Juego limpio[1] (en inglés, fair play) es una expresión muy utilizada para denominar el comportamiento leal y sincero, además de correcto, en el deporte; en especial fraterno hacia el contrincante u oponente, respetuoso ante el árbitro y adecuado con los asistentes. También es jugar sin hacer trampas y manteniendo una buena convivencia personal con los compañeros y rivales, sin groserías ni actos similares, no generando discusiones ni peleas. Es equivalente a los términos deportividad ("proceder deportivo", "ajustado a las normas de corrección") y espíritu deportivo.
La preocupación por el juego limpio ha ido en aumento en todo el mundo, ante la reiteración de conductas deportivas cuestionables (antideportivas),[2] no solo por parte de los jugadores, sino por parte también de dirigentes, patrocinadores, padres y familiares, árbitros, etc.
El juego limpio tiene una especial importancia para los niños y adolescentes, en una época en la que la profesionalización comienza a incidir sobre los deportistas a edades cada vez más tempranas.
La promoción del juego limpio es que no te ensucies nada, tienes que estar limpio, todo el uniforme tiene como objetivo primordial recuperar el sentimiento de "jugar" como una actividad naturalmente satisfactoria y generalmente agradable, honesta y divertida. Un aspecto esencial del juego limpio está relacionado con la superación de las nociones sociales de "competir", "ganar" y "perder", que implican la denigración del perdedor o derrotado, estimando únicamente al ganador o vencedor. Juego limpio no es jugar únicamente para ganar, sino saber perder y saber ganar; respetar al adversario: en caso de perder, aceptarlo sin recriminaciones al vencedor, y en caso de ganar no burlarse del perdedor.
Respuesta:
Juego limpio[1] (en inglés, fair play) es una expresión muy utilizada para denominar el comportamiento leal y sincero, además de correcto, en el deporte; en especial fraterno hacia el contrincante u oponente, respetuoso ante el árbitro y adecuado con los asistentes. También es jugar sin hacer trampas y manteniendo una buena convivencia personal con los compañeros y rivales, sin groserías ni actos similares, no generando discusiones ni peleas. Es equivalente a los términos deportividad ("proceder deportivo", "ajustado a las normas de corrección") y espíritu deportivo.
La preocupación por el juego limpio ha ido en aumento en todo el mundo, ante la reiteración de conductas deportivas cuestionables (antideportivas),[2] no solo por parte de los jugadores, sino por parte también de dirigentes, patrocinadores, padres y familiares, árbitros, etc.
El juego limpio tiene una especial importancia para los niños y adolescentes, en una época en la que la profesionalización comienza a incidir sobre los deportistas a edades cada vez más tempranas.
La promoción del juego limpio es que no te ensucies nada, tienes que estar limpio, todo el uniforme tiene como objetivo primordial recuperar el sentimiento de "jugar" como una actividad naturalmente satisfactoria y generalmente agradable, honesta y divertida. Un aspecto esencial del juego limpio está relacionado con la superación de las nociones sociales de "competir", "ganar" y "perder", que implican la denigración del perdedor o derrotado, estimando únicamente al ganador o vencedor. Juego limpio no es jugar únicamente para ganar, sino saber perder y saber ganar; respetar al adversario: en caso de perder, aceptarlo sin recriminaciones al vencedor, y en caso de ganar no burlarse del perdedor.