“Todo tiempo pasado fue mejor”, dice con sorna este refrán tan popular. Y así es como vamos seleccionando los mejores momentos para acabar sumidos en una nostalgia que condiciona la percepción. Porque ese amor que se perdió sí, fue bonito cuando estuvo, pero también hubo alguno que otro desencuentro… ¿recuerdas?. Esa persona, o nosotros mismos, no llegamos a tiempo cuando se esperaba o, de cualquier manera, hubo algo que se pareció demasiado a lo imposible.
Y ese otro episodio que recordamos con rencor, seguramente tuvo sus buenos ratos, si es que permanecimos un tiempo participando de sus acontecimientos. Lo que acabó siendo nos gusta o nos disgusta pero, como mínimo, algo nos enseñó.
Los años de la infancia, de la adolescencia o de la primera juventud estuvieron llenos de colores pastel, pero también de grises oscuros, rojos intensos y blancos con tonos de nada. Dudas, inquietudes, abandonos e incertidumbres que la experiencia de los años siguientes parecieran no comprender aunque, por cierto, muchas veces se repiten con algunas variaciones en otros rostros, en otros espacios, en diferentes circunstancias, se tengan los años que se tengan.
El país que se dejó estaba lleno de paisajes hermosos, de risas, de gente querida, de momentos cuyas fotos se mantienen en nuestra memoria selectiva. Son esas vivencias las que permiten seguir adelante, al menos al principio. Pero poco a poco la vida en el nuevo lugar va creando historia, entre nuevos y no menos hermosos paisajes, diferentes pero no menos queridas personas y risas que frecuentemente se nublan con la melancolía.
Explicación:
A favor, una pequeña reflexión de por qué todo tiempo pasado fue mejor
Respuesta:
“Todo tiempo pasado fue mejor”, dice con sorna este refrán tan popular. Y así es como vamos seleccionando los mejores momentos para acabar sumidos en una nostalgia que condiciona la percepción. Porque ese amor que se perdió sí, fue bonito cuando estuvo, pero también hubo alguno que otro desencuentro… ¿recuerdas?. Esa persona, o nosotros mismos, no llegamos a tiempo cuando se esperaba o, de cualquier manera, hubo algo que se pareció demasiado a lo imposible.
Y ese otro episodio que recordamos con rencor, seguramente tuvo sus buenos ratos, si es que permanecimos un tiempo participando de sus acontecimientos. Lo que acabó siendo nos gusta o nos disgusta pero, como mínimo, algo nos enseñó.
Los años de la infancia, de la adolescencia o de la primera juventud estuvieron llenos de colores pastel, pero también de grises oscuros, rojos intensos y blancos con tonos de nada. Dudas, inquietudes, abandonos e incertidumbres que la experiencia de los años siguientes parecieran no comprender aunque, por cierto, muchas veces se repiten con algunas variaciones en otros rostros, en otros espacios, en diferentes circunstancias, se tengan los años que se tengan.
El país que se dejó estaba lleno de paisajes hermosos, de risas, de gente querida, de momentos cuyas fotos se mantienen en nuestra memoria selectiva. Son esas vivencias las que permiten seguir adelante, al menos al principio. Pero poco a poco la vida en el nuevo lugar va creando historia, entre nuevos y no menos hermosos paisajes, diferentes pero no menos queridas personas y risas que frecuentemente se nublan con la melancolía.
Explicación:
A favor, una pequeña reflexión de por qué todo tiempo pasado fue mejor
Espero que te ayude