Por su tema y estructura conserva todas las características de la novela sentimental que en Francia había llegado a su apogeo con Atala de Chateaubriand y Pablo y Virginia de Saint Pierre. La novela presenta muchos aspectos asimilados de sus modelos franceses; pero su gran originalidad consiste en que pone por primera vez, como idilio romántico el ambiente real de la naturaleza americana.
El eje central de la novela es la relación de los desdichados amores de dos adolescentes: Efraín, hacendado en la región del Cauca, y su hermana adoptiva María. Este idilio va a tener como marco el bucólico ambiente natural de esa región colombiana. Esta fue traducida en 31 idiomas y contó con 14 ediciones en México.
La novela consta de sesenta y cinco capítulos. Los precede una dedicatoria, «a los hermanos de Efraín», en la que el autor, oculto tras la figura de quien ejecuta un encargo, presenta los hechos como ocurridos tiempo atrás. Anticipa, asimismo, el final del protagonista —«a quien tanto amasteis y que ya no existe»— y subraya el carácter doliente de la obra:
[…] ¡si suspendéis la lectura para llorar, ese llanto me probará que la [misión] he cumplido fielmente!
Estas palabras apuntan a saber que no es bueno saber que presentar la novela como documento de una realidad vivida. Aspecto este último al que también contribuyeron el uso de la primera persona narrativa y la intercalación de numerosos pasajes autobiográficos.
Puede afirmarse que el hilo conductor de la materia novelada se da en la historia sentimental de María y Efraín, verdadero ejemplo de amor idílico. En este primer nivel de la narración, se entrelazan las descripciones de los ambientes en los que se desarrolla la trama: la naturaleza del Valle del Cauca (espacio abierto), y las características arquitectónicas de El Paraíso, la hacienda de los Isaacs (espacio cerrado). Sus secuencias configuran un triple recorrido por un mundo real, pero idealizado. Recorrido nostálgico que actualiza el idilio, el espacio abierto y el cerrado, y cuyo final reelabora el "mito" primordial del Edén perdido, objetivado, en este caso, por la pérdida del hogar paterno, de la amada y del paisaje paradisíaco.
Sobre esta línea narrativa de base se engarzan una serie de microrrelatos, muchos de carácter costumbrista; en su gran mayoría, cortas historias de amor, cuyos avatares duplican los vividos por Efraín y María. Así ocurre con el noviazgo y la boda de Braulio y Tránsito (Cap. XXXV), con la de Bruno y Remigia (Cap. V), y, especialmente, con la historia de Nay (Feliciana) y Sinar (Cap. XL), señalada con justicia como ejemplo del exotismo romántico.
[…] ya por afinidad, ya por contraste, cada una de esas historias oficia de resonador para el idilio principal: incluso la más desarrollada de ellas participa de parecidas formas de frustración, aunque distribuidas de otro modo —la historia de Feliciana contiene la separación y la muerte—, y también opera en ella el motivo de la conversión religiosa y el de la orfandad necesitada de protección familiar —Juan Ángel tras la muerte de su madre—, como duplicaciones del origen biográfico de Esther-María.
Nicolás Bratosevich
Otros, como la caza del tigre (Cap. XXI), y la del ciervo (Cap. XXV), contribuyen a subrayar lo costumbrista al resaltar las virtudes de Efraín.
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Por su tema y estructura conserva todas las características de la novela sentimental que en Francia había llegado a su apogeo con Atala de Chateaubriand y Pablo y Virginia de Saint Pierre. La novela presenta muchos aspectos asimilados de sus modelos franceses; pero su gran originalidad consiste en que pone por primera vez, como idilio romántico el ambiente real de la naturaleza americana.
El eje central de la novela es la relación de los desdichados amores de dos adolescentes: Efraín, hacendado en la región del Cauca, y su hermana adoptiva María. Este idilio va a tener como marco el bucólico ambiente natural de esa región colombiana. Esta fue traducida en 31 idiomas y contó con 14 ediciones en México.
La novela consta de sesenta y cinco capítulos. Los precede una dedicatoria, «a los hermanos de Efraín», en la que el autor, oculto tras la figura de quien ejecuta un encargo, presenta los hechos como ocurridos tiempo atrás. Anticipa, asimismo, el final del protagonista —«a quien tanto amasteis y que ya no existe»— y subraya el carácter doliente de la obra:
[…] ¡si suspendéis la lectura para llorar, ese llanto me probará que la [misión] he cumplido fielmente!
Estas palabras apuntan a saber que no es bueno saber que presentar la novela como documento de una realidad vivida. Aspecto este último al que también contribuyeron el uso de la primera persona narrativa y la intercalación de numerosos pasajes autobiográficos.
Puede afirmarse que el hilo conductor de la materia novelada se da en la historia sentimental de María y Efraín, verdadero ejemplo de amor idílico. En este primer nivel de la narración, se entrelazan las descripciones de los ambientes en los que se desarrolla la trama: la naturaleza del Valle del Cauca (espacio abierto), y las características arquitectónicas de El Paraíso, la hacienda de los Isaacs (espacio cerrado). Sus secuencias configuran un triple recorrido por un mundo real, pero idealizado. Recorrido nostálgico que actualiza el idilio, el espacio abierto y el cerrado, y cuyo final reelabora el "mito" primordial del Edén perdido, objetivado, en este caso, por la pérdida del hogar paterno, de la amada y del paisaje paradisíaco.
Sobre esta línea narrativa de base se engarzan una serie de microrrelatos, muchos de carácter costumbrista; en su gran mayoría, cortas historias de amor, cuyos avatares duplican los vividos por Efraín y María. Así ocurre con el noviazgo y la boda de Braulio y Tránsito (Cap. XXXV), con la de Bruno y Remigia (Cap. V), y, especialmente, con la historia de Nay (Feliciana) y Sinar (Cap. XL), señalada con justicia como ejemplo del exotismo romántico.
[…] ya por afinidad, ya por contraste, cada una de esas historias oficia de resonador para el idilio principal: incluso la más desarrollada de ellas participa de parecidas formas de frustración, aunque distribuidas de otro modo —la historia de Feliciana contiene la separación y la muerte—, y también opera en ella el motivo de la conversión religiosa y el de la orfandad necesitada de protección familiar —Juan Ángel tras la muerte de su madre—, como duplicaciones del origen biográfico de Esther-María.
Nicolás Bratosevich
Otros, como la caza del tigre (Cap. XXI), y la del ciervo (Cap. XXV), contribuyen a subrayar lo costumbrista al resaltar las virtudes de Efraín.
Explicación:
ESPERO Y ESTO SEA!☆
Respuesta:
no se mui bien la respuesta