Ministerio de Industria, Energía y Minería Introducción: Tal vez la única propiedad que se puede considerar presente en toda clase de materia es la propiedad extensiva conocida como energía. Cada vez que un sistema material interactúa con otro, esa interacción se manifiesta a través de cambios en el estado de los sistemas. Se puede asegurar que éstos han intercambiado energía. Como la energía se conserva, lo único que se puede hacer es convertirla de una forma a otra, comenzando a partir de las así llamadas fuentes primarias. Entre esas fuentes primarias se tienen los combustibles fósiles convencionales (petróleo, carbón y gas natural) y no convencionales (combustibles nucleares), así como la luz solar que alcanza el suelo, los vientos, los ríos, las corrientes oceánicas incluyendo las mares, y la biomasa, entre otras. En la presente era tecnológica las fuentes primarias se utilizan mayoritariamente (aunque no exclusivamente) para convertir su energía en energía eléctrica. En última instancia todas las fuentes de energía primaria están relacionadas con, se originan o se originaron a partir de la energía solar. La energía de los combustibles fósiles convencionales es energía solar almacenada como energía química por la actividad metabólica de seres vivos desaparecidos hace centenares de millones de años. Teniendo en cuenta el incremento del consumo de energía por una población mundial creciente, no cabe esperar que las reservas de combustibles fósiles convencionales duren más que unos cientos de años si continuaran siendo la fuente primaria dominante, como lo han sido hasta el presente (más del 80% del consumo se asocia con combustibles fósiles, menos de un 10% se asocia con el consumo de energía hidráulica). A este agotamiento que en la escala de tiempo de las sociedades humanas es de corto plazo, se añade el impacto ambiental de la quema de combustibles fósiles: el incremento del efecto invernadero y el cambio climático, al parecer debidos en gran parte a la contaminación asociada a la conversión y el uso de la energía obtenida a partir de combustibles fósiles convencionales1. Desde la perspectiva de la conversión en energía eléctrica, las energías alternativas se definen como alternativas a los hidrocarburos. En consecuencia la energía hidráulica, la solar, la eólica, la obtenible de biomasa, la geotérmica, la oceánica y la nuclear se consideran energías alternativas. 1 El consumo de energía tal como se lleva a cabo en las sociedades humanas hoy no solamente no es compatible con la preservación del ambiente, sino que no es compatible con la supervivencia de la especie. Una coexistencia aceptable entre energía y ambiente solo es posible introduciendo cambios profundos en la organización socio-económica. Cabe preguntarse acerca del incremento posible en el uso de la energía hidráulica para convertirla en energía eléctrica, y en sus posibles impactos ambientales. Pese a que en algunas regiones de nuestro planeta todavía se puede aumentar mucho la energía obtenible del caudal de los ríos, las investigaciones realizadas muestran que en las actuales condiciones de incremento poblacional y de consumo de energía, la energía hidráulica está condenada a permanecer como una fracción pequeña dentro de las fuentes primarias de energía eléctrica, con independencia de cualquier consideración relacionada con el ambiente.
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Energías Alternativas
Ministerio de Industria, Energía y Minería Introducción: Tal vez la única propiedad que se puede considerar presente en toda clase de materia es la propiedad extensiva conocida como energía. Cada vez que un sistema material interactúa con otro, esa interacción se manifiesta a través de cambios en el estado de los sistemas. Se puede asegurar que éstos han intercambiado energía. Como la energía se conserva, lo único que se puede hacer es convertirla de una forma a otra, comenzando a partir de las así llamadas fuentes primarias. Entre esas fuentes primarias se tienen los combustibles fósiles convencionales (petróleo, carbón y gas natural) y no convencionales (combustibles nucleares), así como la luz solar que alcanza el suelo, los vientos, los ríos, las corrientes oceánicas incluyendo las mares, y la biomasa, entre otras. En la presente era tecnológica las fuentes primarias se utilizan mayoritariamente (aunque no exclusivamente) para convertir su energía en energía eléctrica. En última instancia todas las fuentes de energía primaria están relacionadas con, se originan o se originaron a partir de la energía solar. La energía de los combustibles fósiles convencionales es energía solar almacenada como energía química por la actividad metabólica de seres vivos desaparecidos hace centenares de millones de años. Teniendo en cuenta el incremento del consumo de energía por una población mundial creciente, no cabe esperar que las reservas de combustibles fósiles convencionales duren más que unos cientos de años si continuaran siendo la fuente primaria dominante, como lo han sido hasta el presente (más del 80% del consumo se asocia con combustibles fósiles, menos de un 10% se asocia con el consumo de energía hidráulica). A este agotamiento que en la escala de tiempo de las sociedades humanas es de corto plazo, se añade el impacto ambiental de la quema de combustibles fósiles: el incremento del efecto invernadero y el cambio climático, al parecer debidos en gran parte a la contaminación asociada a la conversión y el uso de la energía obtenida a partir de combustibles fósiles convencionales1. Desde la perspectiva de la conversión en energía eléctrica, las energías alternativas se definen como alternativas a los hidrocarburos. En consecuencia la energía hidráulica, la solar, la eólica, la obtenible de biomasa, la geotérmica, la oceánica y la nuclear se consideran energías alternativas. 1 El consumo de energía tal como se lleva a cabo en las sociedades humanas hoy no solamente no es compatible con la preservación del ambiente, sino que no es compatible con la supervivencia de la especie. Una coexistencia aceptable entre energía y ambiente solo es posible introduciendo cambios profundos en la organización socio-económica. Cabe preguntarse acerca del incremento posible en el uso de la energía hidráulica para convertirla en energía eléctrica, y en sus posibles impactos ambientales. Pese a que en algunas regiones de nuestro planeta todavía se puede aumentar mucho la energía obtenible del caudal de los ríos, las investigaciones realizadas muestran que en las actuales condiciones de incremento poblacional y de consumo de energía, la energía hidráulica está condenada a permanecer como una fracción pequeña dentro de las fuentes primarias de energía eléctrica, con independencia de cualquier consideración relacionada con el ambiente.
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