El Neoclasicismo nació como reacción contra el hedonismo y la frivolidad del rococó. Su impulso inicial no vino de la mano de los artistas sino de los filósofos, los representantes de la Ilustración en Francia. Hombres como Diderot y Voltaire protestaron contra el relajamiento moral del estilo rococó y, por asociación, contra el régimen que lo había engendrado. Reclamaban un arte racional, moral y con principios. Pedían un arte dirigido por la razón y no por el sentimiento, en el que la perfección técnica dominara sobre la improvisación y la imaginación. El arte neoclásico quiere ser arte moderno, comprometido a fondo con la problemática de su tiempo. Los arquitectos neoclásicos saben que un nuevo orden social exige un nuevo orden de la ciudad y todos sus proyectos se inscriben en un plano de reforma urbanística. La nueva ciudad deberá tener, como la antigua, sus monumentos; pero el arquitecto deberá preocuparse también del desarrollo social y funcional. Se construyen iglesias a modo de templos clásicos, pero también escuelas, hospitales mercados, aduanas, puertos, cuarteles, cárceles, almacenes, puentes, calles, plazas. Los escultores y los pintores trabajan para la ciudad: estatuas, adornos, grandes representaciones históricas que sirvan de ejemplo a los ciudadanos. Y prefieren sobre todo el retrato
El Neoclasicismo no está íntimamente unido a la ideología revolucionaria, aunque se dé el caso de que es el arte del tiempo de la revolución y del Imperio napoleónico. Aunque también es cierto que es en Estados Unidos donde tendrá una gran vigencia
Al ideal barroco de la técnica «virtuosa» le sucede el ideal neoclásico, de la técnica rigurosa. Es la época del Academicismo, es decir la necesidad de ajustarse a unas normas establecidas por las Academias. A la vez que refleja el rechazo del decorativismo rococó, considerado una manifestación del gusto decadente de la nobleza.
NEOCLASICISMO
CARACTERÍSTICAS GENERALES
El Neoclasicismo nació como reacción contra el hedonismo y la frivolidad del rococó. Su impulso inicial no vino de la mano de los artistas sino de los filósofos, los representantes de la Ilustración en Francia. Hombres como Diderot y Voltaire protestaron contra el relajamiento moral del estilo rococó y, por asociación, contra el régimen que lo había engendrado. Reclamaban un arte racional, moral y con principios. Pedían un arte dirigido por la razón y no por el sentimiento, en el que la perfección técnica dominara sobre la improvisación y la imaginación.
El arte neoclásico quiere ser arte moderno, comprometido a fondo con la problemática de su tiempo. Los arquitectos neoclásicos saben que un nuevo orden social exige un nuevo orden de la ciudad y todos sus proyectos se inscriben en un plano de reforma urbanística. La nueva ciudad deberá tener, como la antigua, sus monumentos; pero el arquitecto deberá preocuparse también del desarrollo social y funcional. Se construyen iglesias a modo de templos clásicos, pero también escuelas, hospitales mercados, aduanas, puertos, cuarteles, cárceles, almacenes, puentes, calles, plazas.
Los escultores y los pintores trabajan para la ciudad: estatuas, adornos, grandes representaciones históricas que sirvan de ejemplo a los ciudadanos. Y prefieren sobre todo el retrato
El Neoclasicismo no está íntimamente unido a la ideología revolucionaria, aunque se dé el caso de que es el arte del tiempo de la revolución y del Imperio napoleónico. Aunque también es cierto que es en Estados Unidos donde tendrá una gran vigencia
Al ideal barroco de la técnica «virtuosa» le sucede el ideal neoclásico, de la técnica rigurosa. Es la época del Academicismo, es decir la necesidad de ajustarse a unas normas establecidas por las Academias. A la vez que refleja el rechazo del decorativismo rococó, considerado una manifestación del gusto decadente de la nobleza.