ayuda porfa les doy corona
Este es el cuento: Nana Vieja y su nieta habían vivido juntas por mucho, mucho tiempo.
Compartían todo, incluyendo los oficios de la casa.
todos los días, Chanchita cortaba la leña mientras Nana Vieja limpiaba el horno.
Chanchita barría mientras Nana Vieja desempolvaba.
Nana Vieja tendía las camas mientras Chanchita colgaba la ropa recién lavada.
Chanchita preparaba avena, té y pan tostado para el desayuno.
Nana Vieja cortaba zanahorias y nabos para el almuerzo.
Y juntas, Nana Vieja y Chanchita cocinaban maíz y trigo para la cena.
-¡ Odio el maìz y el trigo!- decía siempre Chanchita.
Y Nana Vieja siempre contestaba:
-El maíz y el trigo te hacen bien. Mientras yo viva, mi Chanchita, tendrás que comerlos.
Y con esto, Chanchita dejaba de quejarse.
Comería maíz y trigo para el desayuno, el almuerzo y la cena, si eso quería decir que Nana Vieja viviría para siempre.
Una mañana, Nana Vieja no se levantó a desayunar como de costumbre.
-Me siento cansada-dijo-.Creo que hoy desayunaré en la cama.
-¡ Pero si tú nunca comes en la cama!- Dijo Chanchita-.
No te gusta dejar migajas en las sábanas.
-Estoy cansada-Repitió Nana Vieja.
Y cuando Chanchita le trajo una bandeja con avena, pan tostado y té, Nana Vieja se había quedado dormida.
Durmió durante el almuerzo y la cena también.
Mientras Nana Vieja descansaba, Chanchita cortó la leña, limpió el horno, barrió, desempolvó, lavó la ropa y tendió su cama.
Trató de silbar mientras trabajaba, pero lo único que le salió fue un pequeño y solitario "Oink".
Al día siguiente Nana Vieja aún estaba cansada, pero se levantó con mucho esfuerzo. Tomó una cucharada de avena, un pedacito de pan tostado y un sorbo de té.
-Eso no es suficiente ni siquiera para alimentar a un gorrión
-dijo Chanchita.
Puso una cara severa y cariñosa, pero Nana Vieja sólo serró los ojos por un momento y luego buscó su cartera y su sombrero.
- Tengo mucho que hacer hoy-dijo-.Debo estar preparada.
-¿ Preparada para qué?- preguntó Chanchita.
Nana Vieja no respondió. No tuvo que hacerlo. Chanchita ya sabía la respuesta y sintió ganas de llorar.
Nana Vieja devolvió sus libros a la biblioteca y no pidió prestado ningún otro. Fue al banco, sacó todo su dinero y cerró la cuenta.
Luego fue al abasto y pagó lo que debía. También pagó la electricidad, las verduras y la leña.
Cuando regresó a casa, metió el resto del dinero en la cartera de Chanchita.
-Guárdalo- dijo-, y úsalo bien.
- Lo haré- dijo Chanchita. Trató de sonreír pero sólo hizo pucheros.
Nana Vieja dijo: Ya, ya. no quiero ver lágrimas.
-Prometido- dijo Chanchita. Pero fue la promesa más difícil que había hecho jamás.
- Ahora- dijo Nana Vieja-, quiero festejar.
-¿ Te volvió el apetito?- preguntó Chanchita esperanzada.
-No es comida lo que me apetece- dijo Nana Vieja-
Quiero caminar lentamente por el pueblo y festejar con mis ojos los árboles, las flores, el cielo...¡Todo!
Entonces Nana Vieja y Chanchita pasearon lentamente por el pueblo.
De vez en cuando, Nana Vieja tenía que parar a descansar.
Pero siguió mirando. Mirando y escuchando, oliendo y saboreando.
-¡ Mira!- dijo Nana Vieja-
¿Ves como la luz brilla en las hojas?
-¡ Mira!- dijo Nana Vieja-.
¿Ves como las nubes se juntan a chismear en el cielo?
-¡ Mira!- dijo Nana Vieja-.
¿Ves como se refleja el gacebo en el lago?
-¿Oyes a los loros discutiendo?
-¿Puedes oler la tierra tibia?
-! Sientes el sabor de la lluvia!
Era tarde cuando Nana Vieja y Chanchita por fin regresaron a casa.
Nana Vieja estaba tan extenuada que se fue directo a la cama.
Luego Chanchita se preparó un pocillo de maíz y trigo, y se lo comió todo.
Lavó los platos y los guardó en su lugar.
Después se fue al cuarto de Nana Vieja. Aún no se había dormido.
Chanchita se sentó en la cama y le dijoRecuerdas cuando yo era pequeña y tenía una pesadilla y tú te metías en mi cama y me abrazabas?
- Recuerdo- dijo Nana Vieja.
-Esta noche- Dijo Chanchita-, me gustaría meterme en tu cama y abrazarte. ¿Está bien?
- Esto estaría muy bien- dijo Nana Vieja.
Entonces Chanchita apagó las luces, abrió la ventana para que soplara la brisa y corrió las cortinas para que entrara la luna.
Luego se metió en la cama de Nana Vieja.
La abrazó muy fuerte y, por última vez, Nana Vieja y Chanchita se acurrucaron juntas hasta el amanecer.
Respuesta:
Este texto te deja reflexionando sobre lo corta que es la vida y lo inesperada que puede ser. Cuando somos niños aprendemos, jovenes experimentamos, cuado somos adultos trabajamos y cuando somos viejitos aplicamos todo lo que hemos aprendido hasta ese entonces y comenzamos a ver la vida de una forma tan distinta y comenzamos a apreciar más las cosas. Aveces estamos tan cegados con las cosas que tenemos que hacer, que nos olvidamos de disfrutar y ver más allá de las responsabilidades que tenemos. Sin duda aunque la vejez puede considerarse como una etapa corta y la final, y aunque no siempre se siga este patrón, es una etapa hermosa donde podemos realmente apreciar y valorar las cosas y personas que nos rodean.