- Una paz que se desmembra. Es ese "Status quo" de un cierto equilibrio que teníamos hasta que la Unión Soviética se deshizo en fragmentos. Había un cierto entente entre las dos grandes potencias, que Umberto Eco llama la pax americana, rememorando la "pax romana" del antiguo Imperio. Es muy complicado hablar de esa "pax", puesto que la Humanidad nunca ha conocido períodos de paz estable, pero digamos que, frente a la generalización de los conflictos que tenemos ahora, esa "pax" o guerra fría de los años sesenta era una convivencia bastante más controlada de lo que es ahora. En definitiva, ese sería el primer factor: una paz que se desmembra o un conflicto que se generaliza.
- Invasiones e inmigración. Unos "bárbaros" que presionan, ya sea desde dentro, con nuevas ideas, o desde fuera, tratando de integrarse en el sistema. Estos son los inmigrantes, todos los refugiados de distintos países, que huyen de las guerras y presionan las fronteras de los países que se definen a sí mismos como más civilizados. No son invasiones violentas o guerreras -a lo largo de la Historia vemos que no todas lo han sido a golpe de espada- sino movimientos de pueblos, gentes que viven precariamente y van buscando, sencillamente, un lugar donde poder sobrevivir.
- Descentralización de la estructura social y crisis del control central de los sistemas. Este es quizá uno de los elementos fundamentales, donde más coinciden los analistas del momento actual. Las instituciones revisten un carácter accesorio ante los intereses privados en pugna. El gran aparato del Estado pierde cada vez más capacidad de control y se produce una feudalización, en cuanto que las instituciones se vacían cada vez más de contenido y son mantenidas de manera artificial. El poder se va desplazando hacia otros grupos laterales que no están integrados dentro de los grandes aparatos constitucionales, lo cual implica un protagonismo de los intereses privados frente a un Estado Central y racional propio del siglo XIX.
- Las ciudades se fragmentan en barrios. La "vietnamitación del territorio", lo llama el historiador Furio Colombo. En esta fragmentación sucede que quedan territorios como "tierras de nadie", lugares donde puede suceder de todo, donde no hay seguridad ni ningún tipo de utilización prevista para ese espacio. Dice textualmente Alain Minc: Espacios inmensos regresan a un estado salvaje, la ilegalidad se reinstala en el corazón de las democracias más avanzadas, las mafias no aparecen como arcaísmos en vías de desaparición, sino como una forma social en plena expansión. Una parte de las ciudades se escapa a la autoridad del Estado y se sumerge en una inquietante extraterritorialidad. Millones de ciudadanos en el corazón de las sociedades más ricas y más sofisticadas se mueven en la oscuridad y en la exclusión; nuevas bandas armadas, nuevos ladrones, nuevas tierras incógnitas, ahí están todos los ingredientes de una Nueva Edad Media.
- Sentimiento generalizado de inseguridad ante el futuro.
- Una paz que se desmembra. Es ese "Status quo" de un cierto equilibrio que teníamos hasta que la Unión Soviética se deshizo en fragmentos. Había un cierto entente entre las dos grandes potencias, que Umberto Eco llama la pax americana, rememorando la "pax romana" del antiguo Imperio. Es muy complicado hablar de esa "pax", puesto que la Humanidad nunca ha conocido períodos de paz estable, pero digamos que, frente a la generalización de los conflictos que tenemos ahora, esa "pax" o guerra fría de los años sesenta era una convivencia bastante más controlada de lo que es ahora. En definitiva, ese sería el primer factor: una paz que se desmembra o un conflicto que se generaliza.
- Invasiones e inmigración. Unos "bárbaros" que presionan, ya sea desde dentro, con nuevas ideas, o desde fuera, tratando de integrarse en el sistema. Estos son los inmigrantes, todos los refugiados de distintos países, que huyen de las guerras y presionan las fronteras de los países que se definen a sí mismos como más civilizados. No son invasiones violentas o guerreras -a lo largo de la Historia vemos que no todas lo han sido a golpe de espada- sino movimientos de pueblos, gentes que viven precariamente y van buscando, sencillamente, un lugar donde poder sobrevivir.
- Descentralización de la estructura social y crisis del control central de los sistemas. Este es quizá uno de los elementos fundamentales, donde más coinciden los analistas del momento actual. Las instituciones revisten un carácter accesorio ante los intereses privados en pugna. El gran aparato del Estado pierde cada vez más capacidad de control y se produce una feudalización, en cuanto que las instituciones se vacían cada vez más de contenido y son mantenidas de manera artificial. El poder se va desplazando hacia otros grupos laterales que no están integrados dentro de los grandes aparatos constitucionales, lo cual implica un protagonismo de los intereses privados frente a un Estado Central y racional propio del siglo XIX.
- Las ciudades se fragmentan en barrios. La "vietnamitación del territorio", lo llama el historiador Furio Colombo. En esta fragmentación sucede que quedan territorios como "tierras de nadie", lugares donde puede suceder de todo, donde no hay seguridad ni ningún tipo de utilización prevista para ese espacio. Dice textualmente Alain Minc: Espacios inmensos regresan a un estado salvaje, la ilegalidad se reinstala en el corazón de las democracias más avanzadas, las mafias no aparecen como arcaísmos en vías de desaparición, sino como una forma social en plena expansión. Una parte de las ciudades se escapa a la autoridad del Estado y se sumerge en una inquietante extraterritorialidad. Millones de ciudadanos en el corazón de las sociedades más ricas y más sofisticadas se mueven en la oscuridad y en la exclusión; nuevas bandas armadas, nuevos ladrones, nuevas tierras incógnitas, ahí están todos los ingredientes de una Nueva Edad Media.
- Sentimiento generalizado de inseguridad ante el futuro.