El dilema generalmente no implica una crisis moral o ética, pero la vida de la persona o el personaje puede cambiar como resultado de su decisión. Algunos ejemplos de dilemas clásicos incluyen: Decidir dónde ir a cenar en una primera cita. Incertidumbre sobre qué oferta de trabajo tomar.
¿cómo se redacta un dilema?
Debe aparecer muy claro el personaje principal, y que tiene que elegir entre dos opciones: (A) o (B). El planteamiento del dilema debe terminar siempre con preguntas del tipo: ¿qué debe/debería hacer X?, con el objetivo de que aparezca de forma clara la obligación moral del protagonista de la historia.
El dilema generalmente no implica una crisis moral o ética, pero la vida de la persona o el personaje puede cambiar como resultado de su decisión. Algunos ejemplos de dilemas clásicos incluyen: Decidir dónde ir a cenar en una primera cita. Incertidumbre sobre qué oferta de trabajo tomar.
¿cómo se redacta un dilema?
Debe aparecer muy claro el personaje principal, y que tiene que elegir entre dos opciones: (A) o (B). El planteamiento del dilema debe terminar siempre con preguntas del tipo: ¿qué debe/debería hacer X?, con el objetivo de que aparezca de forma clara la obligación moral del protagonista de la historia.