La intervención del Estado en la economía nace con el mismo Estado. Inicialmente el Estado se ocupaba de suplir los llamados “fallos de mercado”. Existen fallos de mercado en distintas situaciones.
Estos bienes han de ser proporcionados por el Estado y financiados de forma coactiva mediante impuestos. En segundo lugar y por razones de eficiencia asignativa el gobierno interviene en el mercado cuando los precios de los bienes no reflejan sus costes reales o existen externalidades en la producción o en el consumo. En estos casos de ineficiencia, si no existe intervención pública, el precio no estará fijado en función de los costes, sino que se permitirá un beneficio extraordinario al monopolista. Son situaciones en las que para minimizar los costes de producción el tamaño de la empresa productora tiene que ser tan grande que una sola o unas pocas, abastezcan a todo el mercado.
Esta necesidad de que la empresa tenga una cuota de mercado tan significativa le da un poder extraordinario sobre los precios. Primero controlando a las empresas que pueden operar en estos mercados, luego vigilando sus costes, y regulando sus precios para evitar que se abuse de los consumidores.
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Por razones de eficiencia asignativa también se interviene cuando existen externalidades en la producción o en el consumo de los bienes. Existe una externalidad positiva en la producción, por ejemplo, si una empresa se ubica en un lugar con alto desempleo, mejorando el bienestar de la población en general y de la red empresarial que se pueda generar a su alrededor. Por el contrario, cuando existen externalidades negativas el gobierno interviene en la actividad económica mediante regulaciones y multas. Así, la empresa que para producir contamina tiene que pagar por esta contaminación.
La empresa que contamine por encima del nivel autorizado es sancionada. Bien prohibiendo determinados consumos totalmente o en determinadas circunstancias o bien gravándolos con impuestos. Los ejemplos más claros son los impuestos sobre matriculación de vehículos, impuesto sobre hidrocarburos e impuestos sobre el alcohol y las labores del tabaco.
Respuesta:
La intervención del Estado en la economía nace con el mismo Estado. Inicialmente el Estado se ocupaba de suplir los llamados “fallos de mercado”. Existen fallos de mercado en distintas situaciones.
Estos bienes han de ser proporcionados por el Estado y financiados de forma coactiva mediante impuestos. En segundo lugar y por razones de eficiencia asignativa el gobierno interviene en el mercado cuando los precios de los bienes no reflejan sus costes reales o existen externalidades en la producción o en el consumo. En estos casos de ineficiencia, si no existe intervención pública, el precio no estará fijado en función de los costes, sino que se permitirá un beneficio extraordinario al monopolista. Son situaciones en las que para minimizar los costes de producción el tamaño de la empresa productora tiene que ser tan grande que una sola o unas pocas, abastezcan a todo el mercado.
Esta necesidad de que la empresa tenga una cuota de mercado tan significativa le da un poder extraordinario sobre los precios. Primero controlando a las empresas que pueden operar en estos mercados, luego vigilando sus costes, y regulando sus precios para evitar que se abuse de los consumidores.
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Por razones de eficiencia asignativa también se interviene cuando existen externalidades en la producción o en el consumo de los bienes. Existe una externalidad positiva en la producción, por ejemplo, si una empresa se ubica en un lugar con alto desempleo, mejorando el bienestar de la población en general y de la red empresarial que se pueda generar a su alrededor. Por el contrario, cuando existen externalidades negativas el gobierno interviene en la actividad económica mediante regulaciones y multas. Así, la empresa que para producir contamina tiene que pagar por esta contaminación.
La empresa que contamine por encima del nivel autorizado es sancionada. Bien prohibiendo determinados consumos totalmente o en determinadas circunstancias o bien gravándolos con impuestos. Los ejemplos más claros son los impuestos sobre matriculación de vehículos, impuesto sobre hidrocarburos e impuestos sobre el alcohol y las labores del tabaco.
Explicación:
creo