámara de Representantes. Apoyándose en las masas federales (campesinos, gauchos, negros), organizó el Partido Restaurador Apostólico y mantuvo al país en una perenne cruzada contra los unitarios, exterminando a sus enemigos.Su gobierno dictatorial logró la estabilidad política interna, mantuvo la integridad nacional y favoreció el crecimiento económico. Intervino en los conflictos internos de Uruguay, apoyando a Oribe contra Rivera. Sitió Montevideo, pero los británicos obligaron a la escuadra argentina a levantar el bloqueo. Argentina tuvo que sufrir entonces la intervención de los británicos y los franceses, que bloquearon Buenos Aires (1845) y organizaron una expedición para penetrar por Paraná.
Aunque los intervencionistas no consiguieron derrocar a Rosas, en 1850 Urquiza, gobernador de Entre Ríos, se rebeló con el apoyo de los unitarios y de los Gobiernos de Brasil y de Montevideo, invadió Santa Fe, marchó sobre Buenos Aires y derrotó a las tropas de Rosas en la batalla de Caseros (1852). Rosas, cuya base popular se había visto deteriorada por la política fiscal que cargaba la financiación del déficit sobre las clases más humildes, huyó entonces a Gran Bretaña y en 1857 fue juzgado y condenado a muerte en rebeldía por el Senado y la Cámara de Representantes.