Tras el idealismo del Renacimiento y el manierismo —en los que se rompieron las “reglas” artísticas— llegó el dramatismo del Barroco, que reflejaba las tensiones religiosas de la época. La iluminación efectista empleada por los artistas del Barroco confirió a los retratos una nueva fuerza.
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Tras el idealismo del Renacimiento y el manierismo —en los que se rompieron las “reglas” artísticas— llegó el dramatismo del Barroco, que reflejaba las tensiones religiosas de la época. La iluminación efectista empleada por los artistas del Barroco confirió a los retratos una nueva fuerza.