La primera operación que hay que realizar para asegurarse que un cultivo pueda alcanzar el mejor rendimiento, es proporcionar a las plantas un suelo en las mejores condiciones. El objetivo es preparar un lecho con los nutrientes adecuados y con unas condiciones que permitan la germinación de la semilla y el establecimiento del cultivo para su posterior desarrollo. Esto se ha venido haciendo mediante técnicas agresivas tradicionalmente, como el volteo, la quema de rastrojo, etc. Estas, además de no ser sostenibles a largo plazo, requieren mano de obra, especialmente en contextos con una baja mecanización, convirtiéndose en una carga para los pequeños agricultores que han de preparar el terreno con herramientas básicas y de forma manual.
La FAO promueve formas alternativas para la preparación del terreno, que tratan de reducir la necesidad de mano de obra y la pesadez del trabajo a la vez que fomenta la sostenibilidad de la preparación de la tierra. Teniendo en mente la sostenibididad, conceptos como laboreo reducido y el uso de herramientas y equipos adecuados, pueden contribuir a esta meta común.
La tarea de preparación del terreno y la escarda, pueden hacerse menos pesadas y requerir menos mano de obra a través del uso de azadas mejoradas, siembra en hileras, el uso de subsoladores, gradas y sembradoras de tracción animal. Los tractores de un eje pueden ser utilizados con equipamiento adaptado que puede servir si la infrastructura y las capacidades del agricultor son adecuadas al contexto en el que las condiciones socioeconómicas lo permiten. Otras tareas relacionadas con el mantenimiento de la cobertura del suelo pueden hacerse mediante humectadores y pulverizadores que limitan la tarea de escardar en gran medida si se utilizan en un contexto de laboreo mínimo o reducido como con bancales o agricultura de conservación.
La primera operación que hay que realizar para asegurarse que un cultivo pueda alcanzar el mejor rendimiento, es proporcionar a las plantas un suelo en las mejores condiciones. El objetivo es preparar un lecho con los nutrientes adecuados y con unas condiciones que permitan la germinación de la semilla y el establecimiento del cultivo para su posterior desarrollo. Esto se ha venido haciendo mediante técnicas agresivas tradicionalmente, como el volteo, la quema de rastrojo, etc. Estas, además de no ser sostenibles a largo plazo, requieren mano de obra, especialmente en contextos con una baja mecanización, convirtiéndose en una carga para los pequeños agricultores que han de preparar el terreno con herramientas básicas y de forma manual.
La FAO promueve formas alternativas para la preparación del terreno, que tratan de reducir la necesidad de mano de obra y la pesadez del trabajo a la vez que fomenta la sostenibilidad de la preparación de la tierra. Teniendo en mente la sostenibididad, conceptos como laboreo reducido y el uso de herramientas y equipos adecuados, pueden contribuir a esta meta común.
La tarea de preparación del terreno y la escarda, pueden hacerse menos pesadas y requerir menos mano de obra a través del uso de azadas mejoradas, siembra en hileras, el uso de subsoladores, gradas y sembradoras de tracción animal. Los tractores de un eje pueden ser utilizados con equipamiento adaptado que puede servir si la infrastructura y las capacidades del agricultor son adecuadas al contexto en el que las condiciones socioeconómicas lo permiten. Otras tareas relacionadas con el mantenimiento de la cobertura del suelo pueden hacerse mediante humectadores y pulverizadores que limitan la tarea de escardar en gran medida si se utilizan en un contexto de laboreo mínimo o reducido como con bancales o agricultura de conservación.