Las comodidades que nos crea el capitalismo están acabando con la ecología, con el medio ambiente, con nuestro entorno natural. Por más que dicen preocuparse –los empresarios– por resolver estos problemas, solo vemos que la avaricia sobrepasa los adelantos “ecologistas”.
Consideramos que los bienes a los que nos aferramos como si en verdad fueran necesidades de urgencia humana, cuando no nos damos cuenta que resultan un exceso.
Los hospitales que tienen grandes sistemas son exclusivos para unos cuantos, el resto está obligado a padecer penurias increíbles en el penoso mundo de los hospitales federales o estatales, donde se trata al paciente como algo y no como alguien, pues piensan –tontamente– que ese paciente no ha contribuido, cuando ese servicio ya ha sido pagado por medio de los impuestos.
El Estado es tan incompetente, que acepta que la creación y existencia sustentable de ONG’s le ayudan enormemente a su labor. La autoridad del gobernante deja de ser general para ser aplicada a unos cuantos. De aquí se sigue que muchos vivales faltos de ética se mantienen del erario complaciendo a la muchedumbre con fanatismos, ya sea religiosos, políticos, antipolíticos, antirreligiosos.
Unos cuantos tienen acceso a la mejor educación –pensemos que muchos no pueden tener siquiera educación– y muchos de éstos primeros saldrán del país o laborarán en empresas extranjeras.
Los investigadores se empeñarán por hacer del capitalismo lo mejor, el problema es qué entienden ellos por “mejor”.
Lo interesante.
Pareciera que los ciclos se repiten, que la historia es tan solo un lapso de tiempo que tiene una continuidad mas o menos definida. De ser así, ¿qué es lo que sigue más allá del capitalismo?
Todo aparenta que la religión va de la mano con el capitalismo, las quimeras cada día se van haciendo más complejas y hoy por hoy el dinero se convierte en el amo y señor, en el ídolo, en el becerro de oro.
Se nos presenta a la política mezclada con el comercio y la economía, inclusive las corruptelas que brotan a la luz parecen ser complots generales. La economía y las finanzas superan la barrera de la actividad política y la manejan a su conveniencia.
La cultura se ha convertido en uno de los negocios más rentables, y los libros ahora se compran y se llevan a casa como si fueran elementos de exhibición, no para comérselos y llenarse, nutrirse con su sabiduría.
Los medios de comunicación facilitan todo, incluso por medio de ellos se puede crear o destiuir una figura, una agrupación, un país, un enfrentamiento o una convención. El poder es casi insuperable.
Difícil es vivir en este sistema, pero debemos adaptarnos, y organizar nuestros propósitos, no dejarlos sobre la mesa sino llevarlos a la práctica, enorgulleciéndonos de nuestras acciones en pro de la economía global, sumando y no restando.
Las comodidades que nos crea el capitalismo están acabando con la ecología, con el medio ambiente, con nuestro entorno natural. Por más que dicen preocuparse –los empresarios– por resolver estos problemas, solo vemos que la avaricia sobrepasa los adelantos “ecologistas”.
Consideramos que los bienes a los que nos aferramos como si en verdad fueran necesidades de urgencia humana, cuando no nos damos cuenta que resultan un exceso.
Los hospitales que tienen grandes sistemas son exclusivos para unos cuantos, el resto está obligado a padecer penurias increíbles en el penoso mundo de los hospitales federales o estatales, donde se trata al paciente como algo y no como alguien, pues piensan –tontamente– que ese paciente no ha contribuido, cuando ese servicio ya ha sido pagado por medio de los impuestos.
El Estado es tan incompetente, que acepta que la creación y existencia sustentable de ONG’s le ayudan enormemente a su labor. La autoridad del gobernante deja de ser general para ser aplicada a unos cuantos. De aquí se sigue que muchos vivales faltos de ética se mantienen del erario complaciendo a la muchedumbre con fanatismos, ya sea religiosos, políticos, antipolíticos, antirreligiosos.
Unos cuantos tienen acceso a la mejor educación –pensemos que muchos no pueden tener siquiera educación– y muchos de éstos primeros saldrán del país o laborarán en empresas extranjeras.
Los investigadores se empeñarán por hacer del capitalismo lo mejor, el problema es qué entienden ellos por “mejor”.
Lo interesante.
Pareciera que los ciclos se repiten, que la historia es tan solo un lapso de tiempo que tiene una continuidad mas o menos definida. De ser así, ¿qué es lo que sigue más allá del capitalismo?
Todo aparenta que la religión va de la mano con el capitalismo, las quimeras cada día se van haciendo más complejas y hoy por hoy el dinero se convierte en el amo y señor, en el ídolo, en el becerro de oro.
Se nos presenta a la política mezclada con el comercio y la economía, inclusive las corruptelas que brotan a la luz parecen ser complots generales. La economía y las finanzas superan la barrera de la actividad política y la manejan a su conveniencia.
La cultura se ha convertido en uno de los negocios más rentables, y los libros ahora se compran y se llevan a casa como si fueran elementos de exhibición, no para comérselos y llenarse, nutrirse con su sabiduría.
Los medios de comunicación facilitan todo, incluso por medio de ellos se puede crear o destiuir una figura, una agrupación, un país, un enfrentamiento o una convención. El poder es casi insuperable.
Difícil es vivir en este sistema, pero debemos adaptarnos, y organizar nuestros propósitos, no dejarlos sobre la mesa sino llevarlos a la práctica, enorgulleciéndonos de nuestras acciones en pro de la economía global, sumando y no restando.