Henry Fayol, ingeniero y director de empresa, fue el pilar del pensamiento administrativo moderno al fomentar la sistematización del trabajo del dirigente, de la previsión hasta el control pasando por la decisión. La administración le debe casi todo lo que constituye su contenido práctico y lo que se enseña en la materia. Max Weber, sociólogo y filósofo alemán, de manera indirecta suministró a la administración las bases racionales que necesitaba para asentar sus pretensiones de apoyarse sobre bases científicas. Quizá mal comprendido, pero sin duda usado en exceso, Max Weber es para nosotros el ejemplo del teórico importado sin discernimiento en la administración.
Junto a Frederick Taylor, Henry Fayol es el segundo pilar fundador del pensamiento administrativo tradicional. Estos dos personajes constituyen la plataforma en todo manual de administración. Ambos han suscitado escritos, comentarios, controversias y abusos en cuanto a interpretación y simplificación de sus ideas. Henry Fayol es conocido por su primer libro que aborda la administración general de la empresa y la tarea del directivo: Administration industrielle et generale. Esta obra, publicada por primera vez en 1916 cuando Fayol tenía 75 años, no contiene más de 150 páginas, es poco densa, escrita con un lenguaje simple y directo. En ella su autor, basado en la lógica y en el sentido común, invita a la adhesión a principios que se apoyan en verdades consideradas indiscutibles y que se desprenden de lecciones provenientes de su larga experiencia como ingeniero y director general de una importante empresa francesa. Como Taylor, Fayol es el continuador de un pensamiento y de maneras de hacer que ya existían en Europa y Francia, pero tuvo el innegable genio de sistematizar todo esto en ideas claras, simples e integradas, lo que sin duda muchos practicaban de manera aislada y empírica.
La Primera Guerra Mundial retrasó casi dos años la aparición del libro de Fayol. Por el contrario. el taylorismo se empezó a extender en Francia a partir de 1910 y redobló su popularidad durante la Segunda Guerra Mundial debido a la fascinación que ejercía la eficacia y la rapidez del ejército estadounidense. Eficacia y rapidez que se atribuían, sin las suficientes evidencias, al “sistema Taylor”, a tal punto que Georges Clemenceau, en aquel tiempo ministro de Guerra francés, ordenó que se estudiara la organización científica del trabajo de Taylor y se aplicara en las fábricas bajo su control.1 Todo esto causó un gran retardo en la propagación del fayolismo. Adminstration industrielle et generale fue publicado primero en 1916 en el Bulletin de societe de l’industrie minerale y, finalmente, apareció en forma de libro en 1925 gracias a los hermanos Dunod, su demanda fue inmediata y se elevó hasta alcanzar un tiraje de 15 000 ejemplares.
Pero mientras que las cinco primeras operaciones son conocidas, y para algunos articuladas, estudiadas y enseñadas, la sexta se considera poco vinculada con las precedentes, no obstante las engloba y está muy ligada con todas ellas. Por ello debe tener un lugar privilegiado y merece ser mejor elaborada, mejor conocida y enseñada.7 Según Fayol, la función administrativa se encarga de “erigir el programa general de acción de la empresa, de constituir el cuerpo social, de coordinar los esfuerzos, de armonizar los actos”.8 Administrar, precisa Fayol, es “prever, organizar, dirigir y controlar”, esa pequeña frase marcará con un sello indeleble la disciplina de la administración, la cual perdurará hasta hoy en todos los libros y manuales de gestión, gracias a Urwick (1944 y 1956) y a Koontz y O’Donnell (1955) quienes en definitiva contribuyeron a expandir la administración por casi todo el mundo. La gestión tanto como disciplina y campo de conocimiento ha estado presente siempre en todas partes, insistiendo en planificar, organizar, dirigir y controlar. El ineludible PODC es el eje de casi todo curso de administración en el mundo, pero ¿qué dice exactamente Fayol al respecto?
Respuesta:
Henry Fayol, ingeniero y director de empresa, fue el pilar del pensamiento administrativo moderno al fomentar la sistematización del trabajo del dirigente, de la previsión hasta el control pasando por la decisión. La administración le debe casi todo lo que constituye su contenido práctico y lo que se enseña en la materia. Max Weber, sociólogo y filósofo alemán, de manera indirecta suministró a la administración las bases racionales que necesitaba para asentar sus pretensiones de apoyarse sobre bases científicas. Quizá mal comprendido, pero sin duda usado en exceso, Max Weber es para nosotros el ejemplo del teórico importado sin discernimiento en la administración.
Junto a Frederick Taylor, Henry Fayol es el segundo pilar fundador del pensamiento administrativo tradicional. Estos dos personajes constituyen la plataforma en todo manual de administración. Ambos han suscitado escritos, comentarios, controversias y abusos en cuanto a interpretación y simplificación de sus ideas. Henry Fayol es conocido por su primer libro que aborda la administración general de la empresa y la tarea del directivo: Administration industrielle et generale. Esta obra, publicada por primera vez en 1916 cuando Fayol tenía 75 años, no contiene más de 150 páginas, es poco densa, escrita con un lenguaje simple y directo. En ella su autor, basado en la lógica y en el sentido común, invita a la adhesión a principios que se apoyan en verdades consideradas indiscutibles y que se desprenden de lecciones provenientes de su larga experiencia como ingeniero y director general de una importante empresa francesa. Como Taylor, Fayol es el continuador de un pensamiento y de maneras de hacer que ya existían en Europa y Francia, pero tuvo el innegable genio de sistematizar todo esto en ideas claras, simples e integradas, lo que sin duda muchos practicaban de manera aislada y empírica.
La Primera Guerra Mundial retrasó casi dos años la aparición del libro de Fayol. Por el contrario. el taylorismo se empezó a extender en Francia a partir de 1910 y redobló su popularidad durante la Segunda Guerra Mundial debido a la fascinación que ejercía la eficacia y la rapidez del ejército estadounidense. Eficacia y rapidez que se atribuían, sin las suficientes evidencias, al “sistema Taylor”, a tal punto que Georges Clemenceau, en aquel tiempo ministro de Guerra francés, ordenó que se estudiara la organización científica del trabajo de Taylor y se aplicara en las fábricas bajo su control.1 Todo esto causó un gran retardo en la propagación del fayolismo. Adminstration industrielle et generale fue publicado primero en 1916 en el Bulletin de societe de l’industrie minerale y, finalmente, apareció en forma de libro en 1925 gracias a los hermanos Dunod, su demanda fue inmediata y se elevó hasta alcanzar un tiraje de 15 000 ejemplares.
Pero mientras que las cinco primeras operaciones son conocidas, y para algunos articuladas, estudiadas y enseñadas, la sexta se considera poco vinculada con las precedentes, no obstante las engloba y está muy ligada con todas ellas. Por ello debe tener un lugar privilegiado y merece ser mejor elaborada, mejor conocida y enseñada.7 Según Fayol, la función administrativa se encarga de “erigir el programa general de acción de la empresa, de constituir el cuerpo social, de coordinar los esfuerzos, de armonizar los actos”.8 Administrar, precisa Fayol, es “prever, organizar, dirigir y controlar”, esa pequeña frase marcará con un sello indeleble la disciplina de la administración, la cual perdurará hasta hoy en todos los libros y manuales de gestión, gracias a Urwick (1944 y 1956) y a Koontz y O’Donnell (1955) quienes en definitiva contribuyeron a expandir la administración por casi todo el mundo. La gestión tanto como disciplina y campo de conocimiento ha estado presente siempre en todas partes, insistiendo en planificar, organizar, dirigir y controlar. El ineludible PODC es el eje de casi todo curso de administración en el mundo, pero ¿qué dice exactamente Fayol al respecto?