El cuento comienza cuando el protagonista es mordido en el pie por una yararacusú, una serpiente venenosa. Inmediatamente, el hombre saca su machete y mata a la serpiente. Luego contempla la mordedura y siente un dolor agudo. Rápidamente siente puntadas desde el pie hasta la pantorrilla y sed en la garganta.
Llega al rancho con el pie completamente hinchado. Le pide a su mujer, Dorotea, que le sirva caña. Ella le sirve un vaso entero y el hombre lo toma sin sentirle el gusto a causa del veneno.
Se dirige a su canoa que está en la costa y comienza a palear hacia el centro del río Paraná para llegar en cinco horas a Tucurú-Pucú y buscar ayuda. No logra llegar porque sus manos se duermen y comienza a vomitar sangre. Su pierna se encuentra rígida y su vientre hinchado. Intenta pedirle ayuda a su compadre Alves, pero no recibe respuesta.
La canoa del hombre se encuentra a la deriva. Él comienza a sentirse mejor: “La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración” (148). El narrador dice que “el veneno comenzaba a irse, no había duda” (148).
Sin embargo, el hombre comienza a delirar. La canoa continúa avanzando a la deriva, girando sobre sí misma. De pronto, el hombre siente su cuerpo helado, estira los dedos de la mano y muere.
Respuesta:
Resumen
El cuento comienza cuando el protagonista es mordido en el pie por una yararacusú, una serpiente venenosa. Inmediatamente, el hombre saca su machete y mata a la serpiente. Luego contempla la mordedura y siente un dolor agudo. Rápidamente siente puntadas desde el pie hasta la pantorrilla y sed en la garganta.
Llega al rancho con el pie completamente hinchado. Le pide a su mujer, Dorotea, que le sirva caña. Ella le sirve un vaso entero y el hombre lo toma sin sentirle el gusto a causa del veneno.
Se dirige a su canoa que está en la costa y comienza a palear hacia el centro del río Paraná para llegar en cinco horas a Tucurú-Pucú y buscar ayuda. No logra llegar porque sus manos se duermen y comienza a vomitar sangre. Su pierna se encuentra rígida y su vientre hinchado. Intenta pedirle ayuda a su compadre Alves, pero no recibe respuesta.
La canoa del hombre se encuentra a la deriva. Él comienza a sentirse mejor: “La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración” (148). El narrador dice que “el veneno comenzaba a irse, no había duda” (148).
Sin embargo, el hombre comienza a delirar. La canoa continúa avanzando a la deriva, girando sobre sí misma. De pronto, el hombre siente su cuerpo helado, estira los dedos de la mano y muere.
Explicación: