Existe otra versión, recopilada por Serafin J. Garcia que narra lo siguiente:
Curundú y Yací se amaban apasionadamente desde la adolescencia. A la luz de la luna, se juraron amor, haciendo que sus sangres se mezclaran abriéndose heridas en los brazos con una uña de caracará.
Poco después el cacique Itapé, jefe de la tribu, llamó a su hija Araí, que era tan hermosa como altiva y le dijo:
- Me estoy poniendo viejo y no tengo ningún hijo varón. Preciso que te cases enseguida y me des un nieto capaz de sucederme al mando de la comunidad.? - Cual de los guerreros te agrada para esposo? - Curundú, respondió sin vacilar la joven, pero él está ciegamente prendado de Yací y no me corresponde. - Lo tendrás si así lo quieres, con tal de que me des el nieto que necesito.
Llamado a la presencia del cacique, Curundú se negó a casarse con Araí, aún a sabiendas del castigo que lo esperaba de acuerdo a la costumbre de la tribu. Lo amarraron a un algarrobo y lo dejaron para ser comido por los urubúes. Yaci, al enterarse, fue a morir junto con él.
A la noche se hizo presente CURUPÍ, el genio tutelar de los enamorados. Vengo a salvarlos –dijo- porque un amor como el de ustedes no puede morir jamás. Los convertiré en un casal de aves que será símbolo eterno de la fidelidad amorosa. Puso sobre ellos las manos y los convirtió en dos grandes aves de plumaje oscuro y fuertes puones que se elevaron por los aires en majestuoso vuelo, lanzando el grito onomatopéyico que les daría su nombre: Chajá
Existe otra versión, recopilada por Serafin J. Garcia que narra lo siguiente:
Curundú y Yací se amaban apasionadamente desde la adolescencia. A la luz de la luna, se juraron amor, haciendo que sus sangres se mezclaran abriéndose heridas en los brazos con una uña de caracará.
Poco después el cacique Itapé, jefe de la tribu, llamó a su hija Araí, que era tan hermosa como altiva y le dijo:
- Me estoy poniendo viejo y no tengo ningún hijo varón. Preciso que te cases enseguida y me des un nieto capaz de sucederme al mando de la comunidad.?
- Cual de los guerreros te agrada para esposo?
- Curundú, respondió sin vacilar la joven, pero él está ciegamente prendado de Yací y no me corresponde.
- Lo tendrás si así lo quieres, con tal de que me des el nieto que necesito.
Llamado a la presencia del cacique, Curundú se negó a casarse con Araí, aún a sabiendas del castigo que lo esperaba de acuerdo a la costumbre de la tribu.
Lo amarraron a un algarrobo y lo dejaron para ser comido por los urubúes. Yaci, al enterarse, fue a morir junto con él.
A la noche se hizo presente CURUPÍ, el genio tutelar de los enamorados. Vengo a salvarlos –dijo- porque un amor como el de ustedes no puede morir jamás. Los convertiré en un casal de aves que será símbolo eterno de la fidelidad amorosa.
Puso sobre ellos las manos y los convirtió en dos grandes aves de plumaje oscuro y fuertes puones que se elevaron por los aires en majestuoso vuelo, lanzando el grito onomatopéyico que les daría su nombre: Chajá