A pesar de las grandes diferencias en tamaño que hay entre pastos, girasoles, tomates o rosales, la forma en que todas estas plantas desarrollan sus hojas y raíces parece tener algo en común. Pero, ¿qué?
Las plantas tienen características que permiten la supervivencia del hombre en la Tierra, y es que son ellas las encargadas de absorber la energía del Sol para transformarla en compuestos útiles para su crecimiento. Luego el hombre las utiliza como fuente de alimentos, distintos materiales, y energía para el consumo humano.
Sus hojas son los órganos fotosintéticamente activos que absorben la energía lumínica y que en la naturaleza pueden tomar infinitas formas, mientras que sus raíces que crecen por debajo de la tierra les sirven de sostén y para absorber nutrientes. A pesar de que a simple vista se vean tan diferentes en cuanto a formas y tamaños, las hojas y raíces de diferentes especies tienen algo en común: están conformadas por células. Más grandes, más chicas, alargadas, gordas o angostas, hojas y raíces deben sus tamaños a las actividades desarrolladas por estas células. La pregunta es ¿qué procesos celulares son principalmente responsables de las diferencias en tamaño de hojas y raíces de las distintas plantas?
Para abordar esta pregunta decidimos realizar un estudio en colaboración con el Profesor Gerrit TS Beemster del laboratorio IMPRES de la Universiteit Antwerpen en Amberes, Bélgica, que publicamos recientemente en la revista New Phytologist. En ese trabajo demostramos que las diferencias en tamaño entre hojas y raíces de distintas especies de eudicotiledóneas (como por ejemplo el girasol o la soja) y las gramíneas (generalmente de hojas alargadas como por ejemplo el césped, el arroz, el trigo o el maíz) están guiadas por los mismos procesos a nivel celular.
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Respuesta:
Plantas: tan diferentes pero tan iguales
A pesar de las grandes diferencias en tamaño que hay entre pastos, girasoles, tomates o rosales, la forma en que todas estas plantas desarrollan sus hojas y raíces parece tener algo en común. Pero, ¿qué?
Las plantas tienen características que permiten la supervivencia del hombre en la Tierra, y es que son ellas las encargadas de absorber la energía del Sol para transformarla en compuestos útiles para su crecimiento. Luego el hombre las utiliza como fuente de alimentos, distintos materiales, y energía para el consumo humano.
Sus hojas son los órganos fotosintéticamente activos que absorben la energía lumínica y que en la naturaleza pueden tomar infinitas formas, mientras que sus raíces que crecen por debajo de la tierra les sirven de sostén y para absorber nutrientes. A pesar de que a simple vista se vean tan diferentes en cuanto a formas y tamaños, las hojas y raíces de diferentes especies tienen algo en común: están conformadas por células. Más grandes, más chicas, alargadas, gordas o angostas, hojas y raíces deben sus tamaños a las actividades desarrolladas por estas células. La pregunta es ¿qué procesos celulares son principalmente responsables de las diferencias en tamaño de hojas y raíces de las distintas plantas?
Para abordar esta pregunta decidimos realizar un estudio en colaboración con el Profesor Gerrit TS Beemster del laboratorio IMPRES de la Universiteit Antwerpen en Amberes, Bélgica, que publicamos recientemente en la revista New Phytologist. En ese trabajo demostramos que las diferencias en tamaño entre hojas y raíces de distintas especies de eudicotiledóneas (como por ejemplo el girasol o la soja) y las gramíneas (generalmente de hojas alargadas como por ejemplo el césped, el arroz, el trigo o el maíz) están guiadas por los mismos procesos a nivel celular.