La peligrosa tendencia de no administrar las vacunas indicadas por los organismos de salud mundial a los niños, influenciada por una campaña global de los denominados antivacunas basada en la creencia de que son dañinas e innecesarias, provoca graves consecuencias en la totalidad de la comunidad.
Vacunarse no es una opción personal puesto que no sólo afecta a un individuo sino que expone a graves consecuencias, incluida la muerte, a todos quienes le rodean.
Los argumentos más comunes de los detractores de las vacunas, son que revisten peligro, no ofrecen una inmunidad duradera, contienen tóxicos y provocan las enfermedades en vez de curarlas o prevenirlas. Todo lo anterior carece de base científica, explican los expertos, quienes advierten que el riesgo de no vacunar a los niños existe y es mortal.
“Las personas que no han llevado a vacunar a sus hijos, además de tenerlos desprotegidos, provocan que los hijos de todos los demás, junto con toda la población esté expuesta a un brote infeccioso”, señala el doctor en Ciencias Biológicas Ángel Oñate, académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción y presidente de la Sociedad Chilena de Inmunología.
“Las enfermedades infecciosas que se pueden prevenir se han eliminado o reducido fuertemente gracias a la vacunación”, explica el doctor Fernando Muñoz, jefe del Departamento de Inmunizaciones, División de Prevención y Control de Enfermedades, de la Subsecretaría de Salud Pública del Ministerio de Salud. En Chile contamos desde 1978 con un Programa Nacional de Inmunizaciones cuyos logros más importantes son la erradicación de la viruela (1950), de la poliomielitis (1975) y del sarampión (1992).
Lo cierto es que todas las vacunas tienen efectos colaterales, como afirma el doctor Oñate. “Los síntomas más frecuentes son inflamación local, fiebre, nauseas y vómitos. Aunque la intensidad de estos efectos dependen del nivel de sensibilidad inmunológica de cada persona”, agrega el especialista.
La peligrosa tendencia de no administrar las vacunas indicadas por los organismos de salud mundial a los niños, influenciada por una campaña global de los denominados antivacunas basada en la creencia de que son dañinas e innecesarias, provoca graves consecuencias en la totalidad de la comunidad.
Vacunarse no es una opción personal puesto que no sólo afecta a un individuo sino que expone a graves consecuencias, incluida la muerte, a todos quienes le rodean.
Los argumentos más comunes de los detractores de las vacunas, son que revisten peligro, no ofrecen una inmunidad duradera, contienen tóxicos y provocan las enfermedades en vez de curarlas o prevenirlas. Todo lo anterior carece de base científica, explican los expertos, quienes advierten que el riesgo de no vacunar a los niños existe y es mortal.
“Las personas que no han llevado a vacunar a sus hijos, además de tenerlos desprotegidos, provocan que los hijos de todos los demás, junto con toda la población esté expuesta a un brote infeccioso”, señala el doctor en Ciencias Biológicas Ángel Oñate, académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción y presidente de la Sociedad Chilena de Inmunología.
“Las enfermedades infecciosas que se pueden prevenir se han eliminado o reducido fuertemente gracias a la vacunación”, explica el doctor Fernando Muñoz, jefe del Departamento de Inmunizaciones, División de Prevención y Control de Enfermedades, de la Subsecretaría de Salud Pública del Ministerio de Salud. En Chile contamos desde 1978 con un Programa Nacional de Inmunizaciones cuyos logros más importantes son la erradicación de la viruela (1950), de la poliomielitis (1975) y del sarampión (1992).
Lo cierto es que todas las vacunas tienen efectos colaterales, como afirma el doctor Oñate. “Los síntomas más frecuentes son inflamación local, fiebre, nauseas y vómitos. Aunque la intensidad de estos efectos dependen del nivel de sensibilidad inmunológica de cada persona”, agrega el especialista.
Espero y te sirva.