Nos ocupamos ahora de un periodo que, desde el punto de vista de la investigación actual, es de una importancia particularmente grande. Se extiende sobre alrededor de 300 años los siglos XVI, XVII y XVIII e incluye el nacimiento y consolidación del moderno concepto de estado nacional. La economía de ese periodo, en particular la regulación por el estado del comercio externo a favor del poder nacional, se conocía como “el sistema ‘mercantil’” o “mercantilismo”.
Los países que adoptaron las políticas económicas del mercantilismo tuvieron, al menos al principio, gobiernos autoritarios y poderosos, monarquías absolutas desarrolladas tras la desintegración de los sistemas feudales descentralizados. Los gobernantes de ese periodo tenían poderes de largo alcance sobre las actividades de sus súbditos, mientras que las libertades individuales estuvieron en buena medida preteridas.
La revuelta final contra el mercantilismo se asoció con la promoción de los principios democráticos. En Inglaterra, la revolución democrática empezó en el último cuarto del siglo XVII; en Francia, cien años después. Por tanto, las políticas internas del mercantilismo variaron mucho, como entre Francia (y otros países continentales), por un lado, e Inglaterra, por otro. Había más similitud respecto de políticas económicas extranjeras, es decir, el impacto del estado respecto del comportamiento del comercio y las finanzas extranjeros.
Nos ocupamos ahora de un periodo que, desde el punto de vista de la investigación actual, es de una importancia particularmente grande. Se extiende sobre alrededor de 300 años los siglos XVI, XVII y XVIII e incluye el nacimiento y consolidación del moderno concepto de estado nacional. La economía de ese periodo, en particular la regulación por el estado del comercio externo a favor del poder nacional, se conocía como “el sistema ‘mercantil’” o “mercantilismo”.
Los países que adoptaron las políticas económicas del mercantilismo tuvieron, al menos al principio, gobiernos autoritarios y poderosos, monarquías absolutas desarrolladas tras la desintegración de los sistemas feudales descentralizados. Los gobernantes de ese periodo tenían poderes de largo alcance sobre las actividades de sus súbditos, mientras que las libertades individuales estuvieron en buena medida preteridas.
La revuelta final contra el mercantilismo se asoció con la promoción de los principios democráticos. En Inglaterra, la revolución democrática empezó en el último cuarto del siglo XVII; en Francia, cien años después. Por tanto, las políticas internas del mercantilismo variaron mucho, como entre Francia (y otros países continentales), por un lado, e Inglaterra, por otro. Había más similitud respecto de políticas económicas extranjeras, es decir, el impacto del estado respecto del comportamiento del comercio y las finanzas extranjeros.