Adquirió gran importancia con la expansión de Roma,[4] y fue lengua oficial del imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de las preposiciones, mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las construcciones analíticas con preposiciones, mientras que se ha reducido la flexión nominal a marcar solo el género y el número, conservando los casos de declinación solo en los pronombres personales (estos tienen, además, un orden fijo en los sintagmas verbales).[a]
El latín originó un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances, como el español, francés, franco-provenzal, friulano, gallego, istriano, istrorrumano, italiano, ladino, ligur, lombardo, meglenorrumano, napolitano, occitano, piamontés, portugués, romanche, rumano, sardo, siciliano, valón, véneto, aragonés, arrumano, asturleonés, catalán, corso, emiliano-romañol, y otros ya extintos, como el dalmático. También ha influido en las palabras de las lenguas modernas debido a que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el español en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII), hasta prácticamente el siglo XIX.
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los Jesuitas✌
Explicación:
Adquirió gran importancia con la expansión de Roma,[4] y fue lengua oficial del imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de las preposiciones, mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las construcciones analíticas con preposiciones, mientras que se ha reducido la flexión nominal a marcar solo el género y el número, conservando los casos de declinación solo en los pronombres personales (estos tienen, además, un orden fijo en los sintagmas verbales).[a]
El latín originó un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances, como el español, francés, franco-provenzal, friulano, gallego, istriano, istrorrumano, italiano, ladino, ligur, lombardo, meglenorrumano, napolitano, occitano, piamontés, portugués, romanche, rumano, sardo, siciliano, valón, véneto, aragonés, arrumano, asturleonés, catalán, corso, emiliano-romañol, y otros ya extintos, como el dalmático. También ha influido en las palabras de las lenguas modernas debido a que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el español en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII), hasta prácticamente el siglo XIX.