En el ayllu la gente no moría de hambre. Sus proteínas las sacaban y obetenían de mariscos y peces de mar, ríos y lagos. Los consumían inmediatamente después de pescarlas, o bien deshidratadas o saladas, en cuyo condición podían transportalos para venderlos en lo más interno de las altas montañas. El pejerrey, extraído de lagos y ríos, era uno de los platos exquisitos. Comían poca carne, pero comían carnes de venado, lobo marino, zorros y llamas. La carne de llamas la consumían fresca, pero preferían deshidrata para guardarla por mucho tiempo. En el norte las iguanas eran las delicadezas. En la selva alta comían la carne del sajino y monos. También en ciertas partes criaban perros exclusivamente para aprovechar su carne.
Como carbohidrados, los Incas comían muchas papas y maíz, con los que hacían variadísimas preparaciones. Gracias a la nutrición de la papa, el producto más importante de las tierras altas, no se produja la deficiencia nutricional en la población andina, desde la costa a la sierra. La maíz no era solamente un buen alimento: el maíz era necesario para un serie de necesidades ceremoniales y rituales, por ejemplo en las fiestas y los rito de iniciación.
En su dieta, conocían muchas verduras. Mostraban preferencia por las algas marinas y por diversas variedades de ají, desde el menos picante al más ardiente, todos ellos disecados y enjuntos para su larga conservación. Las verduras eran cultivadas y también venían de la selva, y conocían muchas frutas domesticas. Las vitaminas y minerales prevenían la ceguera y el escorbuto. También las verduras tenían propiedades medicinales: diurética y lazante, con eficaces efectos en las afecciones del hígado, vejiga y riñones y para la expulsión de lombrices. Las algas marinas, como todos los alimentos de origen marino, contenían muchas vitaminas importantes, proteínas, carbohidratos, grasas, minerales etc., y nacían y crecían de forma natural.
La bebida preferada fue la asua o upi o acja o yamor tocto, llamada comúnmente chicha por los europeanos. Para prepararla, primero fermentaban el maíz seco humedeciéndoso con agua y colocándolo entre hojas de achira. Cuando germinaba brotándole raicillas lo retiraban para secarlo, quedando convertida en jora. Después molían la mayor parte de ella y otra la mascaban para que la diastasa de la saliva motivara el fermento. En tal estado era echada en ollas con abundante agua para hervirla por unas horas. Una vez fría, en cuyo estado recibía el nombre de sarayumbia, se la vertía en tinajas para su maceración. El grado de fuerza alcohólica lo conseguían según los días que duraba la fermentación en los tinajas, colocados en un rincón de la habitación en un sitio abrigado. Al sedimento en el fondo del tinaja, se le decía mamaasua (madre de la asua), utilizado para acelerar el fermento de las posteriores.
Se consuma mucha asua en ceremonias, ritos y fiestas. Fue la bebida cotidiana para calmar la sed. Había una necesidad de las existencia de mujeres especialmente dedicadas a la fabricación: unas mascando el grano para dejar caer en bolo en enormes recipientes de arcilla; otras hirviéndolo y otras cuidando de su maceración y distribución
En el ayllu la gente no moría de hambre. Sus proteínas las sacaban y obetenían de mariscos y peces de mar, ríos y lagos. Los consumían inmediatamente después de pescarlas, o bien deshidratadas o saladas, en cuyo condición podían transportalos para venderlos en lo más interno de las altas montañas. El pejerrey, extraído de lagos y ríos, era uno de los platos exquisitos. Comían poca carne, pero comían carnes de venado, lobo marino, zorros y llamas. La carne de llamas la consumían fresca, pero preferían deshidrata para guardarla por mucho tiempo. En el norte las iguanas eran las delicadezas. En la selva alta comían la carne del sajino y monos. También en ciertas partes criaban perros exclusivamente para aprovechar su carne.
Como carbohidrados, los Incas comían muchas papas y maíz, con los que hacían variadísimas preparaciones. Gracias a la nutrición de la papa, el producto más importante de las tierras altas, no se produja la deficiencia nutricional en la población andina, desde la costa a la sierra. La maíz no era solamente un buen alimento: el maíz era necesario para un serie de necesidades ceremoniales y rituales, por ejemplo en las fiestas y los rito de iniciación.
En su dieta, conocían muchas verduras. Mostraban preferencia por las algas marinas y por diversas variedades de ají, desde el menos picante al más ardiente, todos ellos disecados y enjuntos para su larga conservación. Las verduras eran cultivadas y también venían de la selva, y conocían muchas frutas domesticas. Las vitaminas y minerales prevenían la ceguera y el escorbuto. También las verduras tenían propiedades medicinales: diurética y lazante, con eficaces efectos en las afecciones del hígado, vejiga y riñones y para la expulsión de lombrices. Las algas marinas, como todos los alimentos de origen marino, contenían muchas vitaminas importantes, proteínas, carbohidratos, grasas, minerales etc., y nacían y crecían de forma natural.
La bebida preferada fue la asua o upi o acja o yamor tocto, llamada comúnmente chicha por los europeanos. Para prepararla, primero fermentaban el maíz seco humedeciéndoso con agua y colocándolo entre hojas de achira. Cuando germinaba brotándole raicillas lo retiraban para secarlo, quedando convertida en jora. Después molían la mayor parte de ella y otra la mascaban para que la diastasa de la saliva motivara el fermento. En tal estado era echada en ollas con abundante agua para hervirla por unas horas. Una vez fría, en cuyo estado recibía el nombre de sarayumbia, se la vertía en tinajas para su maceración. El grado de fuerza alcohólica lo conseguían según los días que duraba la fermentación en los tinajas, colocados en un rincón de la habitación en un sitio abrigado. Al sedimento en el fondo del tinaja, se le decía mamaasua (madre de la asua), utilizado para acelerar el fermento de las posteriores.
Se consuma mucha asua en ceremonias, ritos y fiestas. Fue la bebida cotidiana para calmar la sed. Había una necesidad de las existencia de mujeres especialmente dedicadas a la fabricación: unas mascando el grano para dejar caer en bolo en enormes recipientes de arcilla; otras hirviéndolo y otras cuidando de su maceración y distribución
saludos <3