Los consumidores quieren anuncios con personas reales e iguales que ellos
Una de las máximas tradicionales que se asociaban a cómo debía ser la publicidad era la de que esta debía apelar a los deseos de los consumidores, a lo que esperaban lograr o ser y no tanto a lo que eran y ya tenían. La publicidad era una ventana a un mundo directamente aspiracional en el que los problemas se acababan y las cosas se veían de un modo ultrapositivo. Era, por ejemplo, la época de los anuncios con protagonistas glamurosos que vivían en un mundo decididamente mejor que el propio.
Pero… ¿Sigue teniendo la publicidad que jugar con esos elementos? Al fin y al cabo, los consumidores han cambiado y sus expectativas también lo han hecho. Por ejemplo, los consumidores ahora quieren marcas cercanas a ellos y con las que se sientan identificadas y han empezado a priorizar cierto tipo de mensajes y de posiciones entre ellas. Los anuncios han comenzado a representar nuevas realidades y a emplear nuevos mensajes y personajes como gancho.
Y es que en los tiempos que corren los protagonistas de los anuncios ya no tienen que ser versiones idealizadas y aspiracionales de los potenciales consumidores, sino más bien elementos similares a ellos mismos. Como apuntan en las conclusiones de un estudio británico elaborado por Toluna y que recoge Campaign, usar a personas normales y corrientes en la publicidad ayuda ya a que las marcas conecten con sus potenciales consumidores. Poner a una persona que parezca real como protagonista de la publicidad hace que los espectadores conecten con ella.
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