donde lo encuentro no se donde esta pero encontré este en Google me dice si es o no es ese
resumen
Cuéntenos primero su historia, después les cuento la mía, y enseguida el señor nos lee el cuadernito, que bien célebre debe ser. ¿Qué se van a hacer ahora?, está lloviendo todavía y no hay esperanzas de que escampe; esta es agüita de toda la noche; conque empiece.
En esto nos trajeron el chocolate, rebosando de espuma atornasolada, en pocillos de plata y un coco con orejas de león en que le sirvieron a la señora. Mi compañero, no queriendo hacer uso de la cuchara de plata, buscó la oreja al pocillo, lo alzó con mucho cuidado hasta la boca, y estirando los labios y abriendo tamaños ojos, le dio un sorbo con entusiasmo tal, que de seguro le abrasó hasta el alma.
texto original
Cuéntenos primero su historia, después les cuento la mía, y enseguida
el señor nos lee el cuadernito, que bien célebre debe ser. ¿Qué se van
a hacer ahora?, está lloviendo todavía y no hay esperanzas de que
escampe; esta es agüita de toda la noche; conque empiece.
En esto nos trajeron el chocolate, rebosando de espuma atornasolada,
en pocillos de plata y un coco con orejas de león en que le sirvieron a la
señora. Mi compañero, no queriendo hacer uso de la cuchara de plata,
buscó la oreja al pocillo, lo alzó con mucho cuidado hasta la boca, y estirando los labios y abriendo tamaños ojos, le dio un sorbo con entusiasmo
tal, que de seguro le abrasó hasta el alma. En el acto dio un quejido, acomodó el pocillo entre el pan, arepas, bizcochos y queso, y sacó el pañuelo
para enjugar dos lágrimas dignas de mejor ocasión.
—¿Qué le sucedió, caballero?, preguntó la señora con sorpresa.
—El recuerdo de esa historia, contestó con mucha unción, no puede
menos que hacerme llorar.
—¡Ah sí! Hay casos en que no se puede menos que llorar, respondió
la señora con tono afligido. ¿Y cómo fue su historia? cuéntenosla aunque
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donde lo encuentro no se donde esta pero encontré este en Google me dice si es o no es ese
resumen
Cuéntenos primero su historia, después les cuento la mía, y enseguida el señor nos lee el cuadernito, que bien célebre debe ser. ¿Qué se van a hacer ahora?, está lloviendo todavía y no hay esperanzas de que escampe; esta es agüita de toda la noche; conque empiece.
En esto nos trajeron el chocolate, rebosando de espuma atornasolada, en pocillos de plata y un coco con orejas de león en que le sirvieron a la señora. Mi compañero, no queriendo hacer uso de la cuchara de plata, buscó la oreja al pocillo, lo alzó con mucho cuidado hasta la boca, y estirando los labios y abriendo tamaños ojos, le dio un sorbo con entusiasmo tal, que de seguro le abrasó hasta el alma.
texto original
Cuéntenos primero su historia, después les cuento la mía, y enseguida
el señor nos lee el cuadernito, que bien célebre debe ser. ¿Qué se van
a hacer ahora?, está lloviendo todavía y no hay esperanzas de que
escampe; esta es agüita de toda la noche; conque empiece.
En esto nos trajeron el chocolate, rebosando de espuma atornasolada,
en pocillos de plata y un coco con orejas de león en que le sirvieron a la
señora. Mi compañero, no queriendo hacer uso de la cuchara de plata,
buscó la oreja al pocillo, lo alzó con mucho cuidado hasta la boca, y estirando los labios y abriendo tamaños ojos, le dio un sorbo con entusiasmo
tal, que de seguro le abrasó hasta el alma. En el acto dio un quejido, acomodó el pocillo entre el pan, arepas, bizcochos y queso, y sacó el pañuelo
para enjugar dos lágrimas dignas de mejor ocasión.
—¿Qué le sucedió, caballero?, preguntó la señora con sorpresa.
—El recuerdo de esa historia, contestó con mucha unción, no puede
menos que hacerme llorar.
—¡Ah sí! Hay casos en que no se puede menos que llorar, respondió
la señora con tono afligido. ¿Y cómo fue su historia? cuéntenosla aunque
sufra: tengo curiosidad