Explicación: na infección bacteriana fatal, según los investigadores de la Universidad del Estado de Pensilvania.
En un estudio trienal, Andrew Stephenson y sus colegas analizan los efectos del transgén sobre la aptitud biológica, sobre el comportamiento herbívoro de los escarabajos del pepino, sobre la incidencia de los virus de mosaico y sobre la incidencia del marchitamiento bacteriano.
Los investigadores han descubierto que la ventaja de aptitud biológica que poseen las plantas resistentes a virus tiene un precio. «Las plantas que no poseen el transgén resistente a virus desarrollan la enfermedad viral», explica Stephenson, cuyo trabajo está financiado por la Fundación Nacional de Ciencias. «Sin embargo, como los escarabajos del pepino prefieren alimentarse de plantas sanas mejor que de plantas infectadas por virus, se concentran cada vez más en las plantas sanas, en su mayor parte transgénicas».
Los resultados demuestran que la prevalencia del marchitamiento bacteriano es mucho mayor en las plantas transgénicas que en las demás. «Cuando los escarabajos del pepino comienzan a alimentarse de plantas infectadas, absorben las bacterias a través de su sistema digestivo», explica Miruna Sasu, coautor del estudio publicado esta semana en la revista PNAS. «Esta alimentación abre heridas en las hojas y cuando las heces de los insectos entran en ellas, las bacterias llegan hasta las cañerías de la planta».
Respuesta: Ok
Explicación: na infección bacteriana fatal, según los investigadores de la Universidad del Estado de Pensilvania.
En un estudio trienal, Andrew Stephenson y sus colegas analizan los efectos del transgén sobre la aptitud biológica, sobre el comportamiento herbívoro de los escarabajos del pepino, sobre la incidencia de los virus de mosaico y sobre la incidencia del marchitamiento bacteriano.
Los investigadores han descubierto que la ventaja de aptitud biológica que poseen las plantas resistentes a virus tiene un precio. «Las plantas que no poseen el transgén resistente a virus desarrollan la enfermedad viral», explica Stephenson, cuyo trabajo está financiado por la Fundación Nacional de Ciencias. «Sin embargo, como los escarabajos del pepino prefieren alimentarse de plantas sanas mejor que de plantas infectadas por virus, se concentran cada vez más en las plantas sanas, en su mayor parte transgénicas».
Los resultados demuestran que la prevalencia del marchitamiento bacteriano es mucho mayor en las plantas transgénicas que en las demás. «Cuando los escarabajos del pepino comienzan a alimentarse de plantas infectadas, absorben las bacterias a través de su sistema digestivo», explica Miruna Sasu, coautor del estudio publicado esta semana en la revista PNAS. «Esta alimentación abre heridas en las hojas y cuando las heces de los insectos entran en ellas, las bacterias llegan hasta las cañerías de la planta».
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