Respuesta: El cuento del cuento de la Bella Durmiente
(Se abre el telón del teatro y estamos en mitad de un bosque, bonito, claro. No olvidemos que los bosques son bonitos y que los zapatos se ponen en los pies; si no dejamos esto claro, no podremos seguir avanzando con claridad; sobre todo por el problema de los zapatos).
(Bueno, al lío; en el bonito bosque podemos ver a un señor, con sus zapatos, durmiendo como sólo pueden hacerlo los señores con bigote. Entiendo que no hay que aclarar que este señor tiene un buen mostacho, y duerme; el señor, con su bigote).
(Suena un trueno terrible y el señor despierta con un grito, mientras tira por los aires un montón de papeles).
PRESENTADOR.-
Mil pares de brujas… ¡Ya está!, ¡todo el guión por los suelos!
(El Presentador, que es el señor bigotudo que dormía, se pone a recoger los papeles diseminados por el suelo).
Página siete, página diez, página 1… Aquí está la tres, la ocho, la dos…
(Hace una pausa y mira hacia el público).
¡Chufa!, ¡el público!
(Pausa).
Porque, ¿sois el público, verdad?
(Una pausa para la respuesta).
PRESENTADOR.-
¡Chufa!, digo… ¡Buenas tardes! Todos bien sentados que comienza el cuento del cuento de la Bella Durmiente.
(Consulta sus hojas).
¡Ya está!, ¡todo el guión por los suelos!
(Mira de nuevo hacia el público).
Perdón, esto ya lo hemos vivido.
(Relee sus notas).
Estoy un poco perdido…
(Entra el Príncipe Azul).
PRÍNCIPE.-
¡Oh, princesa, vengo a despertarte de tu amargo sueño!
PRESENTADOR.-
¿Perdón?
PRÍNCIPE.-
¿Dónde está la dulce princesa?
PRESENTADOR.-
No sabría decirle… ¿Y usted es…?
PRÍNCIPE.-
El Príncipe Azul.
PRESENTADOR.-
Ya.
PRÍNCIPE.-
Te encontraré en tus sueños, princesa soñada.
(Sale el Príncipe).
PRESENTADOR.-
Esto es un lío, vaya que si.
(Sale tras el Príncipe).
(Se cierra el telón).
(Al poco, asoma el Presentador entre las cortinas).
PRESENTADOR.-
Perdón, ¿alguien ha visto al Príncipe Azul Cian?
(Respuesta).
PRESENTADOR.-
¿Tal vez al Príncipe Azul Celeste?
(Respuesta).
PRESENTADOR.-
Mala suerte…
(Sale).
(En off).
Tendría que haber preguntado por el Príncipe Azul de Prusia, que es más aristocrático.
(Se abre el telón y estamos en otro punto del bosque, y a un lado de la escena está la Bella Durmiente en un lecho de hojas y flores. La princesa duerme, faltaría más).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Vale, todo controlado; aquí está la Bella Durmiente.
(Entra el Príncipe).
PRÍNCIPE.-
Oh, dulce princesa; vengo a rescatarte de tu agónico sueño.
PRESENTADOR.-
Parece que el lío se ha arreglado, y yo puedo hacer mutis por el foro.
PRÍNCIPE.-
Te besaré, oh, princesa; y nos amaremos para siempre.
PRESENTADOR.-
La verdad es que soy un poco cotilla. Así que me quedaré aquí para ver el resto…
(El Príncipe se acerca hasta donde duerme la Princesa y le da un beso en los labios).
PRINCESA.-
(Que abre los ojos).
¿Pero, qué…?
(Y sin pensárselo dos veces le da un sonoro bofetón al Príncipe, que se tambalea por la escena del puro golpe).
PRÍNCIPE.-
Princesa, yo te amo…
(Le oímos balbucir).
PRINCESA.-
¿Tú estás loco, o qué?, ¿nos conocemos de algo?
(La Princesa se sienta en su lecho).
PRÍNCIPE.-
¡Estás embrujada!, pero con otro beso te liberaré.
(Se acerca hasta la Princesa dispuesto a besarla de nuevo, pero ella le da otro sonoro cachetón, que lo deja bailando en escena).
PRINCESA.-
Siempre el mismo rollo del príncipe que rescata a la princesa.
(Se pone en pie).
A mí no hace falta que me rescates, so memo.
(Mira al Presentador, que mira, asombrado por los sucesos recientes).
Y tú, ¿también quieres liberarme de algo?
PRESENTADOR.-
No, perdón; yo sólo soy un bulto; pura escenografía.
PRINCESA.-
Es que ese bigote que llevas es horroroso, la verdad.
PRESENTADOR.-
Ahora mismo me lo afeito. Ningún problema.
PRINCESA.-
Panda de memos.
(Sale).
PRESENTADOR.-
Por los bigotes de mi abuelo.
PRÍNCIPE.-
Princesa, ¿a dónde vas? Te rescataré, quieras o no quieras.
(Sale en pos de la chica).
PRESENTADOR.-
Yo no haría eso…
PRINCESA.-
(En off).
¿Tú otra vez?
(Se oye un golpe tremendo, que recuerda un poco al trueno que despertó al Presentador al principio de todo).
(El Príncipe entra tambaleándose en escena).
PRÍNCIPE.-
Me encantan las mujeres con carácter.
(Dicho lo cual, cae al suelo todo lo largo que es; el príncipe, que no el suelo, que es mucho más grande).
PRESENTADOR.-
(Se acerca hasta el caído).
¿Se encuentra usted bien?
(Sin respuesta).
¿Puede oírme?
(Idéntica respuesta).
Ahora hemos cambiado las tornas…
(Arrastra al inane hasta el lecho en el que estuviera la Princesa, y no sin dificultad tumba en él al Príncipe).
Así son las cosas y de esta manera se las hemos contado… Teníamos una Bella Princesa y terminamos con un Memo Príncipe…
Tal vez, dentro de algunos siglos, alguien vendrá y lo despertará. No sabemos si con un beso o con un buen despertador.
Respuesta: El cuento del cuento de la Bella Durmiente
(Se abre el telón del teatro y estamos en mitad de un bosque, bonito, claro. No olvidemos que los bosques son bonitos y que los zapatos se ponen en los pies; si no dejamos esto claro, no podremos seguir avanzando con claridad; sobre todo por el problema de los zapatos).
(Bueno, al lío; en el bonito bosque podemos ver a un señor, con sus zapatos, durmiendo como sólo pueden hacerlo los señores con bigote. Entiendo que no hay que aclarar que este señor tiene un buen mostacho, y duerme; el señor, con su bigote).
(Suena un trueno terrible y el señor despierta con un grito, mientras tira por los aires un montón de papeles).
PRESENTADOR.-
Mil pares de brujas… ¡Ya está!, ¡todo el guión por los suelos!
(El Presentador, que es el señor bigotudo que dormía, se pone a recoger los papeles diseminados por el suelo).
Página siete, página diez, página 1… Aquí está la tres, la ocho, la dos…
(Hace una pausa y mira hacia el público).
¡Chufa!, ¡el público!
(Pausa).
Porque, ¿sois el público, verdad?
(Una pausa para la respuesta).
PRESENTADOR.-
¡Chufa!, digo… ¡Buenas tardes! Todos bien sentados que comienza el cuento del cuento de la Bella Durmiente.
(Consulta sus hojas).
¡Ya está!, ¡todo el guión por los suelos!
(Mira de nuevo hacia el público).
Perdón, esto ya lo hemos vivido.
(Relee sus notas).
Estoy un poco perdido…
(Entra el Príncipe Azul).
PRÍNCIPE.-
¡Oh, princesa, vengo a despertarte de tu amargo sueño!
PRESENTADOR.-
¿Perdón?
PRÍNCIPE.-
¿Dónde está la dulce princesa?
PRESENTADOR.-
No sabría decirle… ¿Y usted es…?
PRÍNCIPE.-
El Príncipe Azul.
PRESENTADOR.-
Ya.
PRÍNCIPE.-
Te encontraré en tus sueños, princesa soñada.
(Sale el Príncipe).
PRESENTADOR.-
Esto es un lío, vaya que si.
(Sale tras el Príncipe).
(Se cierra el telón).
(Al poco, asoma el Presentador entre las cortinas).
PRESENTADOR.-
Perdón, ¿alguien ha visto al Príncipe Azul Cian?
(Respuesta).
PRESENTADOR.-
¿Tal vez al Príncipe Azul Celeste?
(Respuesta).
PRESENTADOR.-
Mala suerte…
(Sale).
(En off).
Tendría que haber preguntado por el Príncipe Azul de Prusia, que es más aristocrático.
(Se abre el telón y estamos en otro punto del bosque, y a un lado de la escena está la Bella Durmiente en un lecho de hojas y flores. La princesa duerme, faltaría más).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Vale, todo controlado; aquí está la Bella Durmiente.
(Entra el Príncipe).
PRÍNCIPE.-
Oh, dulce princesa; vengo a rescatarte de tu agónico sueño.
PRESENTADOR.-
Parece que el lío se ha arreglado, y yo puedo hacer mutis por el foro.
PRÍNCIPE.-
Te besaré, oh, princesa; y nos amaremos para siempre.
PRESENTADOR.-
La verdad es que soy un poco cotilla. Así que me quedaré aquí para ver el resto…
(El Príncipe se acerca hasta donde duerme la Princesa y le da un beso en los labios).
PRINCESA.-
(Que abre los ojos).
¿Pero, qué…?
(Y sin pensárselo dos veces le da un sonoro bofetón al Príncipe, que se tambalea por la escena del puro golpe).
PRÍNCIPE.-
Princesa, yo te amo…
(Le oímos balbucir).
PRINCESA.-
¿Tú estás loco, o qué?, ¿nos conocemos de algo?
(La Princesa se sienta en su lecho).
PRÍNCIPE.-
¡Estás embrujada!, pero con otro beso te liberaré.
(Se acerca hasta la Princesa dispuesto a besarla de nuevo, pero ella le da otro sonoro cachetón, que lo deja bailando en escena).
PRINCESA.-
Siempre el mismo rollo del príncipe que rescata a la princesa.
(Se pone en pie).
A mí no hace falta que me rescates, so memo.
(Mira al Presentador, que mira, asombrado por los sucesos recientes).
Y tú, ¿también quieres liberarme de algo?
PRESENTADOR.-
No, perdón; yo sólo soy un bulto; pura escenografía.
PRINCESA.-
Es que ese bigote que llevas es horroroso, la verdad.
PRESENTADOR.-
Ahora mismo me lo afeito. Ningún problema.
PRINCESA.-
Panda de memos.
(Sale).
PRESENTADOR.-
Por los bigotes de mi abuelo.
PRÍNCIPE.-
Princesa, ¿a dónde vas? Te rescataré, quieras o no quieras.
(Sale en pos de la chica).
PRESENTADOR.-
Yo no haría eso…
PRINCESA.-
(En off).
¿Tú otra vez?
(Se oye un golpe tremendo, que recuerda un poco al trueno que despertó al Presentador al principio de todo).
(El Príncipe entra tambaleándose en escena).
PRÍNCIPE.-
Me encantan las mujeres con carácter.
(Dicho lo cual, cae al suelo todo lo largo que es; el príncipe, que no el suelo, que es mucho más grande).
PRESENTADOR.-
(Se acerca hasta el caído).
¿Se encuentra usted bien?
(Sin respuesta).
¿Puede oírme?
(Idéntica respuesta).
Ahora hemos cambiado las tornas…
(Arrastra al inane hasta el lecho en el que estuviera la Princesa, y no sin dificultad tumba en él al Príncipe).
Así son las cosas y de esta manera se las hemos contado… Teníamos una Bella Princesa y terminamos con un Memo Príncipe…
Tal vez, dentro de algunos siglos, alguien vendrá y lo despertará. No sabemos si con un beso o con un buen despertador.
(Sale el Presentador).
(Se cierran las cortinas).
PRESENTADOR.-
(Que asoma entre las telas).
Olvidé decirlo… Fueron Inmensamente Normales…
(Desaparece tras los cortinajes).
FIN