La primera clase viene de la sangre y de saberse heredero de algún reino; El nuevo príncipe pudo haber adquirido aquel nuevo reino con la ayuda de armas ajenas, propias, gracias a la suerte y en el mejor de los casos, a su valor. Para mantener el poder, Maquiavelo sugiere que el príncipe vaya a radicar al nuevo terreno y que suprima de inmediato cualquier asomo de rebelión o descontento. A sí mismo, el príncipe debe convertirse en jefe y protector de los reinos vecinos –sobre todo de los menos fuertes- para que a la postre, se debiliten los reinos vecinos y poderosos. Maquiavelo pone a los Romanos como ejemplo: de todas las provincias que se adueñaron, las poblaron primero con colonias, no permitieron que los reinos vecinos aumentaran su fuerza y no dejaron que alguna potencia extranjera se instale en las cercanías; El siguiente capítulo, aconseja sobre la manera de gobernar un territorio de ajenas y recientes costumbres. Así mismo, recomienda permitir o no la conservación de sus leyes previo estudio de la cantidad de enemigos que el nuevo príncipe pueda tener.
Los capítulos VI, VII y VIII hablan de las tres maneras de adquirir un principado: a) por valor y con armas propias, b) por fortuna y armas no propias y c) los que llegan por obra de sus maldades. El príncipe, debe mantener su carácter – demostrado de sobra pues las armas y los ejércitos usados le eran propias y tendrá el mérito de conquistar aquel territorio y sumarlo a su reino- Habrá que aclarar que también un estado es nuevo por razones internas de donde surgen caudillos que pretendan cambiar el sistema.
En el caso de aquellos que ascienden al principado gracias a la fortuna y a las armas prestadas, Maquiavelo apunta: los estados que se forman de repente no tienen las raíces que le son necesarias para consolidarse. Los oportunistas que ven coronadas sus expectativas, carecen de la energía y la visión necesaria para mantener un puesto de tales dimensiones.
Finalmente, los que llegan al principado por el uso de la maldad, podrán alcanzar el dominio más nunca la gloria. una sería por el uso de la maldad, arriba explicado, y otra por medio de la aprobación y promoción directa de sus conciudadanos. De la misma manera, el príncipe civil debe enfrentarse a las necesidades de los grandes con el pueblo, responsable directo de su triunfo.
La primera clase viene de la sangre y de saberse heredero de algún reino; El nuevo príncipe pudo haber adquirido aquel nuevo reino con la ayuda de armas ajenas, propias, gracias a la suerte y en el mejor de los casos, a su valor. Para mantener el poder, Maquiavelo sugiere que el príncipe vaya a radicar al nuevo terreno y que suprima de inmediato cualquier asomo de rebelión o descontento. A sí mismo, el príncipe debe convertirse en jefe y protector de los reinos vecinos –sobre todo de los menos fuertes- para que a la postre, se debiliten los reinos vecinos y poderosos. Maquiavelo pone a los Romanos como ejemplo: de todas las provincias que se adueñaron, las poblaron primero con colonias, no permitieron que los reinos vecinos aumentaran su fuerza y no dejaron que alguna potencia extranjera se instale en las cercanías;
El siguiente capítulo, aconseja sobre la manera de gobernar un territorio de ajenas y recientes costumbres. Así mismo, recomienda permitir o no la conservación de sus leyes previo estudio de la cantidad de enemigos que el nuevo príncipe pueda tener.
Los capítulos VI, VII y VIII hablan de las tres maneras de adquirir un principado: a) por valor y con armas propias, b) por fortuna y armas no propias y c) los que llegan por obra de sus maldades. El príncipe, debe mantener su carácter – demostrado de sobra pues las armas y los ejércitos usados le eran propias y tendrá el mérito de conquistar aquel territorio y sumarlo a su reino- Habrá que aclarar que también un estado es nuevo por razones internas de donde surgen caudillos que pretendan cambiar el sistema.
En el caso de aquellos que ascienden al principado gracias a la fortuna y a las armas prestadas, Maquiavelo apunta: los estados que se forman de repente no tienen las raíces que le son necesarias para consolidarse. Los oportunistas que ven coronadas sus expectativas, carecen de la energía y la visión necesaria para mantener un puesto de tales dimensiones.
Finalmente, los que llegan al principado por el uso de la maldad, podrán alcanzar el dominio más nunca la gloria. una sería por el uso de la maldad, arriba explicado, y otra por medio de la aprobación y promoción directa de sus conciudadanos. De la misma manera, el príncipe civil debe enfrentarse a las necesidades de los grandes con el pueblo, responsable directo de su triunfo.