El lenguaje literario es, básicamente, la lengua escrita estándar en la que se introducen palabras poco usuales (cultismos, voces inusitadas, extranjerismos, arcaísmos, etc.) y que se somete normalmente a una voluntad de forma.
La lengua literaria es el registro lingüístico de un determinado lenguaje utilizado en la escritura literaria. También puede incluir la lengua litúrgica. La diferencia entre formas literarias y no literarias (lengua coloquial) es más pronunciada en unos idiomas que en otros; cuando hay una gran divergencia, se dice que la lengua presenta diglosia.
El latín clásico era el registro literario del latín, a diferencia del latín vulgar que se hablaba en todo el Imperio Romano. El latín llevado por los soldados romanos a la Galia, Iberia y la Dacia no era idéntico al latín en las obras de Cicerón y de otros autores clásicos, con grandes diferencias de vocabulario, sintaxis y gramática.[1] Algunas obras literarias que muestran el registro más bajo de la lengua durante el período del latín clásico pueden dar una idea del mundo del latín vulgar arcaico; las obras de autores como Plauto y Terencio, por ser comedias con diferentes personajes esclavos o pertenecientes a las clases bajas, conservan algunas características latinas basiletales, como el discurso de los libertos registrado en la sección Cena Trimalchionis de El Satiricón, novela escrita por Petronio. Durante el tercer Concilio de Tours de 813, se ordenó a los sacerdotes que predicaran en lengua vernácula, ya sea en la lengua rústica románica (latín vulgar) o en lenguas vernáculas germánicas, pues la gente ya no podía entender más el latín formal.
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El lenguaje literario es, básicamente, la lengua escrita estándar en la que se introducen palabras poco usuales (cultismos, voces inusitadas, extranjerismos, arcaísmos, etc.) y que se somete normalmente a una voluntad de forma.
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a
La lengua literaria es el registro lingüístico de un determinado lenguaje utilizado en la escritura literaria. También puede incluir la lengua litúrgica. La diferencia entre formas literarias y no literarias (lengua coloquial) es más pronunciada en unos idiomas que en otros; cuando hay una gran divergencia, se dice que la lengua presenta diglosia.
El latín clásico era el registro literario del latín, a diferencia del latín vulgar que se hablaba en todo el Imperio Romano. El latín llevado por los soldados romanos a la Galia, Iberia y la Dacia no era idéntico al latín en las obras de Cicerón y de otros autores clásicos, con grandes diferencias de vocabulario, sintaxis y gramática.[1] Algunas obras literarias que muestran el registro más bajo de la lengua durante el período del latín clásico pueden dar una idea del mundo del latín vulgar arcaico; las obras de autores como Plauto y Terencio, por ser comedias con diferentes personajes esclavos o pertenecientes a las clases bajas, conservan algunas características latinas basiletales, como el discurso de los libertos registrado en la sección Cena Trimalchionis de El Satiricón, novela escrita por Petronio. Durante el tercer Concilio de Tours de 813, se ordenó a los sacerdotes que predicaran en lengua vernácula, ya sea en la lengua rústica románica (latín vulgar) o en lenguas vernáculas germánicas, pues la gente ya no podía entender más el latín formal.