Un pastor invisible toco su caracola erguida hacia La Paz de la luna
Su extraña queja, suguiriendose, insinuandose cadencias de mar y mitología que callaron de repente ; rechinaron en el castillos bisagras y cerrojos ; ondulo unos segundos
alrededor de mi torre el canto de una mujer que tranquilizaba a un niño
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Respuesta:
Los rumores terminaron una a uno
La brisa estremeció con suave suspiro
La pálida humareda de los árboles
Un pastor invisible toco su caracola erguida hacia La Paz de la luna
Su extraña queja, suguiriendose, insinuandose cadencias de mar y mitología que callaron de repente ; rechinaron en el castillos bisagras y cerrojos ; ondulo unos segundos
alrededor de mi torre el canto de una mujer que tranquilizaba a un niño