en la época de los Austrolopitecus, se conoce un contemporáneo que tenía una mandíbula con una fila de dientes con la típica forma de U humana y huesos manuales que mostraban que su joven predecesor podía asir con ella con fuerza, pero también con precisión. Se encontraron herramientas de piedra bastante trabajadas que habrían servido probablemente de raspadores y martillo; también algunos pedruscos colocados en círculo para apoyar en ellos unas chozas de ramas. Lo llamaron Homo hábilis.
El Homo hábilis sabía comunicarse con algo más que con gruñidos animales lo que le proporcionaba una enorme ventaja en un medio en que la supervivencia dependía de la colaboración.
La caza tuvo en aquellos tiempos una importancia más bien reducida. No se cazaban sistemáticamente más que animales fáciles de batir con un peso de hasta 20 kg. Los animales mayores sólo se convertían en proveedores de carne cuando ya habían muerto por otras razones como cazados por un león: los cazadores de los primeros tiempos eran carroñeros que se peleaban por los cadáveres con hienas y buitres.
No obstante, la carne fue cobrando más importancia en el menú. Eso presuponía el desarrollo de utensilios mejores, de métodos de caza más sutiles y de ritos de reparto de carne más desarrollados.
Las correrías en persecución de la caza a través de la sabana africana no sólo favoreció el desarrollo de las glándulas sudoríparas más eficientes de toda la naturaleza sino que hizo desaparecer la molesta pelambrera. Había nacido el mono desnudo. El primitivo Homo hábilis se había convertido en el Homo erectus.
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en la época de los Austrolopitecus, se conoce un contemporáneo que tenía una mandíbula con una fila de dientes con la típica forma de U humana y huesos manuales que mostraban que su joven predecesor podía asir con ella con fuerza, pero también con precisión. Se encontraron herramientas de piedra bastante trabajadas que habrían servido probablemente de raspadores y martillo; también algunos pedruscos colocados en círculo para apoyar en ellos unas chozas de ramas. Lo llamaron Homo hábilis.
El Homo hábilis sabía comunicarse con algo más que con gruñidos animales lo que le proporcionaba una enorme ventaja en un medio en que la supervivencia dependía de la colaboración.
La caza tuvo en aquellos tiempos una importancia más bien reducida. No se cazaban sistemáticamente más que animales fáciles de batir con un peso de hasta 20 kg. Los animales mayores sólo se convertían en proveedores de carne cuando ya habían muerto por otras razones como cazados por un león: los cazadores de los primeros tiempos eran carroñeros que se peleaban por los cadáveres con hienas y buitres.
No obstante, la carne fue cobrando más importancia en el menú. Eso presuponía el desarrollo de utensilios mejores, de métodos de caza más sutiles y de ritos de reparto de carne más desarrollados.
Las correrías en persecución de la caza a través de la sabana africana no sólo favoreció el desarrollo de las glándulas sudoríparas más eficientes de toda la naturaleza sino que hizo desaparecer la molesta pelambrera. Había nacido el mono desnudo. El primitivo Homo hábilis se había convertido en el Homo erectus.