¿Es posible hacer periodismo con equilibrio? ¿El equilibrio es sólo repartir centimetraje entre las partes, informar lo que dicen unos y otros? Se entiende por equilibrio periodístico la toma de distancia respecto de las partes en conflicto � partidos políticos, bandos en guerra, iglesias, equipos de fútbol, etc.- para informar con independencia. Esto supone un trabajo investigativo para conocer a fondo las motivaciones de las partes, la naturaleza del conflicto y para encontrar propuestas de solución o de acercamiento, que sirvan a todas las partes.
Este ambicioso propósito se diferencia, radicalmente, de la práctica pasiva y mecánica de transcribir lo que dicen unos y otros, para que el receptor de información escoja. En este caso no se puede hablar de equilibrio, porque no se le entregan al receptor todos los elementos necesarios para que tome una decisión. Es, por tanto, una neutralidad mecánica.
Debe destacarse la obligación del periodista de obtener y compartir un conocimiento, de valor para quienes reciben su información este conocimiento ha de ser tan consistente y confiable, que pueda convertirse en un apoyo para el ejercicio de la libertad. En efecto, el acto de decidir, punto de partida para la actuación libre, necesita el conocimiento porque a mayor conocimiento, más posibilidades de decidir sin condicionamientos y en libertad.
Se puede afirmar que, en último término, el periodista informa, es decir transmite un conocimiento, para que la sociedad pueda ser libre.
A tan alta y dignificadota finalidad debe corresponder la calidad del trabajo periodístico, que no se limita a entregar una materia prima en bruto �los datos- sino procesada con los instrumentos de la crítica, del análisis, del examen a la luz de los antecedentes, los contextos y las consecuencias.
Documentación.
Jamás he alcanzado a comprender cómo los periodistas que luchan por la libertad de expresión, pueden ponerse al lado de los opresores o de los dictadores. Otra cosa que jamás he entendido es por que el debate sobre el compromiso a favor del respeto de los derechos humanos puede desligarse de un compromiso por una forma más ambiciosa del periodismo.
El compromiso del periodismo tiene como principal exigencia la verdad y, por tanto, la imparcialidad. Esta se encuentra en el corazón de la filosofía y de la metodología de una organización tan comprometida como Human Rights Watch. Evidentemente no se confunde con la noción de imparcialidad que en 1942 habría dado "un minuto a Hitler y un minuto a los judíos," sino con la obligación de aplicar en todos los campos, incluso en los de los demócratas, de los rebeldes y de las víctimas, los mismos criterios de investigación y difusión de la información. Y luego tomar parte.
Es la imparcialidad de la información la que, al lado de la fuerza de las convicciones, dibuja la verdadera naturaleza y las verdaderas intenciones de todos aquellos que ponen al periodismo bajo el estandarte de los derechos humanos. Es la calidad de la información la que otorga eficacia a la realidad. Incluso si el público llega a preferir la censura y no le gusta que se enturbien sus estereotipos y sus apriorismos, es la calidad de la información la que determina la credibilidad del periodismo y, por tanto, su capacidad para convencer. El compromiso con el periodismo es el mejor homenaje rendido al compromiso por los derechos del hombre.
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¿Es posible hacer periodismo con equilibrio? ¿El equilibrio es sólo repartir centimetraje entre las partes, informar lo que dicen unos y otros? Se entiende por equilibrio periodístico la toma de distancia respecto de las partes en conflicto � partidos políticos, bandos en guerra, iglesias, equipos de fútbol, etc.- para informar con independencia. Esto supone un trabajo investigativo para conocer a fondo las motivaciones de las partes, la naturaleza del conflicto y para encontrar propuestas de solución o de acercamiento, que sirvan a todas las partes.
Este ambicioso propósito se diferencia, radicalmente, de la práctica pasiva y mecánica de transcribir lo que dicen unos y otros, para que el receptor de información escoja. En este caso no se puede hablar de equilibrio, porque no se le entregan al receptor todos los elementos necesarios para que tome una decisión. Es, por tanto, una neutralidad mecánica.
Debe destacarse la obligación del periodista de obtener y compartir un conocimiento, de valor para quienes reciben su información este conocimiento ha de ser tan consistente y confiable, que pueda convertirse en un apoyo para el ejercicio de la libertad. En efecto, el acto de decidir, punto de partida para la actuación libre, necesita el conocimiento porque a mayor conocimiento, más posibilidades de decidir sin condicionamientos y en libertad.
Se puede afirmar que, en último término, el periodista informa, es decir transmite un conocimiento, para que la sociedad pueda ser libre.
A tan alta y dignificadota finalidad debe corresponder la calidad del trabajo periodístico, que no se limita a entregar una materia prima en bruto �los datos- sino procesada con los instrumentos de la crítica, del análisis, del examen a la luz de los antecedentes, los contextos y las consecuencias.
Documentación.
Jamás he alcanzado a comprender cómo los periodistas que luchan por la libertad de expresión, pueden ponerse al lado de los opresores o de los dictadores. Otra cosa que jamás he entendido es por que el debate sobre el compromiso a favor del respeto de los derechos humanos puede desligarse de un compromiso por una forma más ambiciosa del periodismo.
El compromiso del periodismo tiene como principal exigencia la verdad y, por tanto, la imparcialidad. Esta se encuentra en el corazón de la filosofía y de la metodología de una organización tan comprometida como Human Rights Watch. Evidentemente no se confunde con la noción de imparcialidad que en 1942 habría dado "un minuto a Hitler y un minuto a los judíos," sino con la obligación de aplicar en todos los campos, incluso en los de los demócratas, de los rebeldes y de las víctimas, los mismos criterios de investigación y difusión de la información. Y luego tomar parte.
Es la imparcialidad de la información la que, al lado de la fuerza de las convicciones, dibuja la verdadera naturaleza y las verdaderas intenciones de todos aquellos que ponen al periodismo bajo el estandarte de los derechos humanos. Es la calidad de la información la que otorga eficacia a la realidad. Incluso si el público llega a preferir la censura y no le gusta que se enturbien sus estereotipos y sus apriorismos, es la calidad de la información la que determina la credibilidad del periodismo y, por tanto, su capacidad para convencer. El compromiso con el periodismo es el mejor homenaje rendido al compromiso por los derechos del hombre.
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