1. El abusivo e insostenible uso de los recursos naturales no solo daña la salud del planeta, sino que arrasa con especies enteras y las hace desaparecer para siempre. La frenética perdida de biodiversidad hace que un millón de animales y plantas estén amenazadas actualmente. Otras, corrieron peor suerte. A continuación, repasamos algunas de las especies extintas que ya solo podemos rememorar.
2.Para tener una ecología sostenible necesitamos restaurar los hábitats perdidos por el desarrollo excesivo y la explotación excesiva del mundo natural. El mundo natural se sostiene y se mantiene activo gracias a las diferentes especies de animales que realizan sus actividades instintivas normales, que ayudan a sostener y mantener la ecología local. Mediante estas actividades normales, como buscar comida, hacer madrigueras, anidar, alimentarse, etc., las especies animales ayudan a propagar y “plantar” las semillas locales de esa zona. Como los animales autóctonos (incluyendo especies en peligro de extinción) suelen consumir las plantas que ayudan a propagar, o esas plantas son consumidas por otros animales, esto ayuda a crear una ecología equilibrada.
Pocos discutirían la idea de que la restauración de hábitats ofrece valor no sólo a las especies en peligro de extinción, sino en última instancia a la especie humana, ya que refuerza la ecología local y la hace más resistente. Una ecología local sana es más capaz de hacer frente a los cambios en los patrones climáticos y de recuperarse más rápidamente de las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos.
El reto es cómo restaurar el hábitat natural. Cuando se eliminó el hábitat, también lo hicieron los animales que lo vieron. La pérdida de estos “mantenedores” hace muy difícil que el hábitat se recupere sin la intervención humana. Fue la intervención humana la que causó el problema, así que a menudo hace falta la intervención humana para resolverlo.
Lo que hace falta es que las intervenciones humanas imiten y sustituyan temporalmente el papel de las especies animales que faltan, o que son muy reducidas. Cuando no quedan animales suficientes, los humanos tenemos que intervenir y desempeñar las funciones de esparcimiento y plantación de semillas que esos animales habrán proporcionado.
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1. El abusivo e insostenible uso de los recursos naturales no solo daña la salud del planeta, sino que arrasa con especies enteras y las hace desaparecer para siempre. La frenética perdida de biodiversidad hace que un millón de animales y plantas estén amenazadas actualmente. Otras, corrieron peor suerte. A continuación, repasamos algunas de las especies extintas que ya solo podemos rememorar.
2.Para tener una ecología sostenible necesitamos restaurar los hábitats perdidos por el desarrollo excesivo y la explotación excesiva del mundo natural. El mundo natural se sostiene y se mantiene activo gracias a las diferentes especies de animales que realizan sus actividades instintivas normales, que ayudan a sostener y mantener la ecología local. Mediante estas actividades normales, como buscar comida, hacer madrigueras, anidar, alimentarse, etc., las especies animales ayudan a propagar y “plantar” las semillas locales de esa zona. Como los animales autóctonos (incluyendo especies en peligro de extinción) suelen consumir las plantas que ayudan a propagar, o esas plantas son consumidas por otros animales, esto ayuda a crear una ecología equilibrada.
Pocos discutirían la idea de que la restauración de hábitats ofrece valor no sólo a las especies en peligro de extinción, sino en última instancia a la especie humana, ya que refuerza la ecología local y la hace más resistente. Una ecología local sana es más capaz de hacer frente a los cambios en los patrones climáticos y de recuperarse más rápidamente de las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos.
El reto es cómo restaurar el hábitat natural. Cuando se eliminó el hábitat, también lo hicieron los animales que lo vieron. La pérdida de estos “mantenedores” hace muy difícil que el hábitat se recupere sin la intervención humana. Fue la intervención humana la que causó el problema, así que a menudo hace falta la intervención humana para resolverlo.
Lo que hace falta es que las intervenciones humanas imiten y sustituyan temporalmente el papel de las especies animales que faltan, o que son muy reducidas. Cuando no quedan animales suficientes, los humanos tenemos que intervenir y desempeñar las funciones de esparcimiento y plantación de semillas que esos animales habrán proporcionado.