EL MITO DE EDIPO EN LA TRADICIÓN CULTA OCCIDENTAL Y SUS INTERPRETACIONES.
PRAT FERRER, Juan José
El relato biográfico del héroe griego que mejor ha sobrevivido en la cultura contemporánea, Edipo (1), se ha mantenido en la tradición culta gracias al interés que ha suscitado no sólo entre estudiosos de las lenguas y literaturas clásicas, sino también, y sobre todo, gracias las teorías que los psicólogos desarrollaron sobre el complejo de Edipo. Este relato pertenece a un tipo que tuvo bastante difusión durante la Edad Media y perduró en la tradición oral europea por lo menos hasta más allá del primer tercio del siglo XX, aunque su estudio, a mi parecer, no ha sido tenido en cuenta en la inmensa mayoría de los análisis que se han hecho.
La versión más conocida de las aventuras y desventuras del héroe tebano es la que nos ha transmitido la tradición trágica griega, en especial las obras de Sófocles, Edipo rey y Edipo en Colono, y los Siete contra Tebas de Esquilo y en las Fenicias de Eurípides; también Séneca escribió una tragedia que tituló Edipo. La historia es, a grandes rasgos, como sigue:
Layo, hijo de Lábdaco, heredó el reino de Tebas de su padre muy de niño, encargándose de la regencia Licos, pero otros se apoderaron del reino y causaron su muerte. Layo pudo huir y fue acogido en la corte de Pélope, donde vivió durante algunos años; allí se enamoró de Crisipo, hijo del rey, muchacho de belleza deslumbrante, pero como éste no le hacía caso, acabó violándolo y entonces el príncipe se suicidó. Pélope expulsó a Layo de su reino y lo maldijo. Cuando los usurpadores del poder de Tebas desaparecieron, los tebanos llamaron a Layo para que ocupara el trono.
Layo casó con Yocasta, pero un oráculo predijo que el hijo que naciera sería la causa de muchas desgracias y de la muerte de su padre. Layo entonces evitó unirse a Yocasta, pero ella, despechada y sin saber la causa de su abandono, lo emborrachó y consiguió meterlo en la cama y yacer con él, quedando encinta de esta unión. Cuando nació el muchacho, Layo, temiendo la predicción del oráculo, ordenó que abandonaran al infante en un monte, tras haberle horadado los pies con un clavo y atado con una correa que se pasó por los agujeros para colgarlo como a un animal. El niño de los pies hinchados, éste es el significado de Edipo, fue recogido, contra todo pronóstico, por un pastor, que lo llevó al rey de Corinto, Pólibo, quien, casado con Mérope –a quien otros llaman Peribea–, no había tenido hijos. Estos lo adoptaron y criaron.
Edipo, que crecía aventajando a los demás en inteligencia y hermosura, disputaba un día con otros jóvenes, y un muchacho corintio le echó en cara que no se parecía en nada a sus pretendidos padres. Edipo marchó en busca de una respuesta al oráculo de Delfos y allí se le dijo que no regresara a su patria, pues allí no sólo mataría a su padre sino que también yacería incestuosamente con su madre. Entonces, para evitar esto, y como no dejaba de creer que Pólibo y Mérope fueran sus padres, decidió huir de Corinto.
Mientras, Hera, disgustada por los amores que Layo había tenido con Crisipo, envió a Tebas la Esfinge, monstruo con cuerpo de leona y cabeza de mujer. Esta solía colocarse en un alto cerca de Tebas; cuando veía a alguien, se lanzaba sobre él y le proponía una adivinanza, y si no la acertaba, lo mataba. Layo decidió ir a Delfos acompañado de su cochero Polifontes para hallar una solución. En el camino se encontró con Edipo; Layo le ordenó que se apartase para dar paso a alguien mejor que él; Edipo le contestó que sólo los dioses y sus padres lo superaban. Layo mandó entonces al auriga que continuase su camino; el carro atropelló a Edipo y le dañó uno de sus pies. Edipo, airado, mató al auriga con su lanza y dejó que Layo se enredara en las riendas y muriera arrastrado. Sólo escapó de la matanza un guardia que echó a correr hacia Tebas.
Cuando los tebanos se enteraron de que Layo había muerto, nombraron a Creonte regente del trono de su hermana Yocasta. La Esfinge ya había matado a uno de sus hijos (2), así que Creonte ofreció la mano de la reina y con ella la corona a quien librase a Tebas de tal monstruo. Uno de los enigmas que proponía era: “¿Cuáles son las dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra, que a su vez la engendra a ella?”. Otro enigma, aprendido de las Musas, era “¿cuál es el ser dotado de una sola voz que se apoya sucesivamente en cuatro, dos y tres patas?” (3). Edipo pasó por Tebas; se encontró con la Esfinge, descifró los enigmas, con lo que ella (según algunos, ayudada por Edipo (4)) se precipitó de lo alto de la roca (5). Sabido esto, los tebanos lo tomaron por rey, casándolo con Yocasta. Tuvo de este matrimonio dos hijos, Etéocles y Polinices y dos hijas, Antígona e Ísmene.
Respuesta:
EL MITO DE EDIPO EN LA TRADICIÓN CULTA OCCIDENTAL Y SUS INTERPRETACIONES.
PRAT FERRER, Juan José
El relato biográfico del héroe griego que mejor ha sobrevivido en la cultura contemporánea, Edipo (1), se ha mantenido en la tradición culta gracias al interés que ha suscitado no sólo entre estudiosos de las lenguas y literaturas clásicas, sino también, y sobre todo, gracias las teorías que los psicólogos desarrollaron sobre el complejo de Edipo. Este relato pertenece a un tipo que tuvo bastante difusión durante la Edad Media y perduró en la tradición oral europea por lo menos hasta más allá del primer tercio del siglo XX, aunque su estudio, a mi parecer, no ha sido tenido en cuenta en la inmensa mayoría de los análisis que se han hecho.
La versión más conocida de las aventuras y desventuras del héroe tebano es la que nos ha transmitido la tradición trágica griega, en especial las obras de Sófocles, Edipo rey y Edipo en Colono, y los Siete contra Tebas de Esquilo y en las Fenicias de Eurípides; también Séneca escribió una tragedia que tituló Edipo. La historia es, a grandes rasgos, como sigue:
Layo, hijo de Lábdaco, heredó el reino de Tebas de su padre muy de niño, encargándose de la regencia Licos, pero otros se apoderaron del reino y causaron su muerte. Layo pudo huir y fue acogido en la corte de Pélope, donde vivió durante algunos años; allí se enamoró de Crisipo, hijo del rey, muchacho de belleza deslumbrante, pero como éste no le hacía caso, acabó violándolo y entonces el príncipe se suicidó. Pélope expulsó a Layo de su reino y lo maldijo. Cuando los usurpadores del poder de Tebas desaparecieron, los tebanos llamaron a Layo para que ocupara el trono.
Layo casó con Yocasta, pero un oráculo predijo que el hijo que naciera sería la causa de muchas desgracias y de la muerte de su padre. Layo entonces evitó unirse a Yocasta, pero ella, despechada y sin saber la causa de su abandono, lo emborrachó y consiguió meterlo en la cama y yacer con él, quedando encinta de esta unión. Cuando nació el muchacho, Layo, temiendo la predicción del oráculo, ordenó que abandonaran al infante en un monte, tras haberle horadado los pies con un clavo y atado con una correa que se pasó por los agujeros para colgarlo como a un animal. El niño de los pies hinchados, éste es el significado de Edipo, fue recogido, contra todo pronóstico, por un pastor, que lo llevó al rey de Corinto, Pólibo, quien, casado con Mérope –a quien otros llaman Peribea–, no había tenido hijos. Estos lo adoptaron y criaron.
Edipo, que crecía aventajando a los demás en inteligencia y hermosura, disputaba un día con otros jóvenes, y un muchacho corintio le echó en cara que no se parecía en nada a sus pretendidos padres. Edipo marchó en busca de una respuesta al oráculo de Delfos y allí se le dijo que no regresara a su patria, pues allí no sólo mataría a su padre sino que también yacería incestuosamente con su madre. Entonces, para evitar esto, y como no dejaba de creer que Pólibo y Mérope fueran sus padres, decidió huir de Corinto.
Mientras, Hera, disgustada por los amores que Layo había tenido con Crisipo, envió a Tebas la Esfinge, monstruo con cuerpo de leona y cabeza de mujer. Esta solía colocarse en un alto cerca de Tebas; cuando veía a alguien, se lanzaba sobre él y le proponía una adivinanza, y si no la acertaba, lo mataba. Layo decidió ir a Delfos acompañado de su cochero Polifontes para hallar una solución. En el camino se encontró con Edipo; Layo le ordenó que se apartase para dar paso a alguien mejor que él; Edipo le contestó que sólo los dioses y sus padres lo superaban. Layo mandó entonces al auriga que continuase su camino; el carro atropelló a Edipo y le dañó uno de sus pies. Edipo, airado, mató al auriga con su lanza y dejó que Layo se enredara en las riendas y muriera arrastrado. Sólo escapó de la matanza un guardia que echó a correr hacia Tebas.
Cuando los tebanos se enteraron de que Layo había muerto, nombraron a Creonte regente del trono de su hermana Yocasta. La Esfinge ya había matado a uno de sus hijos (2), así que Creonte ofreció la mano de la reina y con ella la corona a quien librase a Tebas de tal monstruo. Uno de los enigmas que proponía era: “¿Cuáles son las dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra, que a su vez la engendra a ella?”. Otro enigma, aprendido de las Musas, era “¿cuál es el ser dotado de una sola voz que se apoya sucesivamente en cuatro, dos y tres patas?” (3). Edipo pasó por Tebas; se encontró con la Esfinge, descifró los enigmas, con lo que ella (según algunos, ayudada por Edipo (4)) se precipitó de lo alto de la roca (5). Sabido esto, los tebanos lo tomaron por rey, casándolo con Yocasta. Tuvo de este matrimonio dos hijos, Etéocles y Polinices y dos hijas, Antígona e Ísmene.
Respuesta:
Resumen: En la presente investigación, se estudia la tragedia Edipo, rey
desde la idea de justicia. Se analiza primeramente el tema del destino en la
filosofía cosmológica y en la etapa teológica griegas para considerar así,
después, las distintas hybris que sufrió Edipo
Explicación:
espero te sirva