La muerte siempre ha sido un misterio para el ser humano. Aunque muchos dicen que han dado el paso “al más allá” y han regresado, nadie sabe exactamente con qué nos encontraremos después de que nuestro cuerpo quede inerte.
Estudiar a la muerte es posible gracias a las herramientas y conocimientos que nos proporcionan diversas ciencias como la biología, química, biología molecular y osteología entre otras.
Estos estudios permiten realizar interpretaciones relevantes, como las que se llevan a cabo en los diversos Laboratorios del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, donde se estudia el material proveniente de las excavaciones en los sitios arqueológicos con este esquema interdisciplinario, explica Raúl Valadez Azúa, investigador de dicho instituto y editor del libro “Viaje al inframundo: las ciencias y la muerte”.
Esta obra presenta un acercamiento a la muerte desde diversas disciplinas, ya que además del contexto arqueológico de los entierros y rituales, donde la información disponible es muy vasta, desde el punto de vista científico y social siempre es interesante saber por qué se sepultó a un individuo en determinado sitio o cómo falleció esa persona de la que ahora sólo quedan vestigios.
Explicación:
Analizar el cuerpo
Uno de los estudios que se llevan a cabo en los cuerpos hallados, señala el especialista, es la química de sedimentos. Este tipo de análisis en una tumba es muy importante, pues contiene multitud de restos y sustancias relacionadas con el cuerpo depositado.
Un tipo de sustancias son los residuos químicos producto de la descomposición del cuerpo humano y de otros organismos depositados. También llegan a encontrarse evidencias de otras sustancias que impregnaron la superficie del depósito.
De igual forma, a través de los estudios de material genético, específicamente del ADN es posible obtener información sobre la herencia de los organismos. En el caso de los entierros prehispánicos, se puede saber si son familiares o no y el grado de parentesco. Cuando hay varios entierros, es posible reconocer si se trata de una familia extensa o si se trata de diferentes miembros de una comunidad, precisa Raúl Valadez.
“Los entierros son uno de los mejores espacios para obtener información acerca de la antigüedad de los sitios arqueológicos excavados, debido al gran cúmulo de material de origen inorgánico y orgánico que los constituyen como son las ofrendas y los restos óseos del difunto”, expone.
Así, agrega, la investigación arqueológica, basada en el pensamiento interdisciplinario y el trabajo en equipo, permite llegar a conocimientos y reconstrucciones que parecieran de ciencia-ficción, con la diferencia de que existe el trabajo científico como apoyo y por tanto una base real y confiable.
En el texto se presenta un caso recreado con base en información proveniente del siglo XVI. Se trata del hallazgo del cuerpo de una joven de menos de 18 años encontrado junto a los restos de un infante del sexo masculino, que aún no completaba los nueve meses de gestación y que murió al nacer.
Los estudios de los sedimentos alrededor de la tumba permitieron determinar la existencia de derramamiento de líquidos a manera de ofrenda, alrededor del cadáver.
Celebración del Día de Muertos
De acuerdo con el texto “Viaje al inframundo: las ciencias y la muerte”, la fiesta del día de muertos es producto de la fusión del pensamiento mesoamericano y el español, es una tradición de enorme arraigo con manifestaciones diversas con el objetivo de honrar a los muertos.
“De la parte española tomamos la fecha del 1 de noviembre, la cual coincide con la celebración de las fiestas de Todos los Santos y por la prehispánica, la ampliación de este concepto a todos los difuntos, en especial de nuestros seres queridos fallecidos a quienes recordamos con un altar en el cual colocamos fotografías y flores, para honrarlos, así como los alimentos que eran de su preferencia, para que tengan qué comer durante su visita al mundo de los vivos.”
Otro añadido proveniente de la tradición prehispánica es el concebir que la llegada de los difuntos involucra también celebrar a la muerte, como contraparte de la vida y como entidad sobrenatural que ese día hace su presencia en el mundo de los vivos. Por estas peculiaridades, concluyen los autores de la obra, “la tradición del Día de Muertos es un aporte de México al mundo.”
Respuesta:
La muerte siempre ha sido un misterio para el ser humano. Aunque muchos dicen que han dado el paso “al más allá” y han regresado, nadie sabe exactamente con qué nos encontraremos después de que nuestro cuerpo quede inerte.
Estudiar a la muerte es posible gracias a las herramientas y conocimientos que nos proporcionan diversas ciencias como la biología, química, biología molecular y osteología entre otras.
Estos estudios permiten realizar interpretaciones relevantes, como las que se llevan a cabo en los diversos Laboratorios del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, donde se estudia el material proveniente de las excavaciones en los sitios arqueológicos con este esquema interdisciplinario, explica Raúl Valadez Azúa, investigador de dicho instituto y editor del libro “Viaje al inframundo: las ciencias y la muerte”.
Esta obra presenta un acercamiento a la muerte desde diversas disciplinas, ya que además del contexto arqueológico de los entierros y rituales, donde la información disponible es muy vasta, desde el punto de vista científico y social siempre es interesante saber por qué se sepultó a un individuo en determinado sitio o cómo falleció esa persona de la que ahora sólo quedan vestigios.
Explicación:
Analizar el cuerpo
Uno de los estudios que se llevan a cabo en los cuerpos hallados, señala el especialista, es la química de sedimentos. Este tipo de análisis en una tumba es muy importante, pues contiene multitud de restos y sustancias relacionadas con el cuerpo depositado.
Un tipo de sustancias son los residuos químicos producto de la descomposición del cuerpo humano y de otros organismos depositados. También llegan a encontrarse evidencias de otras sustancias que impregnaron la superficie del depósito.
De igual forma, a través de los estudios de material genético, específicamente del ADN es posible obtener información sobre la herencia de los organismos. En el caso de los entierros prehispánicos, se puede saber si son familiares o no y el grado de parentesco. Cuando hay varios entierros, es posible reconocer si se trata de una familia extensa o si se trata de diferentes miembros de una comunidad, precisa Raúl Valadez.
“Los entierros son uno de los mejores espacios para obtener información acerca de la antigüedad de los sitios arqueológicos excavados, debido al gran cúmulo de material de origen inorgánico y orgánico que los constituyen como son las ofrendas y los restos óseos del difunto”, expone.
Así, agrega, la investigación arqueológica, basada en el pensamiento interdisciplinario y el trabajo en equipo, permite llegar a conocimientos y reconstrucciones que parecieran de ciencia-ficción, con la diferencia de que existe el trabajo científico como apoyo y por tanto una base real y confiable.
En el texto se presenta un caso recreado con base en información proveniente del siglo XVI. Se trata del hallazgo del cuerpo de una joven de menos de 18 años encontrado junto a los restos de un infante del sexo masculino, que aún no completaba los nueve meses de gestación y que murió al nacer.
Los estudios de los sedimentos alrededor de la tumba permitieron determinar la existencia de derramamiento de líquidos a manera de ofrenda, alrededor del cadáver.
Celebración del Día de Muertos
De acuerdo con el texto “Viaje al inframundo: las ciencias y la muerte”, la fiesta del día de muertos es producto de la fusión del pensamiento mesoamericano y el español, es una tradición de enorme arraigo con manifestaciones diversas con el objetivo de honrar a los muertos.
“De la parte española tomamos la fecha del 1 de noviembre, la cual coincide con la celebración de las fiestas de Todos los Santos y por la prehispánica, la ampliación de este concepto a todos los difuntos, en especial de nuestros seres queridos fallecidos a quienes recordamos con un altar en el cual colocamos fotografías y flores, para honrarlos, así como los alimentos que eran de su preferencia, para que tengan qué comer durante su visita al mundo de los vivos.”
Otro añadido proveniente de la tradición prehispánica es el concebir que la llegada de los difuntos involucra también celebrar a la muerte, como contraparte de la vida y como entidad sobrenatural que ese día hace su presencia en el mundo de los vivos. Por estas peculiaridades, concluyen los autores de la obra, “la tradición del Día de Muertos es un aporte de México al mundo.”